Sobre el tema versa el informe de la Bolsa de Comercio de Córdoba, con la firma de Fabio Ezequiel Ventre (subdirector del Instituto de Investigaciones Económicas ) y Martina González (Investigadora del Instituto de Investigaciones Económicas de la Bolsa)
En principio, la moneda no reemplazaría ni al peso en la Argentina ni al real en Brasil, sino que -al menos en su primera etapa- se utilizaría como herramienta para el comercio entre ambas naciones.
Está claro que no es factible que esta idea se ponga en marcha en el corto plazo, pero resulta de interés analizar cuál sería la implicancia de la creación de una moneda común en términos de poder adquisitivo.
Hoy, medido en dólares, el poder de compra del peso es el más bajo de toda la región.
El poder de compra del billete de mayor denominación de la Argentina -el de 1.000 pesos- al tipo de cambio oficial alcanza para 5,4 dólares oficiales.
Pese a que ese valor supera marginalmente al bolívar venezolano, si se hace el cálculo al tipo de cambio paralelo que es más representativo del poder de compra en moneda dura de la población, se pueden comprar solo 2,6 dólares: la peor marca de la región.
En el análisis comparativo amplio, fuera de la Argentina y Venezuela, Paraguay es el país en el que el billete de mayor denominación representa el menor poder adquisitivo: 13,5 dólares. En Colombia, Chile y Bolivia, su billete más grande permite comprar entre 20 y 30 dólares.
En el caso de Brasil, el billete de 200 reales equivale a 39,3 dólares: 15 veces más que el de 1.000 pesos argentinos valuado al tipo de cambio paralelo.
El podio de la región lo conforman Uruguay, Perú y México, donde su billete de mayor denominación alcanza para más de 50 dólares.
Las razones del deterioro del peso
Lo ocurrido con el peso es un síntoma más de los desequilibrios de la macroeconomía argentina y su reciente profundización.
Al momento que entró en circulación, el 1 de diciembre de 2017, el billete de 1.000 pesos equivalía a 58 dólares. No era necesario distinguir entre el tipo de cambio oficial y el paralelo para determinar su poder de compra en moneda dura, ya que no existía cepo alguno para la adquisición de divisas.
Si hubiera mantenido su valor, hoy sería el de mayor poder adquisitivo en toda la región.
En poco más de 5 años pasó a ubicarse en el último lugar del ranking tras perder un 96% de su poder de compra en dólares medido al tipo de cambio paralelo.
Este es el resultado lógico de una inflación que hoy se encuentra descontrolada y en ascenso. Esta, a su vez, deriva de la elevada emisión monetaria, que tiene origen en el déficit fiscal del gobierno nacional.
Mientras no se elimine el sesgo deficitario del sector público no podrá garantizarse la independencia del Banco Central ni, por ende, la estabilidad de los precios. Hasta que esto no ocurra, por más que se emitan billetes de mayor denominación, no podrá detenerse la destrucción del valor del peso argentino.