<p>Cada día es más claro que los acuerdos del 21 de julio en Bruselas, cuyo objeto era consolidar el Fondo Europeo por Estabilidad Financiera (FEEF), no han calmado a los mercados especulativos. Ahora, Merkel y Sarkozy son presionados para aceptar medidas poco gratas al Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional o el Eurogrupo.<br />
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En particular, plantear créditos conjuntos o algún tipo de aval garantizado por los diecisiete miembros de la Eurozona. Pero muchos analistas subrayan una contradicción: ese número abarca dos economías periféricas en terapia intensiva (Grecia, Portugal) y otras en capilla (Irlanda, Bélgica, Chipre, España e Italia).<br />
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Se espera hoy mismo que Merkel y Sarkozy anuncien propuestas orientadas a una solución transaccional. Vale decir, eurobonos. Peter Bofinger, asesor del gobierno alemán confirmó esas ideas, pero también dijo que ambos jefes de estado “no pueden abandonar el encuentro con las manos vacías. Algo deben sacar de la galera”.<br />
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La reunión en París fue anunciada hace pocos días, mientras surgían problemas de endeudamiento entre grandes bancos que asediaban a Francia, la segunda economía de la Unión Europea. Éstos se manifiestan en un rumor inevitable: las calificadoras podría bajar de AAA a AA+ las notas de entidades como Société Générale, Crédit Agricole, etc. <br />
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“El dilema actual es de hierro: eurobonos o el desastre”, señala Nicolas Kunis, analista macroeconómico de ABN Amro. “Estamos en vísperas de situaciones extremas”, agrega.<br />
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“Lo fundamental es persuadir a Merkel y Sarkozy de que, desde ahora, encaren las cosas con mucha seriedad”, apunta Myles Bradshaw (Pacific Investments Management, o sea Pimco). “Una señal clara de los alemanes podría tranquilizar a los mercados”.Hasta el momento, rescates gubernamentales sin precedentes (€ 365.000 millones) y compra de bonos soberanos no alcanzan a neutralizar la crisis.</p>
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Merkel y Sarkozy están desvelados por la deuda
La reunión de este martes entre la canciller de Alemania y el presidente de Francia, coincide con un clamor de los mercados. Inversores, bancas y operadores les exigen hacer más para desterrar los males que agobian a la Eurozona.