Indicadores de actividad relacionados con el consumo, la construcción, ciertas ramas industriales y la economía en su conjunto comenzaron a mostrar mejoras en relación a los meses previos (datos desestacionalizados), según reporta el último informe del IERAL con la firma de Gustavo Reyes.
Sin embargo, en las últimas semanas el aumento de la prima de riesgo país y las mayores expectativas de devaluación obligaron al Banco Central a subir las tasas de interés para frenar el ascenso del dólar.
Para que la parte real de la economía siga recuperándose, es clave que los mercados financieros y cambiarios se estabilicen nuevamente y que la tasa de inflación comience a descender a partir de mayo.
Es importante seguir el impacto sobre las expectativas que habrán de tener los nuevos desembolsos del crédito del FMI. En 2018 la Argentina sufrió una especie de “ACV” en su economía: la inflación casi se duplicó, el peso se devaluó un 50%, en el Banco Central renunciaron dos presidentes y se afrontó una sangría en sus reservas de casi US$ 29 mil millones mientras que la economía terminó el año con tres trimestres seguidos de caída.
Con el fin de estabilizar este proceso, el país tuvo que firmar dos acuerdos con el Fondo Monetario Internacional (FMI), uno en junio y otro a fines de septiembre. A casi 5 meses y medio del último acuerdo con el FMI, los recientes datos muestran una marcada ambivalencia entre los datos del sector real de la economía y los financieros. En el primer caso, se observa una incipiente mejora y lo contrario sucede en los mercados cambiarios y de capitales.
Aquí se analizan estos cambios y se evalúan los principales detonantes que pueden mejorar o complicar el escenario económico en el resto del año.
Incipientes mejoras
Accidente cerebro vascular: se utiliza esta metáfora para ejemplificar las tensiones que sufrió la economía de Argentina en 2018. Meta de déficit primario nulo para 2019, cuasi congelamiento de la Base Monetaria hasta junio de este año, etc. Tanto en los procesos expansivos como en los recesivos, el análisis relevante para tomar decisiones es comparar la situación actual con la de los meses previos y no con respecto al año anterior. La intuición de esto resulta muy clara a través de un simple ejemplo: una persona que hace dieta, no debería sentirse muy contenta si su peso es menor que el de hace un año atrás si ha engordado bastante en los últimos meses. Siguiendo la lógica de este ejemplo, una señal positiva puede ser el hecho que una economía en recesión presente una mejora en los indicadores de actividad respecto de los últimos meses, aun cuando los mismos se encuentren en niveles bastante más bajos que los del año anterior.
La última situación descripta, es lo que muestran en Argentina varios indicadores de actividad económica relacionados con el consumo, la construcción, la industria y la economía en su conjunto. Los últimos datos disponibles sin inflación (ni estacionalidad) muestran que:
En el mes de diciembre del 2018 tanto las ventas de supermercados como de centros comerciales mejoraron un poco respecto de las de noviembre.
En enero del 2019, los indicadores de construcción, industria, exportaciones, importaciones y del nivel general de actividad económica subieron respecto de diciembre del 2018.
En febrero, las ventas de autos 0km y los despachos de cemento aumentaron respecto de las de enero.
Dado el corto período de mejoría observado, no es posible afirmar la finalización del proceso recesivo. No obstante, en la medida que el resto de los datos de febrero y marzo mantenga la dinámica de los indicadores analizados, la economía en el primer trimestre de este año podría estar cambiando la tendencia recesiva de los últimos tres trimestres.
Nuevas luces de alerta en los mercados cambiarios y financieros. Si bien desde fines del 2018, estos mercados mostraban un claro avance en sus indicadores (subía el precio de las acciones y caía la prima de riesgo país junto con las tasas de interés de los bonos y las expectativas de devaluación), a partir de una pequeña desmejoría en el clima financiero de los países emergentes y de la publicación del (mal) dato de la inflación de enero en nuestro país, la evolución de estos mercados comenzó a mostrar nuevas señales de alerta: el riesgo país de Argentina comenzó a subir nuevamente (más que el de los emergentes), el precio de las accioes a caer y las tasas de interés de los bonos junto con las expectativas de devaluación a subir .
¿Puede mejorar o empeorar el escenario en los próximos meses? Para que los incipientes brotes verdes en los indicadores de actividad económica puedan afianzarse se requieren al menos dos condiciones.
Por un lado, es necesario que los mercados financieros y cambiarios se estabilicen nuevamente (caigan las expectativas de devaluación) y por otro lado, que la inflación no vuelva a espiralizarse y comience a bajar (¿en mayo?) una vez superados los ajustes tarifarios propuestos por el gobierno.
No obstante, la debilidad de la situación económica actual de Argentina (viene de un “ACV”) hace que la concreción de cualquier riesgo pueda volver a desestabilizarla y desencadenar un escenario bastante más pesimista.
Los riesgos que podrían desencadenar este último escenario son varios y entre los principales se destacan los siguientes: • Un deterioro en cualquiera de los componentes del contexto externo: tasas de interés internacionales, riesgo de países emergentes, guerra comercial entre Estados Unidos y China, precios de commodities, problemas en Brasil, etc.