Los subsidios al sector privado serán el eje del ajuste en 2008

Gane quien gane las elecciones, lo espera la reposición del superávit fiscal al nivel con que arrancó el modelo económico en curso.

22 agosto, 2007

La consultora Prefinex prevé que se trazará una línea al aumento de los subsidios en el 20 %. El 42 % que se dio por encima tendría que ser repartido entre las tarifas que se suban en el próximo gobierno.

Los economistas Nicolás Bridger y Osvaldo Cato, de la consultora Prefinex, dieron a conocer un informe que analiza las posibilidades poselectorales para bajar el gasto público, de las que surge claramente que los rubros que más aumentaron en el último año han sido las prestaciones a la seguridad social y las transferencias al sector privado, lo cual anticipa el gran debate que se viene: la política de subsidios.

Los aportes estatales a los privados totalizan este año $ 27.134 millones, contra $ 16.212 millones que se entregaron en total a las provincias y $ 18.043 millones que se pagan en remuneraciones al personal. Sólo supera esa suma las prestaciones a la seguridad social, con $ 49.724.
Este último ítem subió 76,5 % este año.

El análisis que efectúa Prefinex parte de la crisis hipotecaria de EE.UU., que “golpeó fuerte a los mercados internacionales obligando a los bancos centrales (BCE, Fed, BOJ) a intervenir inyectando liquidez. Si bien no hay evidencia de que el actual problema de liquidez se convierta en uno de solvencia, está claro que la situación externa que enfrentará el próximo gobierno será menos benigna que la actual, en un contexto donde los grados de libertad de política económica se han reducido”.

Continúa el informe:
Los desafíos inmediatos en materia económica para quien resulte victorioso en octubre son:
• Ponerle un freno a la inflación creciente, normalización del INDEC mediante.
• Establecer un horizonte temporal de provisión energética, lo cual exigiría una corrección en las tarifas residenciales.
• Controlar un gasto público que experimentó una suba explosiva en 2007.

La manera en que se encaren estos temas durante los primeros 100 días de gobierno será una señal clara del perfil de la administración entrante y dará una pauta sobre la dinámica de la economía en los próximos años.
En este sentido, creemos conveniente analizar en detalle la evolución de las cuentas fiscales en el último año, para intentar determinar la factibilidad de una eventual vuelta a la disciplina fiscal, uno de los pilares fundamentales de la sostenibilidad del actual modelo.

Festival de gasto público

Desde la salida de la Convertibilidad, el cuidado de la caja ha sido una de las prioridades del gobierno. En 2004 el superávit primario nacional alcanzó 3,9% del PBI y, si bien observó un descenso en los dos años subsiguientes, se ubicó en niveles casi inéditos en la historia argentina.
Sin embargo el 2007 marcó un quiebre.

El crecimiento del gasto primario fue de 42%, muy por encima del sólido 30% que registró la recaudación. Así, el año estaría cerrando con un superávit primario de 2,5% del PBI, 1 punto menos que en 2006. Habría que mencionar que este último guarismo incluye cierto “maquillaje contable” con el objeto de ocultar el deterioro fiscal.

Analizar los rubros que impulsaron la suba del gasto es un ejercicio que debe hacerse para evaluar la posibilidad de una vuelta a la racionalidad fiscal el año próximo.

De acuerdo con el esquema ahorroinversión publicado por el Ministerio de Economía, las partidas que registraron mayores subas fueron:

Prestaciones de seguridad social (+77%). Explica más de la mitad del aumento del gasto primario. Responde a las consecuencias de las reformas al sistema previsional impuesto por las leyes 24.476 (moratoria provisional), 25.944 (jubilación anticipada) y 26.222 (reforma previsional) que implicaron una suba tanto en los receptores (1 millón adicional de jubilados y pensionados) como en el haber promedio (25% de aumento) respecto a 2006.

Transferencias al sector privado (+62%). Explica 25% de la suba del total del gasto primario. En este caso la expansión responde a los subsidios crecientes que exige el mantenimiento de las tarifas de los servicios públicos (energía residencial y transporte). Un ejemplo fue la importación de gas para paliar la crisis energética a un precio de US$ 5 por BTU, cuando el precio local es de US$ 1 por BTU.

Remuneraciones (+33%). Consecuencia de una suba en la remuneración promedio (+19%) y un aumento de la cantidad de empleados (+11%).

¿Cuáles podrían ser los escenarios post electorales?

