<p>Estas herramientas integran un plan presentado el martes por Angela Merkel y Nicolas Sarkozy. Ambos países –que suman 40% del producto bruto europeo- lograron unificar sus posturas en París. Desde ahora, ponen en marcha “un entendimiento perfecto contra toda forma de especulación”. En particular la que, partiendo de Londres y Nueva York, aprovecha estos días los síntomas de desaceleración económica exhibidos por Alemania y Francia.</p>
<p>La iniciativa políticamente más ambiciosa consiste en establecer un gobierno económico por encima de los diecisiete estados que conforman la Eurozona. Naturalmente, los ortodoxos se preguntan cómo armonizará ese esquema con el Banco Central Europeo, la propia comisión de Bruselas y el Eurogrupo.</p>
<p>En rigor, ya existía otro proyecto basado en las ideas de Tobin (Nobel 1981), en manos del Europarlamento. Las dos propuestas contemplan una junta de jefes de estado o gobierno, que se reunirá dos veces al año. El presidente del cuerpo durará dos años y medio. La noche del martes, Sarkozy puso una pica en Flandes, candidateando para el cargo al belga Herman van Rompuy, actual cabeza del consejo europeo.</p>
<p>Esta movida aparta del camino a Jean-Claude Trichet (BCE) y a José Manuel Durão Barroso, presidente de la comión europea (Bruselas). El segundo punto, la tasa Tobin versión 2011, tampoco es nuevo: Sarkozy la incluyó en la agenda del grupo de los 20, usando sus facultades como presidente temporario de la entidad. Sea como fuere, Alemania y Francia someterán en septiembre el nuevo plan a la Unión Europea, con el objeto de ponerlo en marcha en 2012.</p>
<p>Resta otro asunto: introducir en las constituciones de la Unión Europea una “regla de oro”, vinculada a la obligación de buscar el equilibrio fiscal. Pero se asemeja demasiado al pacto de Maastricht (1992), que imponía un techo de 2 a 3% del PBI a los déficit nacionales. Nunca fue cumplido, salvo por tres o cuatro países</p>
<p>Entretanto, la idea original de Tobin (retocada en 1992) era simple: para reducir las fluctuaciones monetarias, cada transacción debiera abonar una modesta sobretasa. Hace casi cuarenta años, el economista la fijaba en apenas 0,5% ad valorem. Este esquema –luego adoptado por Joseph Stiglitz, Nobel 2001- respondía al “golpe de estado” del 15 de agosto de 1971, hace justo cuatro decenios. Ese día, Richard Nixon suspendió para siempre la convertibilidad oro-dólar. La misma que hoy la ultraderecha republicana quiere restaurar.<br />
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Merkel y Sarkozy acordaron un plan ambicioso
Sin duda, el eje Berlín-París está decidido a sacar la Eurozona del pantano. Apelará a dos instrumentos heterodoxos: un supragobierno económico y un impuesto a transacciones financieras, derivado del esquema propuesto en 1972 por James Tobin.