<p>Son “aguas frente al reactor”, señala TPE sin ofrecer explicaciones más detalladas. Vale decir la misma política aplicada desde el desastre por la compañía: admitir lo justo y mantener silencio sobre el resto, hasta que la realidad se impone. La obstinación de la empresa –rasgo muy japonés, por lo demás- preocupa a países vecinos.<br />
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Pero el mar alrededor de los seis reactores aporta otro dato inquietante: el contenido de cesio 137, también varios millones sobre niveles normales. Este detalle lo revela una nueva medida preparada por el gobierno, que vedará el procesamiento y la venta de pescado. Ya en el puerto de Kitai (prefectura de Ibaraki), apareció un embarque de konago contaminado, pequeño habitante de aguas poco profundas.<br />
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“Hemos intensificado las inspecciones sobre la fauna íctica en esa provincia, Chiba y puntos al sur de Fukushima”, informó Michihiko Kano, ministro del ramo. Mientras tanto, los técnicos de la usina han descubierto 60.000 toneladas más de aguas altamente radioactivas acumuladas en los subterráneos de los reactores.<br />
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Era inevitable que la crisis salpicase a orillas del mar de Japón, o sea Rusia y ambas Coreas. Por de pronto, Seúl protestó por el derrame de 11.500 toneladas, si bien éste se efectuó al este del archipiélago. La presentación la hizo Cho Byung-jae, vocero de la cancillería surcoreana.</p>
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La radiación, 7.500.000 sobre el límite aceptable
Otro día pésimo para Tokyo Electric Power. Confesó que Fukushima rozaba el sábado un nivel de iodina 7,5 millones veces la cota legal alrededor del reactor 2. Hasta el martes, la firma admitía sólo cinco millones. Surcorea ya protestó.