jueves, 11 de diciembre de 2025

IIEP-UBA advierte una contracción sostenida del empleo formal y del salario real en Argentina

El mercado laboral formal en Argentina atraviesa una etapa de contracción persistente, con dinámicas heterogéneas según sectores, provincias, género y tamaño de empresa. Aunque las variaciones mensuales pueden resultar marginales, los datos disponibles a marzo y abril de 2025 evidencian una tendencia descendente con implicancias estructurales que trascienden el corto plazo. Así lo advierte el Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP), organismo de investigación dependiente de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires y del Conicet, que coordina el Área de Empleo, Distribución e Instituciones Laborales (EDIL), dirigida por Roxana Maurizio y Luis Beccaria. El informe del IIEP, elaborado en colaboración con Sol Catania y Anahí Di Lalla, ofrece un análisis exhaustivo sobre el empleo asalariado registrado y la evolución de las remuneraciones en el país.

spot_img

Un retroceso prolongado

De acuerdo con el informe de EDIL, en marzo de 2025 el empleo asalariado registrado total —que incluye al sector privado, al sector público y al régimen especial de casas particulares— se redujo en 9.000 puestos respecto del mes anterior. Esta caída representa un 0,1% y ubica el total de trabajadores registrados en 10,1 millones, nivel similar al observado entre julio y agosto de 2024. Comparado con marzo de 2024, la pérdida interanual fue de 71.000 empleos, y respecto de noviembre de 2023, la contracción alcanza los 196.000 puestos (-1,9%).

La serie histórica muestra que el número actual de asalariados formales se sitúa por debajo de los niveles registrados entre fines de 2022 y mediados de 2024. Es decir, no se trata de una desaceleración coyuntural, sino de una reversión sostenida de los avances en materia de empleo registrados en los últimos años.

La dinámica por sectores

El empleo asalariado privado formal muestra un comportamiento inestable, con alternancia de aumentos y caídas. En marzo de 2025 se perdieron 7.300 puestos en este segmento, lo que implica un retroceso del 0,1%. En la comparación interanual, la caída fue de 22.500 empleos (-0,4%). La pérdida acumulada desde el pico de agosto de 2023 asciende a más de 150.000 puestos, lo que retrotrae la cantidad de trabajadores formales a niveles de 2018.

Publicidad

En cuanto a la distribución sectorial, seis ramas presentaron caídas en marzo: minería (-1,2%), agro y pesca (-0,8%) e industria manufacturera (-0,4%) lideran las bajas. Por el contrario, hotelería y gastronomía (+0,6%) y comercio (+0,2%) fueron las únicas que exhibieron alzas. La construcción, que había mostrado cierta recuperación en el trimestre diciembre-febrero, volvió a caer (-0,8%), interrumpiendo esa secuencia positiva.

Según el informe, “cuando se consideran las variaciones de empleo acumuladas entre marzo de 2024 y marzo de 2025 se observa que fue la industria el gran motor de destrucción de puestos de trabajo, dando cuenta del 85% de la contracción del empleo dependiente privado total”.

Género, provincias y tamaño de empresa

El panorama varía también al interior del segmento privado. Por sexo, el informe indica que “el comportamiento del empleo ha venido siendo diferencial”, con mayores caídas en el empleo masculino durante el primer semestre de 2024, aunque con una reversión temporaria entre septiembre y noviembre. En los meses más recientes, el empleo femenino muestra una evolución algo más favorable, aunque marginal.

Desde el punto de vista geográfico, la dinámica también es disímil. En marzo, el empleo privado cayó en 14 provincias y aumentó en 8. Las reducciones más significativas se registraron en Santa Cruz (-2,4%), La Rioja (-1,7%) y Salta (-1,5%), que concentraron buena parte de la contracción nacional. El informe destaca que “la contribución de Salta y Santa Cruz fue muy superior al peso que estas provincias tienen sobre el total del empleo asalariado privado”.

Por tamaño de empresa, los datos no permiten identificar un patrón sostenido. No obstante, entre diciembre de 2024 y abril de 2025 se verifica un progresivo deterioro en las firmas grandes, que pasaron de un empleo estable a registrar caídas sistemáticas. En abril, las empresas grandes perdieron 0,4% del empleo formal; las pequeñas, 0,5%; y solo las medianas mostraron un leve aumento (+0,1%).

Salarios y poder adquisitivo

El deterioro del empleo no es el único frente de preocupación. El poder de compra de los salarios, tanto en el promedio general como en el salario mínimo, ha experimentado una pérdida significativa.

El salario mínimo vital y móvil (SMVM) en mayo de 2025 registró un valor de $308.200 en términos nominales. En comparación con noviembre de 2023, su valor real cayó un 32%. Esta contracción, sumada a la tendencia decreciente desde años anteriores, ubica al SMVM en niveles inferiores a los de 2001 y un 62% por debajo del máximo histórico alcanzado en 2011.

Por su parte, el salario promedio de los trabajadores registrados del sector privado, según el Índice de Salarios del Indec, también mostró una evolución negativa. Si bien entre abril de 2024 y enero de 2025 hubo una tenue recuperación, en marzo y abril de este año volvió a caer (-1,5% y -0,2%, respectivamente). El informe señala que “el nivel de abril de 2025 se ubicó 1,2% por debajo del valor de noviembre de 2023 y 17,6% por debajo del máximo de la serie, en mayo de 2013”.

Persistencia y límites de la resiliencia

El informe del IIEP ofrece un diagnóstico que pone en evidencia la resiliencia limitada del empleo formal frente a un contexto macroeconómico adverso. Las medidas contractivas, el freno en la obra pública, la retracción del consumo y la incertidumbre sobre el horizonte regulatorio y fiscal impactan negativamente sobre la decisión de contratación de las empresas.

La caída del salario real, lejos de ser un fenómeno aislado, se inscribe en un proceso más amplio de reconfiguración del mercado laboral argentino, con efectos directos sobre la estructura social y las posibilidades de recuperación del consumo.

Frente a este panorama, la política económica enfrenta el dilema clásico: equilibrar el orden fiscal con la preservación del empleo y el ingreso. Sin una estrategia que articule objetivos de estabilización con medidas activas de protección laboral y recomposición salarial, el ajuste podría traducirse en un deterioro social persistente y de difícil reversión.

spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img
spot_img

CONTENIDO RELACIONADO