domingo, 22 de diciembre de 2024

Hoy, tres presidenciables en segunda vuelta

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Las recientes encuestas de Giacobbe & Asociados en CABA y Provincia (48% del electorado nacional) dan dos opciones cercanas a 25%, dos al 15 y una izquierda de 3 o 4 puntos, que sentencian segunda vuelta.

El director de Giacobbe & Asociados, Jorge Daniel Giacobbe, juzga imposible visualizar un triunfo de cualquier candidato en primera vuelta tras los resultados de las encuestas que realizara la consultora entre abril y mayo en un espectro que abarca casi la mitad del electorado nacional.

 

Mauricio Macri y Sergio Massa figuran en un primer plano de las preferencias y algo más atrás viene Daniel Scioli, el que mejor ponderado está dentro de la gama oficialista de precandidatos. Posee una imagen positiva mayor en CABA que en PBA, cercana al 30%, y su imagen negativa está cercana a los 25 puntos. Los valores más altos están todavía en la categoría “regular”.

 

Florencio Randazzo posee su imagen positiva, regular y negativa repartida en tercios, siendo algo peor en la Ciudad. Sergio Urribarri posee, todavía, altos índices de desconocimiento cercanos al 50%.

 

No ayuda mucho la imagen negativa de la jefa de Estado, que circula en los 48 puntos porcentuales, mientras que la positiva está cerca del 25%. Su gestión nacional es calificada (de 1 10) algo por encima de los 4 puntos. En ambos casos es mejor percibida en la Ciudad.

 

El 22% de los ciudadanos en CABA y el 18% en la PBA quieren que el kirchnerismo gane las elecciones del 2015, con independencia de quién sea el candidato. Esta pregunta marca el techo de votos duros del oficialismo nacional, que ha bajado mucho en la provincia (era 30% en las elecciones del 2013) y se ha mantenido en la Ciudad.

 

En sentido contrario, el 57% de la CABA y el 56% de la PBA quiere que el kirchnerismo pierda las elecciones. Cerca del 20%, en ambos, opina que le da lo mismo. Esto significa que el kirchnerismo ha perdido algunas capas de adherentes en PBA, quedando más cerca del corazón del voto duro que lo acompañará hasta el final del proceso.

El público de la CABA se muestra algo más esperanzado (45%) de que el país esté mejor luego de las elecciones del 2015 que el de la PBA (40%). Quienes creen que estará peor representan el 17% en ambos distritos. También son los porteños quienes opinan en mayor medida (63%) que los bonaerenses (59%) que el ciclo kirchnerista está agotado. Quienes opinan lo contrario alcanzan el 19%.

Al igual que en las elecciones del 2013, existe un público que quiere terminar con el ciclo kirchnerista, y que además cree que su deseo se cumplirá. Cuando estos dos factores de deseo y percepción están alineados, la sociedad no suele encontrar obstáculos para producir los cambios políticos que pretende.

 

Algunas preguntas de la encuesta apuntan a indagar diferencias entre aquello que los ciudadanos quieren que suceda, y lo que creen que sucederá. Ninguna marca a ciencia cierta el futuro, pero las percepciones particulares generan conducta y toma de decisiones.

 

“Los resultados arrojados por nuestras últimas mediciones de Ciudad Autónoma de Buenos Aires (abril) y provincia de Buenos Aires (mayo) recogen las percepciones de los distritos que representan el 48% del electorado nacional”, explica Giacobbe.

 

La primera representa el 10% y la segunda, la más grande del país, el 38%. Llama la atención la homogeneidad de evaluaciones aportadas por estas dos poblaciones que, con bastante frecuencia, tienden a pensar y decidir de forma bien diferente.

Los 600 casos en CABA y 1000 casos en PBA, tomados bajo el sistema de encuestamiento de sobre cerrado, demuestran que el kirchnerismo y sus figuras nacionales están nítidamente deterioradas, y que se han desgastado especialmente en la provincia de Buenos Aires.

