En efecto, se ha hecho circular desde Washington un “plan tentativo de bloqueo naval a las costas de Irán, desde la desembocadura del Shatt-el-‘Arab hasta el estrecho de Ormuz”. Su objeto: aislar a Irán y mantener abiertas las rutas del petróleo, si los persas declaran un embargo de exportaciones”.
Se trata, sospechan inclusive medios norteamericanos, de “acción psicológica al estilo tejano”. En primer lugar, Irán no hablado sobre ese tipo de represalias que, en todo caso, se desencadenarían si Estados Unidos intenta atacase instalaciones nucleares. Pero la guerra civil en Irak y el avance talibán en Afganistán-Pakistán, más el pobre papel israelí en la reciente guerra con Hezbollá, han menguado la hegemonía militar estadounidense.
En segundo término, no ha habido denuncias de presunto bloqueo iraní ni pedidos de contrabloqueo en el golfo por parte de aliados de EE.UU. En efecto, Kuweit, Saudiarabia, Bahréin, Qatar y la Unión de emiratos árabes no han planteado una acción de esa clase. Por el contrario, varios medios árabes coinciden en que “es otro gesto efectista de George W.Bush y sus allegados”.
Con llamativo entusiasmo, las cadenas CNN y Fox estaban batiendo el parche del bloqueo. Algunas grandes petroleras se hacían eco, buscando que los crudos vuelvan a estar sobre los US$ 70 por barril (ayer, en medio de la campaña psicológica, no pasaba de 60/61). En verdad, el invento de Rumsfeld no obtuvo mucho espacio en la prensa seria. Por el contrario, irritó a senadores republicanos que se juegan bancas en las elecciones de noviembre.
De acuerdo con los “trascendidos”, Michael Mullen, jefe de la marina, solicitó a sus oficiales individualizar unidades, tropas, naves, posiciones y armas necesarias para el imaginario bloqueo. “No es un pedido de rutina”, proclamaba la TV adicta al gobierno. Pero lo mismo decía cuando –meses atrás- un esquema similar se orientaba contra Venezuela.
En esta ocasión, el peso del bloqueo y los subsiguientes ataques preventivos recaería en la VI flota, o sea la del Pacífico, que ya debe cubrir los delirios atómicos de Norcorea. Reales, no potenciales. Para “tranquilizar” a la opinión pública y a los legisladores, la especie aclara: “no se contemplan intervenciones como en Irak o Afganistán, porque los recursos en tierra no alcanzan”.
En efecto, se ha hecho circular desde Washington un “plan tentativo de bloqueo naval a las costas de Irán, desde la desembocadura del Shatt-el-‘Arab hasta el estrecho de Ormuz”. Su objeto: aislar a Irán y mantener abiertas las rutas del petróleo, si los persas declaran un embargo de exportaciones”.
Se trata, sospechan inclusive medios norteamericanos, de “acción psicológica al estilo tejano”. En primer lugar, Irán no hablado sobre ese tipo de represalias que, en todo caso, se desencadenarían si Estados Unidos intenta atacase instalaciones nucleares. Pero la guerra civil en Irak y el avance talibán en Afganistán-Pakistán, más el pobre papel israelí en la reciente guerra con Hezbollá, han menguado la hegemonía militar estadounidense.
En segundo término, no ha habido denuncias de presunto bloqueo iraní ni pedidos de contrabloqueo en el golfo por parte de aliados de EE.UU. En efecto, Kuweit, Saudiarabia, Bahréin, Qatar y la Unión de emiratos árabes no han planteado una acción de esa clase. Por el contrario, varios medios árabes coinciden en que “es otro gesto efectista de George W.Bush y sus allegados”.
Con llamativo entusiasmo, las cadenas CNN y Fox estaban batiendo el parche del bloqueo. Algunas grandes petroleras se hacían eco, buscando que los crudos vuelvan a estar sobre los US$ 70 por barril (ayer, en medio de la campaña psicológica, no pasaba de 60/61). En verdad, el invento de Rumsfeld no obtuvo mucho espacio en la prensa seria. Por el contrario, irritó a senadores republicanos que se juegan bancas en las elecciones de noviembre.
De acuerdo con los “trascendidos”, Michael Mullen, jefe de la marina, solicitó a sus oficiales individualizar unidades, tropas, naves, posiciones y armas necesarias para el imaginario bloqueo. “No es un pedido de rutina”, proclamaba la TV adicta al gobierno. Pero lo mismo decía cuando –meses atrás- un esquema similar se orientaba contra Venezuela.
En esta ocasión, el peso del bloqueo y los subsiguientes ataques preventivos recaería en la VI flota, o sea la del Pacífico, que ya debe cubrir los delirios atómicos de Norcorea. Reales, no potenciales. Para “tranquilizar” a la opinión pública y a los legisladores, la especie aclara: “no se contemplan intervenciones como en Irak o Afganistán, porque los recursos en tierra no alcanzan”.