Murió Celso Furtado, uno de los economistas grandes

Falleció en San Pablo Celso Furtado (85 años). Era uno de los escasos economistas serios –o sea, creadores de doctrina- en Latinoamérica y uno de los principales herederos de Raúl Prébisch. Fue un gran teórico neokeinesiano del desarrollo.

22 noviembre, 2004

Adalid del pensamiento sistémico, en lo político lo fue de la izquierda y el centroizquierda. Aunque no de los cubanos ni sus réplicas regionales: había denunciado el monocultivo azucarero, perpetuado por imposición de la URSS. Pero, como economista, era resperado qun por quienes pertenecías a otras escuelas, aun los monetaristas. Colaboró con los presidente Juscelino Kubitschek, João Goulart y José Sarney.

Entre sus obras mayores figura la Superintencia de Desarrollo del Noreste orientada a la zona máspobre del Brasil. En escala nacional, sus ideas quedaron definido en “Formación económica del Brasil” (1958 edición castellana en 1960). Naturalmente, Luiz Inácio da Silva (Lula) declaró duelo nacional al día siguiente del deceso, ocurrido el viernes. Gesto si se quiere irónico, pues Lula y –antes- un discípulo de Furtado (Fernando Henrique Cardoso) se apartaron de su doctrina y abrazaron las más afines a los mercados financieros.

Pocos días antes de morir, el economista había enviado a Lula una dura misiva, ignorada por los medios en su país, Uruguay y Argentina. Ahí Furtado objetaba el despido de Carlos Lessa como presidente del Banco Nacional de Desarrollo Socioeconómico… por sus ideas “furtadistas”. Eso no obstó para que Lula dijera el domingo “pierdo un amigo, pero guardo sus ideales”.

Si Furtado no otbuvo en 2003 el Premio Nobel en economía fue por presiones, precisamente, de académicos “ortodoxos”, el Banco Mundial, el BID y el Fondo Monetario. Otra de sus criaturas, la Cepal, no lo apoyó: hace años que se ha convertido en un organismo estadigráfico influido por las teorías en boga.

Adalid del pensamiento sistémico, en lo político lo fue de la izquierda y el centroizquierda. Aunque no de los cubanos ni sus réplicas regionales: había denunciado el monocultivo azucarero, perpetuado por imposición de la URSS. Pero, como economista, era resperado qun por quienes pertenecías a otras escuelas, aun los monetaristas. Colaboró con los presidente Juscelino Kubitschek, João Goulart y José Sarney.

Entre sus obras mayores figura la Superintencia de Desarrollo del Noreste orientada a la zona máspobre del Brasil. En escala nacional, sus ideas quedaron definido en “Formación económica del Brasil” (1958 edición castellana en 1960). Naturalmente, Luiz Inácio da Silva (Lula) declaró duelo nacional al día siguiente del deceso, ocurrido el viernes. Gesto si se quiere irónico, pues Lula y –antes- un discípulo de Furtado (Fernando Henrique Cardoso) se apartaron de su doctrina y abrazaron las más afines a los mercados financieros.

Pocos días antes de morir, el economista había enviado a Lula una dura misiva, ignorada por los medios en su país, Uruguay y Argentina. Ahí Furtado objetaba el despido de Carlos Lessa como presidente del Banco Nacional de Desarrollo Socioeconómico… por sus ideas “furtadistas”. Eso no obstó para que Lula dijera el domingo “pierdo un amigo, pero guardo sus ideales”.

Si Furtado no otbuvo en 2003 el Premio Nobel en economía fue por presiones, precisamente, de académicos “ortodoxos”, el Banco Mundial, el BID y el Fondo Monetario. Otra de sus criaturas, la Cepal, no lo apoyó: hace años que se ha convertido en un organismo estadigráfico influido por las teorías en boga.

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