Suponiendo una leve desaceleración en la recaudación impositiva hacia niveles del 25% interanual, recuperar una mayor solidez fiscal en 2008 (superávit primario por encima de 3% del PBI) exigiría que la tasa de crecimiento del gasto primario se reduzca a un ritmo de 21% interanual.

¿Cuál es la factibilidad de este ajuste?

En términos generales, no quedan dudas que reducir la tasa de crecimiento no debería ser problemático. Veamos los conceptos con mayor incremento en 2007:
• Luego de las reformas aplicadas al sistema provisional, en 2008 no debería observarse un alza por encima de 20% (Este guarismo incluye el reciente aumento de 15% y una suba adicional de 10% en septiembre del año próximo).
• Respecto a las remuneraciones, un incremento de 20% es razonable, suponiendo que no se produce una expansión en la planta de empleados.
• El punto más problemático es el referente a las transferencias al sector privado. Desacelerar la tasa de crecimiento demandaría una modificación en la política de subsidios. Una posible solución políticamente aceptable sería reducir por debajo de 20% la suba de estos subsidios, y el resto otorgarlo en incrementos de tarifas.

Lograr este nivel de superávit tendría varios impactos positivos. Por un lado, reduciría la demanda lo cual traería aparejado una menor presión inflacionaria liberando, al mismo tiempo, fondos para la compra de dólares. Esto implicaría mantener el tipo de cambio real elevado, lo cual dejaría conforme al sector productivo local y mantendría estable las finanzas públicas. La capacidad de repago de la Argentina mejoraría, generando mayor confianza.

Caso contrario, continuar en el actual sendero de suba del gasto público debilitaría al superávit primario aun más, el cuál se convertiría en déficit durante el 2009.

Si las señales poselectorales estuviesen sesgadas hacia un escenario de este tipo, los agentes económicos lo descontarán produciéndose caídas fuertes en la inversión. Todo esto llevaría al país a una recesión durante 2009.

Considerando las enseñanzas de la historia económica argentina, el carácter pragmático del oficialismo y su obsesión por la caja, este último escenario es improbable. Aunque la forma de evitarlo incluya caminos virtuosos (baja de gasto) y no virtuosos (suba de presión tributaria), buscarán mantener las cuentas públicas en orden, finaliza el reporte.

La consultora Prefinex prevé que se trazará una línea al aumento de los subsidios en el 20 %. El 42 % que se dio por encima tendría que ser repartido entre las tarifas que se suban en el próximo gobierno.

Los economistas Nicolás Bridger y Osvaldo Cato, de la consultora Prefinex, dieron a conocer un informe que analiza las posibilidades poselectorales para bajar el gasto público, de las que surge claramente que los rubros que más aumentaron en el último año han sido las prestaciones a la seguridad social y las transferencias al sector privado, lo cual anticipa el gran debate que se viene: la política de subsidios.

Los aportes estatales a los privados totalizan este año $ 27.134 millones, contra $ 16.212 millones que se entregaron en total a las provincias y $ 18.043 millones que se pagan en remuneraciones al personal. Sólo supera esa suma las prestaciones a la seguridad social, con $ 49.724.
Este último ítem subió 76,5 % este año.

El análisis que efectúa Prefinex parte de la crisis hipotecaria de EE.UU., que “golpeó fuerte a los mercados internacionales obligando a los bancos centrales (BCE, Fed, BOJ) a intervenir inyectando liquidez. Si bien no hay evidencia de que el actual problema de liquidez se convierta en uno de solvencia, está claro que la situación externa que enfrentará el próximo gobierno será menos benigna que la actual, en un contexto donde los grados de libertad de política económica se han reducido”.

Continúa el informe:
Los desafíos inmediatos en materia económica para quien resulte victorioso en octubre son:
• Ponerle un freno a la inflación creciente, normalización del INDEC mediante.
• Establecer un horizonte temporal de provisión energética, lo cual exigiría una corrección en las tarifas residenciales.
• Controlar un gasto público que experimentó una suba explosiva en 2007.

La manera en que se encaren estos temas durante los primeros 100 días de gobierno será una señal clara del perfil de la administración entrante y dará una pauta sobre la dinámica de la economía en los próximos años.
En este sentido, creemos conveniente analizar en detalle la evolución de las cuentas fiscales en el último año, para intentar determinar la factibilidad de una eventual vuelta a la disciplina fiscal, uno de los pilares fundamentales de la sostenibilidad del actual modelo.

