Marcha contra el FMI

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Prevén una movilización multitudinaria contra la política financiera del FMI. Participarán sectores eclesiásticos, de izquierda tradicional, justicialistas y partidarios de la Alianza.

El chileno Tomás Reichmann , que encabeza por 48 horas la misión del FMI, trabaja desde ayer con los técnicos argentinos en el análisis de las cuentas fiscales. Se personificará en él, de alguna manera, las reacción contra la institución que, hasta ahora tenía una destinataria clara: la ítalo-armenia Teresa Ter Minassián.

Las calles céntricas de Buenos Aires serán el escenario de una demostración popular, presumiblemente masiva, contra los efectos de la globalización impuesta por los centros financieros internacionales a los países menos desarrollados.

Fuentes policiales se atrevieron a anticipar una concurrencia de no menos de 40.000 personas, lo que no es poco en vista de la reticencia con que la institución maneja este tipo de cifras. Por lo pronto, para garantizar su propia seguridad, los organizadores han preparado a 500 hombres con el cometido de disuadir posibles provocaciones.

Sin dudas Hugo Moyano se relame ante las perspectivas que se le abren. A su propia gente se le suma la CTA de Di Gennaro , la forzada venia de Daer para que los afiliados de los gremios de Azopardo tengan libertad de acción, el apoyo de la Iglesia, con la presencia del laico secretario de la Comisión de Pastoral Social, Guillermo García Caliendo, de ocho organismos de derechos humanos, de sectores de la izquierda tradicional y de un sector reducido, pero con significación política, de militantes de la Alianza, no sólo frepasistas que alguna vez militaron en el peronismo antimenemista, sino también afiliados al radicalismo.

Otro aspecto distintivo de esta marcha, señalado por los observadores, es que al lado, o cerca, de Moyano se encontrarán los empleados estatales, los estudiantes que abominan del recorte del presupuesto universitario y hasta los periodistas solidarizados con el personal de la agencia oficial de noticias Télam, víctima de las tijeras presupuestarias.

Eduardo Duhalde vuelve a la calle, encabezando la columna del Partido Justicialista de Buenos Aires, cuya presidencia ejerce con el beneplácito del influyente gobernador Carlos Ruckauf. Con la cooperación del vicegobernador Felipe Solá se ocupó, junto con varios intendentes del Gran Buenos Aires, de preparar la afluencia de millares de partidarios que llegarán en caravanas de autobuses.

Como en los movimientos registrados en ciudades del hemisferio norte, será una concentración heterogénea y, presumiblemente, multitudinaria. Resta ver si, como aspiran sus organizadores, no se verá desbordada por estallidos de violencia.

El chileno Tomás Reichmann , que encabeza por 48 horas la misión del FMI, trabaja desde ayer con los técnicos argentinos en el análisis de las cuentas fiscales. Se personificará en él, de alguna manera, las reacción contra la institución que, hasta ahora tenía una destinataria clara: la ítalo-armenia Teresa Ter Minassián.

Las calles céntricas de Buenos Aires serán el escenario de una demostración popular, presumiblemente masiva, contra los efectos de la globalización impuesta por los centros financieros internacionales a los países menos desarrollados.

Fuentes policiales se atrevieron a anticipar una concurrencia de no menos de 40.000 personas, lo que no es poco en vista de la reticencia con que la institución maneja este tipo de cifras. Por lo pronto, para garantizar su propia seguridad, los organizadores han preparado a 500 hombres con el cometido de disuadir posibles provocaciones.

Sin dudas Hugo Moyano se relame ante las perspectivas que se le abren. A su propia gente se le suma la CTA de Di Gennaro , la forzada venia de Daer para que los afiliados de los gremios de Azopardo tengan libertad de acción, el apoyo de la Iglesia, con la presencia del laico secretario de la Comisión de Pastoral Social, Guillermo García Caliendo, de ocho organismos de derechos humanos, de sectores de la izquierda tradicional y de un sector reducido, pero con significación política, de militantes de la Alianza, no sólo frepasistas que alguna vez militaron en el peronismo antimenemista, sino también afiliados al radicalismo.

Otro aspecto distintivo de esta marcha, señalado por los observadores, es que al lado, o cerca, de Moyano se encontrarán los empleados estatales, los estudiantes que abominan del recorte del presupuesto universitario y hasta los periodistas solidarizados con el personal de la agencia oficial de noticias Télam, víctima de las tijeras presupuestarias.

Eduardo Duhalde vuelve a la calle, encabezando la columna del Partido Justicialista de Buenos Aires, cuya presidencia ejerce con el beneplácito del influyente gobernador Carlos Ruckauf. Con la cooperación del vicegobernador Felipe Solá se ocupó, junto con varios intendentes del Gran Buenos Aires, de preparar la afluencia de millares de partidarios que llegarán en caravanas de autobuses.

Como en los movimientos registrados en ciudades del hemisferio norte, será una concentración heterogénea y, presumiblemente, multitudinaria. Resta ver si, como aspiran sus organizadores, no se verá desbordada por estallidos de violencia.

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