<p>A criterio de Christine Lagarde, “necesitamos ya medidas fuertes para contener la eurocrisis antes de que se desborde sobre la economía del resto. Estamos ingresando en un vórtice de inestabilidad financiera sin precedentes. Si no actuamos en conjunto, arriesgaremos un quiebre en la demanda mundial”.<br />
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No casualmente, la funcionaria lo dijo desde Beijing. Tampoco casualmente, dio a entender que “esta vez, Asia oriental y meridional podrían ser arrastradas por el maremoto”. Sin dar cifras, Lagarde emuló a Nicolas Sarkozy y sugirió que China y otros emergentes prósperos (¿Brasil será uno?) cooperasen para elevar el Fondo Europeo pro Estabilidad Financiera (FEEF) de € 440.000 millones al billón.<br />
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Pero el primer ministro Wen Jiabao objetó que Lagarde aprovechara para incluir en su propuesta “la reapreciación del yüan”. Ante eso, el jefe de gabinete le recordó que “la política cambiaria es cosa nuestra”. Por otra parte, mientras la directora gerente del FMI visitaba China, Angela Merkel sacaba del congelador la división del euro.<br />
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Desde Estrasburgo, Sarkozy terciaba sosteniendo que “una divisa a dos velocidades es el único modelo factible para el futuro”. Ello implica eliminar la Unión Europea (veintisiete miembros) replanteando una “eurozona selecta” y una de menor calidad para el resto. Pero varios analistas y los tecnócratas de Bruselas se preguntan si no será preciso crear una “tercera zona”. Vale decir, separar economías virtualmente subdesarrolladas como Grecia misma, Rumania, Bulgaria, Chipre y Malta.<br />
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Naturalmente, todavía se trata de “especulaciones intelectuales” señala José Manuel Durão Barroso, presidente de la Comisión Europea. Al respecto, Weber –ahora en el Deutsche Bank- se permitió una ironía: “otra cumbre como las dos últimas y el euro se habrá hecho pedazos solo” En tesitura opuesta, Francia apunta a “una federación que, en diez años, pase de veintisiete a 35 países. Pero ¿cómo resolver los problemas del euro? <br />
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Lagarde, inestabilidad sin ningún precedente
Con la eventual partición de la Eurozona como trasfondo, Grecia no logra formar gobierno y el presidente francés teme por la salud mental de Giorgios Papandréu. A su vez, la directora gerente del Fondo Monetario pedía frenar un desastre en Occidente.