<p>Pero, para tornar creíble el segundo salvataje (€ 130.000 o 145.000 millones), Grecia debe afrontar un vencimiento de € 14.500 millones, antes del 20 de marzo. Este repago es clave para eludir la insolvencia lisa y llana. Mientras tanto, los diecisiete ministros de hacienda, especialmente su ala dura, no logran superar en Bruselas dudas y divergencias.<br />
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Por ejemplo, se menciona un agujero de miles de millones en el plan de austeridad, que bloquearía el rescate. En esencia, se trata de viabilizar –hacia 2020- una rebaja desde 160% a 120% en la relación entre déficit y producto bruto interno. La reunión del Eurogrupo, entretanto, alcanzó la madrugada del martes sin muchos resultados concretos.<br />
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La contracara también es políticamente ardua de digerir para Grecia: un “comisariato ad hoc” para gestionar determinadas cuentas helénicas. Vale decir, partidas bloqueadas si se aplica la controvertida propuesta alemana. Este factor explica la mediación encarada ahora ante Berlín por Mario Monti, ministro italiano de Economía, apoyado por su compatriota Mario Draghi (Banco Central Europeo).<br />
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En este punto, todavía es preciso ablandar a la propia Alemania, Holanda, Finlandia y Austria. Por detrás, se yergue la “troika” BCE, Comisión Europea y Fondo Monetario Internacional. Por otra parte, la resistencia de partidos centroizquierdistas y ciudadanos griegos al “comisariato germano” no parece ceder, sobre todo en las calles.<br />
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Hasta el momento, la única “concesión” proviene de Wolfgang Schäuble, ministro teutón de Hacienda. En efecto, ya no insiste en postergar las elecciones de abril e instalar un gabinete técnico a la italiana.<br />
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Como nada es gratis, se desarrollan tratativas bilaterales para que alemanes y franceses vendan armamentos a los griegos. No justamente artículos de primera necesidad para una economía cuya deuda pública representaba a fin de 2011 un 165,5% del PBI, esto es € 365.600 millones, con inflación minorista de apenas 2,8% pero 21% de desempleo.<br />
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Grecia, el Eurogrupo y un rescate in extremis
Atenas hace lo imposible para convencer a los países más rigurosos, dentro y fuera de la Eurozona, sobre su capacidad de repago. Entretanto, hay en marcha una mediación italiana en el Eurogrupo y Lukas Papademos pide más sacrificios a los bancos.