La popularidad y el carisma del Papa Francisco se han evidenciado contundentemente en ambos distritos, al alcanzar un 78% de imagen positiva en CABA y un 84% en la PBA. Esto lo convierte en una voz autorizada frente a las discusiones políticas y sociales de la Argentina, donde anteriormente no influían factores exógenos a las fronteras nacionales, y ahora marca agenda respecto del combate contra el narcotráfico, la trata de personas, la honestidad en las instituciones, el cumplimiento de los tiempos democráticos y demás.

El próximo Presidente

En primera medida, dado que falta mucho tiempo para la elección presidencial, es llamativa la baja cantidad de indecisos que registra esta pregunta en ambos distritos.

 

Hay que considerar que los guarismos de la categoría “Otros”, donde se nuclean opciones menores, finalmente tampoco alcanzan esos valores en las elecciones, y la opinión pública debe circunscribirse a las opciones existentes en el cuarto oscuro. De modo tal que gran parte de ello deberá reacomodarse.

Las voluntades iniciales del electorado circulan mayormente entre las tres figuras a las que se asigna capacidad para alcanzar la presidencia: Sergio Massa, Mauricio Macri y Daniel Scioli. Ambos tienen niveles de conocimiento muy altos, aunque los dos primeros gozan de imágenes positivas mayores que el último.

Resulta lógico que Mauricio Macri obtenga un punto más de intención de voto que Sergio Massa en el distrito que gobierna (20% a 19% en CABA). Es lógico también que Sergio Massa lidere en su distrito fuerte aventajando por 13% a Mauricio Macri (28% a 15% en PBA).

 

La PBA representa casi cuatro veces más en lo nacional que la CABA.

Tras las elecciones del 2013, Sergio Massa se convirtió en la herramienta que la sociedad utilizó en la PBA para frenar al kirchnerismo, lo que no indica necesariamente que sepa convertirse en la herramienta de lo que el electorado necesitará en el 2015.

 

Mauricio Macri aparece simbólicamente como el más “outsider” del sistema político, en capacidad de representar una porción de la población ofendida con la dirigencia en general. Sin embargo, la falta de estructura y armado a nivel municipal del PRO en la PBA genera incertidumbre en la población sobre su potencia nacional.

Llamativamente, Daniel Scioli alcanza más voluntades porcentuales en la CABA (12%) que en el distrito donde gobierna (11% en PBA). Esto podría estar indicando que la opinión pública, que hasta ahora no podía definirlo dentro ni fuera del kirchnerismo, lo esté percibiendo como candidato del oficialismo nacional, y esto le produzca un desgaste importante.

 

La ausencia física de Cristina Fernández como conductora del espacio y el proyecto trunco de Jorge Capitanich como reconstructor del gobierno pueden haberlo dejado como “primer cara en el mostrador de los reclamos”.

 

De todas formas, y en el caso de ir juntos, el “techo” de votos del kirchnerismo no estará determinado tanto por el candidato sino por el anteriormente mencionado 18% o 20% que quiere que el kirchnerismo gane.

 

Pero, en el caso de que los sectores internos del kirchnerismo que no aceptan a Daniel Scioli se presentaran a la elección con un candidato “de paladar negro”, deberán evaluar que, por sí mismo, Sergio Urribarri alcanza aproximadamente 4% de las voluntades.

 

Oposición

El espacio FA-UNEN posee en Hermes Binner y Julio Cobos candidatos que hoy no alcanzan a superar el 10%.

 

Sin embargo, están en capacidad de crecer algunos puntos para representar al 10% o 12% de la población que históricamente se refugia en un voto que considera más honesto y más ético, pero al cual de ninguna manera se le asigna capacidad de gobierno.

Estos son números que representan las posiciones y preferencias iniciales de la opinión pública, cuando aún falta mucho tiempo y por ende, muchos estímulos, inclusive los de las campañas.

 

No es lo mismo estimular a un ciudadano que aún no ha pensado en las elecciones que cambiarle la decisión a quienes ya han tomado alguna, aunque sea prematura.

Segunda vuelta

 

El escenario de hoy es un vitreaux con pedazos medianos y pequeños. Con dos opciones cercanas a los 25%, otras dos cercanas al 15%, más una izquierda que alcanzara un 3% o 4%, más algunos puntos más de expresiones menores, es imposible visualizar un triunfo de cualquier candidato en primera vuelta.

