<p>De modo enfático, el ministro de Asuntos Exteriores británico, William Hague, criticó la renacionalización de 51% de la tenencia accionaria de la hispana Repsol en la petrolera argentina, y apoyó todo esfuerzo español y de la Unión Europea –agregó- para asegurar que las autoridades argentinas respeten sus compromisos internacionales.<br />
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España insinúa que responderá afectando objetivos comerciales y también energéticos. Según Hague, la decisión sobre YPF se suma a otras medidas comerciales y de inversión que dañan intereses varios de negocios, pero que además –afirma- deteriora la economía argentina.<br />
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Londres se siente pisando ahora terreno firme. En las últimas semanas, tras el 30º aniversario de la guerra en Malvinas, la iniciativa diplomática argentina se había hecho notar con especial respaldo de la región latinoamericana y también de España, que ha sido abogada de Buenos Aires en esta materia, hasta ahora.<br />
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Pero el cambio de clima fue evidente en la reciente Cumbre de Cartagena, apenas 48 horas antes del anuncio de la expropiación. Ni en el discurso inaugural del Presidente de Colombia, anfitrión del encuentro, ni durante las sesiones o el final, se llegó a mencionar el caso Malvinas. Lo que explica el entusiasmo británico.<br />
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Tras las gestiones de Mariano Rajoy, presidente de gobierno español, en México con países del G 20, durante esta semana se conocerá en detalle la respuesta oficial española a la medida del gobierno argentino.<br />
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España tiene cuantiosas y estratégicas inversiones en la región. No puede reaccionar como una antigua potencia colonial (aunque algunos funcionarios parecen entusiasmados con ese proyecto) pero sí debe hacerlo como una potencia europea mediana, socia de un conglomerado todavía poderoso: la UE.<br />
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Entre tanto, Repsol ya hizo saber que, con la nueva situación, deberá reducir el pago del próximo dividendo.</p>
Madrid gana respaldo de Londres sobre YPF
En ninguna parte se recibió con más beneplácito la expropiación de YPF por parte del gobierno argentino que en Gran Bretaña. De inmediato se respaldó a España a quien se secunda en la campaña diplomática montada por el gobierno hispano contra la medida. La primera ganancia: en la Cumbre de Cartagena se habló de todo menos de Malvinas.