Los argentinos que no confían en la Argentina

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Uruguay, junto con Panamá, se ha convertido en un refugio de los ahorros argentinos. Según una nota publicada hoy, son US$ 3.000 millones los que hoy encuentran cobijo en el país hermano. 

Por Maria Teresa Lavayén 

En pocas circunstancias históricas de los últimos 100 años, nuestro país inspiró confianza como custodio de los ahorros de su gente. Nuestra historia está plagada de despojos disfrazados de corralitos, devaluaciones o congelamiento de cuentas.

 

En la calle Florida se tiene una idea de la cantidad de cuevas que operan en la semi clandestinidad para que los turistas cambien sus dólares a mejor precio o para que algún pequeño ahorrista desorientado compre 50 dólares semanales  para guardar en el colchón.

 

¿Por qué comprar dólares? Porque hay una crisis de credibilidad y los argentinos no creemos en el peso. Un peso que se desvaloriza día a día y que no nos sirve ni para comprar una casa ni para comprar un auto ni para guardar en el banco.  La economía intentó pesificarse con poco éxito. Algunas transacciones se hacen en pesos, pero el ahorro es en dólares o en bienes que se puedan cotizar en dólares..

 

¿Qué hace hoy un pequeño ahorrista que no compra dólares si quiere dejar canalizado su ahorro en algo? La pareja a la que le sobran 1000 pesos por mes ¿qué hace? Compra dólares. ¿Y dónde los guarda?

 

Desde que se implementó el cepo cambiario, la fuga de divisas se disparó a la estratósfera. Según acaba de publicar Infobae,  los depósitos argentinos en el banco central de Uruguay ascienden ya a US$ 3.000 millones. Agrega que hay otros US$ 1.000 millones en sociedades de bolsa y otros US$ 600.000 en la banca extraterritorial uruguaya. Es una sangría dolorosa.

 

Aún así,  esa no es una cifra relevante. Se calcula que el total de depósitos y valores de los argentinos en el exterior, expresados en dólares, es igual al PBI nacional. Las vías por las que se fuga el dinero son variadas. Algunas son legales – como el famoso “contado con liqui” —  y otras ilegales y sofisticadas.

 

Todo indica que este escenario persistirá, por lo menos, durante todo este año.

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