Desde que Moscú anexó Crimea hace un año, el gobierno de Ucrania vive con la espada de Damocles de los separatistas rusos, que poco a poco comenzaron a tomar el control de ciudades en el este de Ucrania. Para compabitlos, el presidente Petro Poroshensko tuvo una idea interesante: nombrar gobernadores regionales a los hombres más ricos del país para detener posibles disturbios e impedir que esos territorios caigan en manos de rebeldes pro-rusos.
Para contener rebeldes hacía falta, además de dinero, poder militar. Y eso fue lo que se dispuso a tener este gobernador llamado Igor Kolomoisky, el fundador del banco comercial más grande del país. Juntó voluntarios y los equipó con armamento pesado pagando todo de su propio bolsillo. Las nacionalidades de los reclutas son diversas: hay, por supuesto ucranianos, pero también hay europeos y hasta norteamericanos. Actualmente, etima Business Insider, se calcula que podría tener más de 20.000 tropas y reservas.
Se comprende, entonces, por qué en Kiev comenzaron a sonar timbres de alarma. Aningún gobierno le conviene tener subalternos con tanto poder de choque.
Los temores crecieron cuando tropas uniformadas aparentemente leales a Kolomoisky se presentaron ante las oficinas centrales en Kiev de las dos compañías energéticas más grandes de Ucrania. ¿Lucha de poder entre el oligarca y el presidente?
Es muy probable. Y el desenlace se conoció el miércoles: Kolomoisky fue citado al palacio presidencial y allí mismo fue obligado a renunciar.