viernes, 13 de diciembre de 2024

IAE: la puja distributiva era previsible, pero hay que encauzarla

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La participación de los asalariados en el PBI, que era 40% en 1999-2001, cayó a 34% en 2002. Se recobró muy parcialmente (a 35,5%) en 2004 y llegó a 36,5% en 2005 (estimado). Asi señala el informe mensual del IAE (Universidad Austral).

“Sólo alguien muy despistado –señalan los compiladores- podría sorprenderse ante la actual conflictividad salarial, más aún teniendo en cuenta cierta aceleración inflacionaria y el año electoral. Por cierto, las demandas laborales han sido parcialmente impulsadas desde el Gobierno, en 2003-4, con aumentos generalizados y fomento de negociaciones centralizadas”.

En 2005, igual efecto tuvo el aumento del salario mínimo a $630, medida muy positiva como incentivo a trabajar, no ya a cobrar el subsidio. No obstante esas medidas, la mayor inflación frenó a los salarios reales a lo largo de 2004. En cambio, en el primer cuatrimestre de 2005, los salarios reales aumentaron 9,5%, bien por encima de la inflación.

Todos estos movimientos son un camino al equilibrio. Era una ilusión creer que los deprimidos salarios posdevaluación se iban a convertir en una ventaja competitiva permanente, que sólo en decadencia podrían basarse en bajos salarios. Claro está, el
movimiento al equilibrio se puede hacer por distintos caminos y la política económica enfrenta, al respecto, varios dilemas.

“Sólo alguien muy despistado –señalan los compiladores- podría sorprenderse ante la actual conflictividad salarial, más aún teniendo en cuenta cierta aceleración inflacionaria y el año electoral. Por cierto, las demandas laborales han sido parcialmente impulsadas desde el Gobierno, en 2003-4, con aumentos generalizados y fomento de negociaciones centralizadas”.

En 2005, igual efecto tuvo el aumento del salario mínimo a $630, medida muy positiva como incentivo a trabajar, no ya a cobrar el subsidio. No obstante esas medidas, la mayor inflación frenó a los salarios reales a lo largo de 2004. En cambio, en el primer cuatrimestre de 2005, los salarios reales aumentaron 9,5%, bien por encima de la inflación.

Todos estos movimientos son un camino al equilibrio. Era una ilusión creer que los deprimidos salarios posdevaluación se iban a convertir en una ventaja competitiva permanente, que sólo en decadencia podrían basarse en bajos salarios. Claro está, el
movimiento al equilibrio se puede hacer por distintos caminos y la política económica enfrenta, al respecto, varios dilemas.

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