Los dos distritos más importantes del país estarían impulsando a Sergio Massa y Mauricio Macri a la segunda vuelta, donde el primero se posiciona unos 6 o 7 puntos por encima del segundo.

 

En el caso de que pudiera revertir su tendencia a la baja y colarse en segunda vuelta, el gobernador Daniel Scioli perdería tanto con Sergio Massa como con Mauricio Macri.

Jefe de gobierno y gobernador

 

Las candidaturas nacionales de los actuales mandatarios de estos distritos han disparado ya las disputas por sus sillones.

 

En la Ciudad de Buenos Aires, la mejor posicionada es Gabriela Michetti, que asciende a 25% de intención de voto, seguida por Martín Lousteau con 15%.

 

La primera representará al PRO, mientras que el segundo deberá decidir si representa nuevamente al espacio UNEN. Este tentador porcentaje de Lousteau puede generar todo tipo de propuestas y especulaciones. Hay que considerar que los otros presidenciables, Sergio Massa y Daniel Scioli, no tienen aún candidatos propios que alcancen estos valores para “dar la pelea” en la CABA.

En la PBA el escenario también es sorprendente: los dos candidatos mejor posicionados en lo nacional (Massa y Macri) no poseen candidatos fuertes a gobernador en el distrito más importante: Tanto Darío Giustozzi como Gustavo Posse por el Frente Renovador, como María Eugenia Vidal por el PRO poseen altos niveles de desconocimiento y escasas intenciones de voto.

En cambio Daniel Scioli, que se encuentra hoy en desventaja para la presidencial, tiene cerca a quienes mayores caudales de votos poseen para gobernador: Martin Insaurralde (16%) y Florencio Randazzo (8%). De todas formas habrá que tomar la candidatura de Insaurralde por el kirchnerismo con pinzas, pues si bien en las elecciones del 2013 debió calzar la camiseta del equipo perdedor, cosechó mucho conocimiento, que no resultó negativo.

 

De alguna manera, el electorado comprendió su situación y no votó en contra de él sino de Cristina Fernández.

 

A nuestro entender, Insaurralde es un candidato con las características que la sociedad está demandando para el mañana: más volcado a la gestión, menos confrontativo, menos discursivo. Se parece generacionalmente más a Massa o a Macri que a Cristina.

Hacia una sociedad que se da cuenta

 

En los últimos 30 años de democracia la sociedad argentina ha dado cuentas de su evolución hacia una mejor toma de decisiones y un empoderamiento de la voz grupal.

 

Muchos temas se han consolidado en la agenda política por impulso de la necesidad social, aún frente a los intentos de los gobernantes de ocultarlos o minimizarlos.

 

La sociedad argentina terminó con la idea de matar como forma de resolver los conflictos de ideas, con la interrupción democrática como forma de calmar la ansiedad ante un gobierno desprestigiado, incluso con la interrupción de un gobierno por la misma razón, también con el permiso respecto de vivir en hiperinflación, entre otras.

Los severos guarismos que estas encuestas recogen indican que la sociedad ya está anoticiada de que los niveles de penetración del narcotráfico en la argentina no son posibles sin la anuencia y la participación de actores del Estado que deberían combatirlo.

 

Más del 80% de la población cree que el narcotráfico es socio de una parte de la política, de la policía y de la justicia. Asimismo, casi el 70% de la sociedad cree que el narcotráfico es la principal causa de la inseguridad.

En el mismo sentido, cerca del 65% de la población se siente insegura todo el tiempo circulando por la calle, mientras que cerca del 50% se siente insegura todo el tiempo dentro de su casa. Estos datos son imprescindibles a la hora de analizar los niveles de temor que los ciudadanos poseen en la actualidad, la percepción de riesgo físico y las conductas que esto puede generar.

En sentido inverso al proceso que está viviendo el vecino Uruguay, más del 50% del electorado está en contra de la idea de despenalizar el consumo de drogas, mientras que cerca del 30% está de acuerdo.

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