<p>El volátil mandatario, elegido a dedo, se halla trabado en lucha con rivales internos tan conservadores como él, precisa ocupar la presidencia rotativa del cartel. El cargo se reserva a ministros, no a jefes de Estado. No obstante, Ahmadinedyad sería el primer titular de Gobierno que ocupase –desde el 8 de junio- la conducción de la Opep.<br />
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No solo eso: también sería el primer caso donde un presidente defenestra a su propio ministro para asumir el cargo. Así admitió Mohammad Rizá Tadyeddiní, vicepresidente iraní.<br />
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Opep celebrará en dos semanas el primer cónclave desde diciembre. Entre ambas fechas, se registró notoria inestabilidad, con el barril de crudo Brent (Londres) entre US$ 98 y 125 (28 de abril), ahora en torno de 112. Varios especialistas ya temían que los roces entre los dos máximos productores del grupo (Saudiarabia, Irán) trabasen las próximas negociaciones.<br />
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Riyadh elevó levemente las exportaciones para cubir la pequeña brecha generada por Libia. Pero la irrupción de tropas saudíes en Bahréin –donde un emir sunní gobierna una mayoría shi’í- ha agriado las relaciones entre Irán y Saudiarabia.<br />
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En materia petrolera, a Riyadh no le gusta actuar unilateralmente, pero quizá pida al plenario de la entidad aumentar cuotas en la reunión de Viena. Ahora, con Ahmadinedyad buscado zanjar su propia interna, Libia aún e guerra civil y violencia en Siria, es difícil ver cómo será el manejo del tema petrolero.<br />
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Trípoli tampoco ayuda. Parte del clan Gheddafi huyó a Túnez, adonde había desertado Shokrí Ghanem, ministro de Hidrocarburos. Hasta el momento, pues nadie en la Opep sabe quién representará a Libia, a menos que la Liga Árabe actúe de árbitro y haga designar un hombre de Cirenaica, vale decir el consejo de transición. A todo esto, los doce miembros de la Opep deben definir la agenda el lunes 23. <br />
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Irán quiere forzar una politización en la Opep
Mahmud Ahmadinedyad en riesgo de destitución- se declaró ministro interino de Hidrocarburos y quiere dirigir la asamblea del cartel. Su meta es politizar la Organización de Países Exportadores de Petróleo, como forma de retener el poder iraní.