Moscú quiere cobrarle a TNK-BP casi US$ 800 millones en impuestos

Sobran incertidumbres políticas y económicas en Rusia. Eso traduce el intento de aplicar fuertes gravámenes tributarios al proyecto petrolero liderado por British Petroleum. Así empezó la crisis de Yukos...

13 abril, 2005

Como en el caso de Míjail Jodorkovski, sin sus componentes políticos, el emprendimiento conjunto TNK-BP ha recibido una cuenta impositiva que se remonta a 2001. Pero los US$ 145 millones mencionados ahí no fue lo que hizo caer 2,5% el índice bursátil líder. Más bien fueron los punitorios que elevan el monto a cerca de US$ 800 millones.

Por parte, una de las principales divisiones de TNK-BP, Tyumyen Oil, cedió 8%, mientras los directivos del grupo anunciaban que resistirán al gobierno por vía judicial. Dentro y fuera de Rusia. Por ahora, la situación de British Petroleum no peligra, pues TNK-BP recién se formó en 2003 y los socios rusos se hcieron cargo de casi todo el riesgo tributario.

El reclamo de las autoridades fiscales es el segundo ataque, basado en el balance de 2001, lanzado contra la compañía, un emprendimiento valuado en US$ 7.000 millones. Hay un costado político: Moscú acaba de anunciar que el derecho a abrir campos petrolíferos relevantes se limita en adelante a firmas con no menos de 51% del capital en manos rusas. Según Víktor Vekselberg –director ejecutivo de TNK-BP-, la oficicina impositiva federal (casi un instrumento al servicio de Vladyímir Putin y su proyecto de resovietización) ha comenzado a auditar las declaraciones posteriores a 2001.

Todo esto sucede semanas después de que Putin mismo denunciase, vía el “Financial Times”, una “ofensiva para impedir que las autoridaes verifiquen declaraciones tributarias y reduzcan de diez a tres años las limitaciones sobre nuevos negocios privados”. En realidad, era una campaña para reparar daños a la reputación del país, derivados justamente del desmebramiento del grupo Yukos esgrimiendo falsas deudas impositivas. Irónicamente, su promotor era Putin mismo.

Como es habitual, la cúpula del gobierno –formada en la ex KGB- no fue muy astuta. Las noticias sobre el caso TNK-BP coincidieron con la reunión anual, en Londres, del foro económico ruso (sucursal del de Davos). Ese mismo día, Putin estaba en Alemania anunciando, junto con el canciller Gerhard Schröder, la construcción de un gasoducto bajo el Báltico, para que gigante estatal Gazprom abastezca a Europa occidental.

En la actualidad, Rusia cubre 30% des necesidades energéticas germanas y más de 20% de las de la Unión Europea. Ello entraña una creciente dependencia europea respecto de Gazprom y, por elevación, ataduras políticas con Moscú. De paso, el futuro gasoducto reducirá la dependencia de Gazpromo respecto de Byelarús (Rusia Blanca, un satélite de Moscú también manejado por gente de la ex KGB) y Ucrania.

Por coincidencia, el lunes terminó la instrucción en primera instancia del proceso contra Jodorkovsky. Los jueces prometieron un veredicto sospechosamente rápido (se pronunciará el 27). El fundador y ex CEO de la casi extinta Yukos, rival político de Putin, ha sido acusado de evasión y fraude tributario. Pero la causa ha sido llevada siguiendo órdenes del propio gobierno, algo que admiten inclusive fiscales afines a Putin.

Como en el caso de Míjail Jodorkovski, sin sus componentes políticos, el emprendimiento conjunto TNK-BP ha recibido una cuenta impositiva que se remonta a 2001. Pero los US$ 145 millones mencionados ahí no fue lo que hizo caer 2,5% el índice bursátil líder. Más bien fueron los punitorios que elevan el monto a cerca de US$ 800 millones.

Por parte, una de las principales divisiones de TNK-BP, Tyumyen Oil, cedió 8%, mientras los directivos del grupo anunciaban que resistirán al gobierno por vía judicial. Dentro y fuera de Rusia. Por ahora, la situación de British Petroleum no peligra, pues TNK-BP recién se formó en 2003 y los socios rusos se hcieron cargo de casi todo el riesgo tributario.

El reclamo de las autoridades fiscales es el segundo ataque, basado en el balance de 2001, lanzado contra la compañía, un emprendimiento valuado en US$ 7.000 millones. Hay un costado político: Moscú acaba de anunciar que el derecho a abrir campos petrolíferos relevantes se limita en adelante a firmas con no menos de 51% del capital en manos rusas. Según Víktor Vekselberg –director ejecutivo de TNK-BP-, la oficicina impositiva federal (casi un instrumento al servicio de Vladyímir Putin y su proyecto de resovietización) ha comenzado a auditar las declaraciones posteriores a 2001.

Todo esto sucede semanas después de que Putin mismo denunciase, vía el “Financial Times”, una “ofensiva para impedir que las autoridaes verifiquen declaraciones tributarias y reduzcan de diez a tres años las limitaciones sobre nuevos negocios privados”. En realidad, era una campaña para reparar daños a la reputación del país, derivados justamente del desmebramiento del grupo Yukos esgrimiendo falsas deudas impositivas. Irónicamente, su promotor era Putin mismo.

Como es habitual, la cúpula del gobierno –formada en la ex KGB- no fue muy astuta. Las noticias sobre el caso TNK-BP coincidieron con la reunión anual, en Londres, del foro económico ruso (sucursal del de Davos). Ese mismo día, Putin estaba en Alemania anunciando, junto con el canciller Gerhard Schröder, la construcción de un gasoducto bajo el Báltico, para que gigante estatal Gazprom abastezca a Europa occidental.

En la actualidad, Rusia cubre 30% des necesidades energéticas germanas y más de 20% de las de la Unión Europea. Ello entraña una creciente dependencia europea respecto de Gazprom y, por elevación, ataduras políticas con Moscú. De paso, el futuro gasoducto reducirá la dependencia de Gazpromo respecto de Byelarús (Rusia Blanca, un satélite de Moscú también manejado por gente de la ex KGB) y Ucrania.

Por coincidencia, el lunes terminó la instrucción en primera instancia del proceso contra Jodorkovsky. Los jueces prometieron un veredicto sospechosamente rápido (se pronunciará el 27). El fundador y ex CEO de la casi extinta Yukos, rival político de Putin, ha sido acusado de evasión y fraude tributario. Pero la causa ha sido llevada siguiendo órdenes del propio gobierno, algo que admiten inclusive fiscales afines a Putin.

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