Sin embargo, en los primeros cinco meses del 2017 el indicador IPC GBA Ecolatina acumuló un alza de 10,8%, por encima de los guarismos observados en dicho período de 2013 (+7,6%) y 2015 (+9,5%).A diferencia del kirchnerismo, el gobierno aplicó un fuerte aumento a los precios de bienes y servicios regulados pese a que los años impares son electorales.
A simple vista este factor explicaría la mayor inflación acumulada en 2017. Sin embargo, no tiene en cuenta que este año el ancla cambiaria fue más operativa respecto de 2013 y 2015 por dos vías: ya no existe el cepo cambiario; y el dólar prácticamente no subió en lo que va del año.
El comienzo del año fue negativo: en los primeros cinco meses del 32017 el IPC GBA Ecolatina acumuló un alza del 10,8%, por encima de los guarismos observados en dicho período de 2013 (+7,6%) y 2015 (+9,5%).
Este resultado se explica principalmente por el fuerte incremento de los precios de los bienes y servicios regulados, que impulsaron al alza el Nivel General del IPC. Congelar las tarifas de servicios públicos, como hizo el gobierno Kirchnerista en años electorales, habría sido útil para evitar una mayor inflación, pero esa opción se consideró inviable por la necesidad de reducir el déficit fiscal. De todas formas, el Ejecutivo dosificó los incrementos tarifarios anunciados y postergó para después de las elecciones el alza en el transporte público.
Vale destacar igualmente, que a diferencia de las tarifas, el tipo de cambio sí se mantuvo planchado en lo que va del año. Pese a que el gobierno no se puso como objetivo la estabilidad del dólar, la estrategia de cobertura del déficit con endeudamiento externo junto con una elevada tasa de interés doméstica (para cumplir la ambiciosa meta de inflación del BCRA) lo logró.
Las expectativas de suba del dólar se mantuvieron “anestesiadas” por el fuerte influjo de dólares del sector público y ello facilitó la estrategia de “carry trade” (posicionarse en pesos para capturar la mayor tasa de interés local).
Al cierre de mayo de 2017, el peso acumuló una depreciación de sólo 1,8% en el año, y antes del shock brasileño (escándalo político que afectó al presidente Temer) el tipo de cambio oficial se estaba apreciando. En cambio, en los primeros cinco meses de 2013 y en el mismo período de 2015, el deslizamiento del dólar había sido más marcado (7,5% y 5,1% respectivamente).
Por último, el gobierno trató de acotar los incrementos nominales de salarios para contener el alza de los costos laborales de las empresas. La estrategia oficial fue exitosa: logró que las negociaciones paritarias tomen en cuenta la inflación presente y no la del año pasado que rozó el 40%. Los gremios aceptaron aumentos acordes a la pretensión oficial, pero con cláusulas gatillo en caso de que la suba de precios supere significativamente la meta del BCRA.
Vale destacar igualmente, que el techo explícito del 20% se impuso principalmente en las negociaciones con empleados públicos (señal de mayor austeridad fiscal), ya que la mayoría de los gremios privados consiguieron alzas entre el 20% y el 25%.