lunes, 23 de diciembre de 2024

Más pesimismo: emergentes atacan el plan de los ricos

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Estallaron las tensiones: el Guardian reveló un documento secreto de los daneses y los emergentes reaccionaron con ira. Es un borrador de declaración final preparado por países del “primer mundo” y su difusión generó una borrasca en Copenhague.

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<p>No se trata de un papel oficial, pero su mero conocimiento envenena una cumbre que, el martes, parec&iacute;a encarrilarse tras una decisi&oacute;n de Barack Obama: estar en el cierre de las sesiones. Ahora, los pa&iacute;ses en desarrollo se niegan siquiera a tratar ese texto &ldquo;informal&rdquo;.<br />
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Su prop&oacute;sito no suena mal de por s&iacute;, salvo por lo distante de la fecha (2050). En efecto, reci&eacute;n para 2050 se habr&aacute;n definido derechos (&ldquo;cr&eacute;ditos&rdquo; por habitante) de contaminaci&oacute;n carb&oacute;nica. Ser&aacute;n dobles para las econom&iacute;as industriales respecto del resto. Por ende, el documento secreto rompe con el paradigma establecido en el protocolo de Kyoto (1997).<br />
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Tal como se&ntilde;alaba ese texto, los pa&iacute;ses ricos deben cargar con la mayor responsabilidad relativa al efecto invernadero. Pero el documento secreto plantea lo contrario; por ende, es inaceptable para los pa&iacute;ses emergentes y en desarrollo. Para peor, el eventual control de fondos quedar&aacute; en manos del Banco Mundial &ndash;entidad objetada por sus v&iacute;nculos con el sector privado anglosaj&oacute;n-, no ya de Naciones Unidas.<br />
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El holand&eacute;s Ivo de Boer (funcionario de la ONU en el tema) intentaba calmar los &aacute;nimos, pero el grupo de los 77, ex tercer mundo -creado en Bandung, 1955-, declar&oacute; que ese documento pone en peligro la conferencia en s&iacute; misma. Particularmente porque posterga de 2020 a 2050 el plazo para reducir la contaminaci&oacute;n v&iacute;a di&oacute;xido y mon&oacute;xido de carbono.<br />
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En s&iacute;ntesis, Copenhague torna a correr peligro de pincharse antes de tiempo. &ldquo;No tendremos un acuerdo vinculante&rdquo;, advirti&oacute; Jos&eacute; Manoel Dur&#7853;o Barroso, todav&iacute;a presidente de la comisi&oacute;n europea. Ir&oacute;nicamente, la culpa es de la Uni&oacute;n Europea y su duro negociador principal, Andreas Calgren, que ha retirado de tablas la posibilidad &ndash;m&aacute;s ambiciosa- de limitar hacia 2020, 30% de emisiones contaminantes, en relaci&oacute;n con 1990.</p>
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