La inflación deglute cualquier devaluación

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La aceleración de la inflación en 2013 la confirma como enemiga de las exportaciones, según lo demuestra el análisis de DNI desde 2003. La debilidad exportadora es el resultado visible, concluye.

Desde que la inflación se aceleró en Argentina, las exportaciones han tenido inestabilidad y una marcada desaceleración, porque afecta el cálculo económico local, su acceso al financiamiento, la estabilidad cambiaria, los costos de producción y los precios de insumos, la previsibilidad de costos salariales, los precios finales y la simetría entre la demanda local y la externa, extrae como conclusión el director general de Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI), Marcelo Elizondo, en el informe 87 de la consultora.

 

Un ajuste cambiario como el observado en estos últimos días, pues, en una economía inflacionaria, muy rápidamente pierde el principal efecto de mejora en la competitividad.

 

Y también lo expuesto acredita que en la medida en que la tendencia de la inflación ha sido al alza, la de las exportaciones ha sido inversamente de debilitamiento, amesetamiento o aún descenso.

 

Inflación vs. exportaciones

 

El recientemente finalizado 2013 confirmó que la inflación se eleva y tiende a espiralizarse. Y que un sector (entre otros muchos) que padece este fenómeno es el sector exportador.

 

Las exportaciones argentinas han mostrado, luego de la superación de la crisis de 2001-2002, dos marcados períodos.

 

Uno, de alza ininterrumpida de las exportaciones, desde 2003 hasta 2008 inclusive (siempre creciendo a tasas de dos dígitos porcentuales) y otro, desde 2009 en adelante, en el que hay años de alza comparada con el período anterior, otros de descenso comparado con el año inmediato anterior, y otros de resultados similares a años previos; lo que lleva a que en 2013 las exportaciones de bienes (que han sido de unos 83.900 millones de dólares aproximadamente) representen una cifra apenas 18,5% superior a las de 2008, y muy poco por encima (casi “empatadas” con ellas) de los niveles de 2011.

 

Así, se observa una curva general de tendencia (que se ha amesetado) que ya no tiene la velocidad y firmeza que mostró en el lapso 2003-2008.

 

Muchas son las razones que explican esto. Algunas diferencias en las circunstancias internacionales en ciertos años, la baja tasa de inversión de la economía argentina que se conjuga con capacidad instalada ociosa decreciente de nuestra economía, el acceso a servicios cada vez más difícil para los exportadores, la baja disponibilidad de infraestructura, las regulaciones gubernamentales de diversa índole que se han sucedido, el marco de referencia político, económico y normativo desfavorable para los actores económicos, etc. Pero claramente un factor que incluye decisivamente y que además está detrás de todos los otros factores (que no sean los estrictamente exógenos o climáticos) es la inflación.

 

Ella es la que eleva costos, la que genera una afectación en el tipo de cambio real, la que debilita la inversión y el financiamiento, la que modifica precios relativos, la que afecta la previsibilidad, la que “acorta el horizonte de la economía”.

 

La inflación afecta las exportaciones por razones objetivas (incremento de costos) pero también -aun si se ese incremento de costos pretende ser morigerado por un incremento en la apreciación del tipo de cambio como ha ocurrido en los últimos meses de 2013 y con mas intensidad en el corriente mes de enero de 2014- por razones subjetivas (la imposibilidad de prever las futuras económicas del negocio de los productores/exportadores: tipo de cambio, costo de la inversión, costo del financiamiento, precio real a ser percibido, costo salarial, costo de insumos o servicios etc.).

 

Esto es: la inflación afecta a la producción de los exportadores aún en medio de un proceso de devaluación, porque impide acudir al cálculo económico: no es posible lograr previsión (los factores que no dependen del actor económico o productivo son mucho mayores y altamente relevantes comparándolos con lo que ocurre en un escenario de estabilidad monetaria).

 

Así, de lo que se trata a la hora de resolver este problema es de lograr estabilidad monetaria (previsibilidad) y no “inflación mas devaluación”.

 

Resulta por ello (sin pretender encontrar en esta relación la única explicación final general a la performance de los actores exportadores, pero sí entendiendo la firme vinculación que existe entre estos dos elementos) de valor comparar la evolución de la tasa de inflación y la performance exportadora argentina en el período.

 

Para efectuar este trabajo, considerando que quien efectúa el mismo trabajo presente no hace mediciones de inflación; se han tomado principalmente los datos que surgen del Economic Trends con información de Gerchunoff y Llach, del INDEC hasta 2006, de la Dirección Provincial de Estadísticas y Censos de San Luis, mas otros datos adicionales elaborados por Orlando Ferreres, M&S, y el promedio que publica el Congreso Nacional.

 

Debilidad exportadora

 

Como se advierte en el cuadro siguiente, si bien (tal como se expresó antes) la inflación no es la única variable que afecta el nivel de las exportaciones, resulta claro que a medida que se ha elevado el índice de inflación se ha debilitado la capacidad exportadora argentina.

 

año

índice de inflación (real)

porcentaje de crecimiento de las exportaciones

año 2003

3,7

16,7

año 2004

6,1

15,5

año 2005

12,3

16,8

año 2006

9,8

15,2

año 2007

21,5

20,2

año 2008

20,6

25

año 2009

18,5

-20

año 2010

27

22

año 2011

23,3

23

año 2012

23,9

-3,6

año 2013

28,5

3,5

 

 

Resulta claro que las exportaciones han sufrido por el alza de la inflación.

 

Los datos antes referidos reflejan de modo palmario, como se ha expuesto, la afectación general que la inflación produce en la actividad económica de los sectores transables (como antes se señaló, por que se ha desalentado la inversión, se han alterado los costos de producción, se han reducido las expectativas de largo y mediano plazo, se ha morigerado el financiamiento, entre otros motivos).

 

Una vez más que, aún en un proceso como el iniciado en el último bimestre de 2013 con la devaluación incipiente de esos últimos meses -como antes se explicó-, lo que fue seguido de la mayor devaluación padecida en enero, un camino de inflación con devaluación no soluciona el problema de la afectación por incertidumbre, imprevisibilidad y débil marco de referencia que produce a los exportadores la inflación.

 

Los dos períodos marcados

 

Un análisis interesante y relevante surge de dividir la referida historia en dos períodos: el que transcurre entre 2003 y 2006, con menor tasa de inflación promedio y menos controversias sobre la verosimilitud de los índices, y el que transcurre desde 2007 hasta 2013.

 

Entre 2003 y 2006 las exportaciones crecieron un 55%, con un promedio anual del 13,8%. Entre 2003 y 2010 crecieron 127%, lo que representa un 18% anual. La inflación se aceleró a partir de 2007, y comenzó a tener efecto en las exportaciones en 2008/2009. Entre 2008 y 2013 las exportaciones apenas crecieron un 18,5%, lo que representa solo un 3,5% anual promedio.

 

Ésta es la cifra más significativa al respecto, más allá de las performances año a año que en algún caso pueden aparecer como de saltos importantes (por ejemplo en 2010 y parte de 2011) pero que son en verdad recuperaciones y sólo obedecen a que se comparan con un período inmediato anterior de marcado descenso.

 

Así, como surge del cuadro que se exhibe a continuación, las exportaciones han tenido inestabilidad y una marcada desaceleración desde que la inflación se aceleró en Argentina.

 

 

 

 

 

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