Hidrógeno verde en América latina

Argentina y Brasil tienen los mayores planes para la construcción de plantas de hidrógeno en el continente. A la vez, buscan convertirse en grandes centros de exportación para los mercados en Europa -el centro de la demanda mundial de hidrógeno- y Asia.

17 octubre, 2022

La versatilidad del hidrógeno, especialmente el hidrógeno verde, promete agregar nuevo valor a cualquier economía.

En un momento en que tanto los países como las compañías energéticas buscan acelerar su transición hacia los recursos energéticos más limpios, los países de América latina están desarrollando planes para aumentar la producción, el consumo y la exportación del llamado hidrógeno verde, que es generado por recursos limpios.

Uno de los desarrollos más recientes y de más alto perfil se conoció en junio de este año, cuando la provincia argentina de Tierra del Fuego describió planes para desarrollar una industria de hidrógeno y amonio. La provincia intenta utilizar los enormes recursos eólicos de la región para atraer inversiones por US$ 6.000 millones en tecnologías que producen el combustible. Eso incluye inversiones en parques eólicos para generar electricidad que

Puede ser usada para alimentar electrolizadores, que eliminan los átomos de oxígeno del agua para producir hidrógeno.

Una vez instaladas, una parte del proyecto hidrógeno se usará para producir amonio, que además de ser usado para crear fertilizantes, también sirve como combustible transportador de hidrógeno por las tuberías hasta los mercados.

Junto con otras fuentes de energía renovable, como la solar y la eólica, el hidrógeno es considerado un combustible con posibilidad de emitir bajo o cero carbono, o sea que es clave para la transición hacia energías limpias.

Mientras casi todos los países de América latina y el Caribe se enfocan en el hidrógeno verde, los países productores de hidrocarburos como Argentina, Colombia y Trinidad y Tobago pueden usar tecnologías de almacenamiento y captura de carbono para eliminar las emisiones de carbono de su proceso de producción y generar el llamado hidrógeno azul.

El anuncio de Tierra del Fuego se hace en un momento en que la demanda de hidrógeno sigue creciendo. Si bien en 2019 había apenas tres proyectos piloto de hidrógeno – en Argentina, Chile y Costa Rica – para 2021 en la región había más de 25 proyectos según la International Energy Agency, muchos de los cuales con intenciones de exportar hidrógeno a Europa y Asia.

 

En busca de mercados de exportación

Argentina y Brasil tienen los mayores planes para la construcción de plantas de hidrógeno en el continente. A la vez, buscan convertirse en grandes centros de exportación para los mercados en Europa, el centro de la demanda mundial de hidrógeno, y Asia.

Para hacer realidad sus ambiciones, los países latinoamericanos deben tomar en consideración la parte más cara y difícil de la industria energética: el transporte. Esto comprende tanto las tuberías internas para mercados intra-continentales como las terminales submarinas para llegar a Europa y Asia.

Uno de los aspectos más atractivos del hidrógeno es que las tuberías de los hidrocarburos pueden utilizarse también para transportarlo. América latina y el Caribe ya tienen grandes redes de tuberías en el norte – comenzando desde Venezuela y Trinidad & Tobago – y en el sur, desde Bolivia, que cubren Argentina y Brasil y que podrían servir para las ambiciones de exportación.

En el caso de Tierra del Fuego, la ubicación de la provincia en el extremo sur de américa del Sur significa que también puede poner en la mira los mercados de Asia.

 

Cronogramas de desarrollo

La adopción del hidrógeno en el sistema energético global tardará varias décadas. La mayoría de los mega-proyectos en América latina ponen 2030 como fecha de terminación. Este plazo da a los gobiernos más tiempo para instalar marcos regulatorios, institucionales, legales y comerciales que permitan al hidrógeno entrar en el sistema energético mundial de una manera satisfactoria.

Por ejemplo, uno de los proyectos más grandes en América latina es la instalación Pampas, en la provincia de rio Negro, Argentina (US$ 8.400 millones) que busca generar 15 GW en energía que producirán 2,2 millones de toneladas de hidrógeno verde para 2030.

En última instancia, la clave para desarrollar estos proyectos de capital intensivos para generar hidrógeno de bajo carbono, será la cooperación entre gobiernos y empresas, muy posiblemente incluyendo incentivos para la energía renovable.

 

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