Italia está al borde de una quiebra sistémica

Harto de polémicas, en vísperas del sesquicentenario de la unión nacional, el presidente Giorgio Napolitano pide un encuentro directo con el parlamento. Pero Silvio Berlusconi, primer ministro en riesgo de morte civile, será todo un obstáculo.

28 marzo, 2011

<p>&ldquo;El poder ejecutivo tiene la &uacute;ltima palabra y debe decidir ya&rdquo;, sostuvo este fin de semana el primer mandatario, quiz&aacute;s el dirigente pol&iacute;tico m&aacute;s respetado en un pa&iacute;s que llega con muletas al 17 de marzo, fecha objeto de estudios, debates y hasta cuestionamientos entre los separatistas de la Liga Norte (senador Umberto Bossi, Lombard&iacute;a). En otro gesto, ya m&aacute;s pintoresco, en Trentino-Alto Adigio &ldquo;celebrar&aacute;n&rdquo; en dialecto tirol&eacute;s; o sea, en alem&aacute;n.<br />
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Hace un par de d&iacute;as, Napolitano y Berlusconi tuvieron una breve reuni&oacute;n a solas. El presidente desminti&oacute; luego que el premier lo haya amenazado con reventar las plazas en su apoyo, porque eso habr&iacute;a llevado a su deposici&oacute;n. Ni Bossi ni el secretario parlamentario Giovanni Letta pod&iacute;an digerir ese golpe al rev&eacute;s.<br />
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Por el contrario, fue Napolitano quien le advirti&oacute; al Cavaliere &ldquo;estamos a las puertas del infierno. Urge contener las tensiones, sin lo cual correr&aacute; peligro la continuidad de la propia legislatura. En s&iacute;ntesis, o se dicta un especie de desarme o no quedar&aacute; m&aacute;s remedio que votar por anticipado&rdquo;. A un mes del sesquicentenario, Italia arriesga conmemorarlo sin gobierno y con un presidente solitario.<br />
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Obviamente, hasta ahora se trata de medias palabras. Nadie quiere acabar con este parlamento, el peor y m&aacute;s cesarista en a&ntilde;os, porque ni siquiera hay opciones claras. Por una parte, la mayor&iacute;a oficialista teme una derrota aun por escaso margen a manos del disidente de centroderecha, o sea Gianfranco Fini.<br />
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Por la otra, la oposici&oacute;n es una bolsa de gatos. Para sacar sus conclusiones, Napolitano hab&iacute;a celebrado una ronda de consultas con Bossi, Roberto Maroni, Giulio Tremonti, Fini y, al fin, Berlusconi. Tambi&eacute;n convers&oacute; con Luca Cordero Montezemolo, el mayor referente empresario de la pen&iacute;nsula.</p>
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