Festival de gasto público

Desde la salida de la Convertibilidad, el cuidado de la caja ha sido una de las prioridades del gobierno. En 2004 el superávit primario nacional alcanzó 3,9% del PBI y, si bien observó un descenso en los dos años subsiguientes, se ubicó en niveles casi inéditos en la historia argentina.
Sin embargo el 2007 marcó un quiebre.

El crecimiento del gasto primario fue de 42%, muy por encima del sólido 30% que registró la recaudación. Así, el año estaría cerrando con un superávit primario de 2,5% del PBI, 1 punto menos que en 2006. Habría que mencionar que este último guarismo incluye cierto “maquillaje contable” con el objeto de ocultar el deterioro fiscal.

Analizar los rubros que impulsaron la suba del gasto es un ejercicio que debe hacerse para evaluar la posibilidad de una vuelta a la racionalidad fiscal el año próximo.

De acuerdo con el esquema ahorroinversión publicado por el Ministerio de Economía, las partidas que registraron mayores subas fueron:

Prestaciones de seguridad social (+77%). Explica más de la mitad del aumento del gasto primario. Responde a las consecuencias de las reformas al sistema previsional impuesto por las leyes 24.476 (moratoria provisional), 25.944 (jubilación anticipada) y 26.222 (reforma previsional) que implicaron una suba tanto en los receptores (1 millón adicional de jubilados y pensionados) como en el haber promedio (25% de aumento) respecto a 2006.

Transferencias al sector privado (+62%). Explica 25% de la suba del total del gasto primario. En este caso la expansión responde a los subsidios crecientes que exige el mantenimiento de las tarifas de los servicios públicos (energía residencial y transporte). Un ejemplo fue la importación de gas para paliar la crisis energética a un precio de US$ 5 por BTU, cuando el precio local es de US$ 1 por BTU.

Remuneraciones (+33%). Consecuencia de una suba en la remuneración promedio (+19%) y un aumento de la cantidad de empleados (+11%).

¿Cuáles podrían ser los escenarios post electorales?

Suponiendo una leve desaceleración en la recaudación impositiva hacia niveles del 25% interanual, recuperar una mayor solidez fiscal en 2008 (superávit primario por encima de 3% del PBI) exigiría que la tasa de crecimiento del gasto primario se reduzca a un ritmo de 21% interanual.

¿Cuál es la factibilidad de este ajuste?

En términos generales, no quedan dudas que reducir la tasa de crecimiento no debería ser problemático. Veamos los conceptos con mayor incremento en 2007:
• Luego de las reformas aplicadas al sistema provisional, en 2008 no debería observarse un alza por encima de 20% (Este guarismo incluye el reciente aumento de 15% y una suba adicional de 10% en septiembre del año próximo).
• Respecto a las remuneraciones, un incremento de 20% es razonable, suponiendo que no se produce una expansión en la planta de empleados.
• El punto más problemático es el referente a las transferencias al sector privado. Desacelerar la tasa de crecimiento demandaría una modificación en la política de subsidios. Una posible solución políticamente aceptable sería reducir por debajo de 20% la suba de estos subsidios, y el resto otorgarlo en incrementos de tarifas.

Lograr este nivel de superávit tendría varios impactos positivos. Por un lado, reduciría la demanda lo cual traería aparejado una menor presión inflacionaria liberando, al mismo tiempo, fondos para la compra de dólares. Esto implicaría mantener el tipo de cambio real elevado, lo cual dejaría conforme al sector productivo local y mantendría estable las finanzas públicas. La capacidad de repago de la Argentina mejoraría, generando mayor confianza.

Caso contrario, continuar en el actual sendero de suba del gasto público debilitaría al superávit primario aun más, el cuál se convertiría en déficit durante el 2009.

Si las señales poselectorales estuviesen sesgadas hacia un escenario de este tipo, los agentes económicos lo descontarán produciéndose caídas fuertes en la inversión. Todo esto llevaría al país a una recesión durante 2009.

Considerando las enseñanzas de la historia económica argentina, el carácter pragmático del oficialismo y su obsesión por la caja, este último escenario es improbable. Aunque la forma de evitarlo incluya caminos virtuosos (baja de gasto) y no virtuosos (suba de presión tributaria), buscarán mantener las cuentas públicas en orden, finaliza el reporte.

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