domingo, 22 de diciembre de 2024

La economía del país, de la depresión a la recuperación

spot_img

“Un ciclo económico consta de cuatro fases sucesivas: prosperidad, recesión, depresión y recuperación. Por consiguiente, las crisis no son fenómenos aislados, sino una fase dramática de un movimiento cíclico que representa un continuo flujo y reflujo de la economía en un país, una región o el conjunto del orbe.”

Por José Lezama (*)
 (Mario Rapoport / Noemí Brenta – Las grandes crisis del capitalismo contemporáneo, 2010.)

Las crisis económicas como la que estamos transitando, no son fenómenos para nada inusuales. De hecho, son acontecimientos que en períodos largos de análisis se observan cíclicamente. Hablamos entonces de ciclo económico.

Tal como se dijo en “Inflación y recesión”, Argentina viene experimentando la fase recesiva del ciclo económico desde hace más de 40 meses.

No obstante, y siguiendo la definición de ciclo mencionada precedentemente, aún nos restaría presenciar y vivir la última fase del ciclo: la depresión. En la Argentina, la pandemia debería haber puesto claro sobre oscuro en materia económica y exponer el nivel de descomposición en que se encontraba nuestra economía entrado el 2020, pero ello no fue así dado que todo era muy evidente.

Está claro que la pandemia en materia económica, profundizó y aceleró aún más el deterioro de todas las relaciones de intercambio con el consiguiente impacto en la pobreza y disponibilidad de recursos para afrontar la coyuntura. Antes de la pandemia, la Argentina ya era población de riesgo por: su elevado nivel de inflación, su comprometida posición de deuda, su elevado riesgo país, su aumento sostenido de emisión monetaria, el descenso sostenido en su posición de reservas, su tratamiento del tipo de cambio, la caída constante de su nivel de actividad, la informalidad de su economía.

Veamos a la Argentina como un individuo que forma parte de la ya famosa población de riesgo: enfermo, vulnerable y debilitado. Este individuo se enfermó de COVID-19. Y eso no fue lo peor. Lo peor fue que siendo población de riesgo, la leve carga virósica de COVID-19 (ayudada por la más que correcta implementación de medidas de confinamiento y por el rezago respecto de la experiencia asiática y europea) hizo estragos en la economía. Se trata de un paciente que estaba muy mal y la irrupción de la enfermedad no hizo más que complicar un cuadro por demás frágil. Entendamos de qué hablamos cuando decimos que este paciente es población de riesgo en materia económica.

La tasa de referencia de la política monetaria es la de Letras de Liquidez (LELIQ). Esta tasa indica el sesgo de la política que adopta la autoridad monetaria para alcanzar sus metas de inflación. En este sentido, desde septiembre de 2019 la tasa de interés presenta una pronunciada baja. Pasó de 63% al cierre de la gestión Macri a tocar un piso en el orden del 36% entre octubre y noviembre de 2020 para luego sostenerse en un 38% hasta los primeros días del 2022 y empezar desde ese momento un alza que a la fecha ubica dicha tasa en el 49%

¿Qué significa todo esto? Si la tasa de interés baja, se buscan generar incentivos para que aquellas personas que tengan pesos en su poder no ahorren en instrumentos financieros. Pero además esto es también un mensaje sobre las expectativas inflacionarias.

¿Por qué? Esto significa que el gobierno está interviniendo activamente sobre la tasa debido a que tiene expectativas de una inflación que al menos empate a la tasa de política monetaria, lo cual es bueno para aquellos que tienen pesos y quieren no perder contra la inflación, pero también evidencia que la inflación sigue aún alta; supera ampliamente los 58% interanuales a abril 2022, y esto expone el deterioro de los términos de intercambio en materia económica y de la pronunciada pérdida del poder de compra del dinero que poseen los ciudadanos.

Por otra parte, el riesgo país es un indicador elaborado por el JP Morgan que mide la diferencia que pagan los bonos del Tesoro de Estados Unidos contra las del resto de los países (EMBI Argentina en nuestro caso). Durante las primeras semanas de cuarentena llegó a rozar los 4520 puntos. Luego, para septiembre de 2020, este indicador cayó a los 1108 puntos, una baja importantísima, no obstante, desde ese momento el alza de dicho indicador es evidente y día a día, mes a mes el piso pasa a ser cada vez más alto. Hoy estamos en valores de riesgo país que oscilan entre los 1900 y 2000 puntos. El dato es muy elevado y compromete el acceso a financiamiento externo. Si a ello sumamos el estado de situación, comprometida, del programa de refinanciación de la deuda que atraviesa el país, el panorama en materia de crédito internacional es más que complejo.

El nivel de actividad también se encuentra comprometido. Está más que claro que antes de la pandemia el nivel de actividad económica se mostraba en marcado declive, pero la caída observada entre abril 2020 y marzo 2021 expuso a las claras el impacto tremendo que tuvo en la economía: todos los indicadores interanuales en dicho período fueron negativos. Si bien es cierto que la actividad económica, desde abril 2021 se ha recuperado, dicha recuperación se va desacelerando: el dato de Estimador Mensual Económica de marzo arrojó una variación mensual negativa en el orden del 0,7% y una variación interanual del 4,8% (en febrero 2022 dicha variación había sido del 8,5%).

Podemos repasar muchos otros datos para exponer el estado de situación en que se encontraba nuestro país previo a la pandemia en materia económica, pero está más que claro que el proceso actual no es más que una continuación, muy dolorosa, de un proceso ya conocido de deterioro económico. La pandemia, solo vino a dar un empujón (“push”) acelerado a la Argentina en esta pendiente recesiva.

Como indican las fases de los ciclos económicos parece que estamos cerca de la depresión. Pero también es cierto que, por tratarse de un ciclo, cuanto antes ocurra la depresión antes comenzará el tiempo de descuento para la recuperación. La capacidad que tengamos para transitar y atenuar el impacto será esencial para iniciar la fase de recuperación del ciclo. ¿Estaremos preparados como sociedad para lograrlo?

(*) Economista y Director del Centro de Producción Documental de GEO Estudio y Opinión.

 

 

Compartir:

spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img

Noticias

CONTENIDO RELACIONADO