La oposición libia no instala un liderazgo
En menos de tres semanas, la oposición había formado un gobierno transitorio. Pero sus dificultades para integrar el ejército afectan hoy su imagen, las relaciones con los aliados y las posibilidades de suceder al propio Muammar Ghaddafi.
9 marzo, 2011
<p>En esencia, el consejo nacional transitorio debe convencer como alternativa del coronel cuya dictadura acumula 42 años al timón. No parece tarea fácil: los acontecimientos de la semana someten a dura prueba la viabilidad de Benghazi, donde no está claro si se pedirá ayuda exterior para derrocar al raís, parte de cuyo entorno también sopesa una salida sin el paterfamilias.<br />
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Entretanto, los revolucionarios sufren severos reveses en Zawiya y Ras Lanuf, causados por una contraofensiva que, empero, no logra penetrar en el este, vale decir el territorio controlado por Benghazi. Ahí algunos miembros del consejo se contradicen en público, tras el papelón británico de la semana anterior. <br />
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Por un lado, coinciden en la urgencia de la ayuda humanitaria pero, por el otro, algunos no quieren la intervención extranjera (tampoco Rusia o China la aceptarían en el consejo de seguridad (ONU). Existe mayor consenso en lo tocante a un paraguas aéreo que impida a Trípoli bombardear civiles e instalaciones petroleras.<br />
“Nos encontramos en un vacío” afirma Mustafá Gherianí, vocero de la conducción provisional. “En vez de ocuparnos en consolidar la gobernabilidad en Cirenaica, todo cuanto nos desvela son ciertas necesidades. Por ejemplo, seguridad y destino de la rebelión. Las cosas se mueven demasiado rápido y tenemos apenas unos cuantos celulares”.<br />
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Pero el problema de las aptitudes opositoras podría resultar clave para la suerte de la rebelión, en momentos cuando la desbordan las tropas del gobierno tripolitano y la asedian divisiones tribales. Lo malo es que Benghazi, como Trípoli, trate de usufructuarlas y, simultáneamente, obtener el reconocimiento internacional. En este plano, ni siquiera se han abierto canales de negociación con la Liga Árabe. <br />
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En tanto persiste el optimismo en gran parte de Libia oriental, donde pocos creen que Ghadafi pueda reconquistar una región por años hostil al gobierno central. Pero Benghazi, segunda ciudad del país, tiene menos confianza y apuesta todo al auxilio militar del exterior. Con un impulso que parece desplazarse a las fuerzas del coronel, los rebeldes corren un riesgo: ser superados en hombres y armas, o sea pelear una guerra civil desigual. Sin duda, el fiel de la balanza está en la sexta flota y su capacidad de ataque.<br />
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