El consumo está resentido por la caída del salario real mientras que la pobreza creció por el desempleo y por la inflación. Creceremos –advierte el Informe mensual del IAE que firma Eduardo Fracchia- entre 2 y 3% en 2017, y será una recuperación cíclica típica de un año electoral.
La inflación cerrará cerca de 40% este año y seguramente en 2017 baje hasta un valor entre 20 y 25%. Se sobreestimó el triunfo sobre la inflación que en un contexto de expansión económica hubiese sido todavía mayor.
La corrección de precios relativos siempre pasa factura al incremento de precios. En este caso, fue el ajuste del tipo de cambio retrasado y las tarifas. La represión tarifaria, típica del peronismo, fue muy exagerada y quizás deberíamos haber ido por un camino más gradual para sortearla. Faltó tantear más la sensibilidad de la población y realizar una mejor comunicación sobre el tema.
Estamos frente al desafío de recuperar la industria que sigue muy frágil. La actividad manufacturera terminará el año con una contracción importante. La situación sectorial en cuanto al nivel de actividad es heterogénea. La industria automotriz está en baja por el efecto Brasil. La construcción sigue muy deteriorada. El sector textil muy sensible frente a la apertura comercial y en principio sujeto a mayor protección desde el Ministerio de Producción.
El agro con buenas perspectivas en la producción de carne y la cosecha fina. La cosecha total de la campaña 2016-2016 se ubicaría en 120 millones de toneladas. Por otra parte, estamos complicados en cuanto al abastecimiento de energía lo que es una limitante para el crecimiento industrial. En materia de política económica, la tasa de interés debería ir disminuyendo progresivamente porque afecta al crédito, especialmente a las Pymes. Aquí hay una pulseada natural entre los objetivos del Banco Central pro estabilización y los de Hacienda. El difícil equilibrio entre inflación y nivel de actividad será clave en 2017.
Comercio exterior, estancado
Las exportaciones y las importaciones están en caída. En el acumulado de estos 10 meses se redujeron. En cuanto a las importaciones, no es cierto que haya una invasión de productos del exterior. Los bienes de consumo importados son marginales.
La recesión de Brasil no ayuda con el despegue económico mientras que la herencia del kirchnerismo es más pesada de lo que parecía. Los precios de las materias primas todavía están en baja por la apreciación del dólar y la menor demanda china, pero siguen siendo valores interesantes para competir. Hay que esperar poco del tipo de cambio real que seguirá bajo por un tiempo ya que es funcional para ganar elecciones.
El gasto público sigue muy elevado. Hay un excedente en la dotación del personal para disponer de una productividad lógica. Sobra personal. Es un seguro de desempleo encubierto. Sin embargo, no es viable políticamente la racionalización y menos en recesión. La tasa de desempleo corregida por este efecto seguramente sería de dos dígitos.
El nuevo sistema de coparticipación está en el horizonte político pero todavía queda un camino muy largo por recorrer. Las elecciones de medio término complican el panorama porque impulsan a un mayor populismo en el comportamiento del gasto. Estamos ante un déficit fiscal muy importante que no se sigue monetizando por el aporte del endeudamiento. Su dinámica inercial asociada a la puja distributiva conspira contra la baja de la inflación. Los sindicatos no están muy combativos pero otros movimientos sociales son más críticos. Esperemos que la nueva configuración de la CGT sea coherente para no trabar el proceso de fortalecimiento del sistema productivo y para impulsar el dialogo social iniciado por el gobierno.
Los números del año eran los previsibles, con una recesión leve cercana al 2% y una alta inflación del orden del 40%. Son números parecidos a los del 2014, año también de estanflación. La clase política oficialista debe sostener la gestión con un “recreo” en 2017 respecto al modelo pro inversión dándole mayor prioridad al consumo.
Es clave que haya gobernabilidad para poder seguir con esta estrategia gradualista. Con una macroeconomía recesiva, Macri puede perder las elecciones de 2017 si no corrige a tiempo. La respuesta empresarial con mayor inversión es acotada. Hay muchas fichas puestas en el blanqueo que puede ser importante pero es una condición necesaria, no suficiente para la reactivación.