<p>Mirando las cosas por el revés, medios fieles a los mercados especulativos (“Financial Times, Wall Street Journal, Economist, Neue Zürcher”) sostienen que la creciente injerencia estatal pone el peligro la globalización. Máxime tras las intervenciones del gobierno norteamericano para salvar firmas de valores o, pronto, hipotecarias paraestatales. Esta escuela de pensamiento identifica la globalización no con la segunda posguerra –como demostraron Kenneth Galbraith o James Tobin-, sino con el colapso de las economías centralmente planificadas (1989/91).</p>
<p>Ni siquiera eso es correcto, pues reduce ese ”universo” a la ex Unión Soviética, sin tener presentes a China o Vietnam ni casos tan extremos como Cuba, Birmania o algunos estados africanos. Sea como fuere, tampoco la baja de barreras comerciales o la apertura excesiva de economías en desarrollo (Argentina fue emblemática en 1990/2001) implicaba una globalización sistémica como la pretendida por el difunto consenso de Washington (1989).</p>
<p>Ejemplos tan actuales como Rusia, China, Vietnam, Irán, Brasil o India indican que una variedad de sectores primarios (hidrocarburos, productos agrícolas) nunca dejaron de estar sujetos a control o supervisión estatal. Menos ahora, cuando sus precios internacionales –esto sí atados a la globalización especulativa- quiebran récord tras récord, por lo menos hasta mediados de julio.</p>
<p>Un país secularmente adicto a la economía centralmente planificada, Rusia, se ha embarcado en una especie de resovietización basada en hidrocarburos. A tal punto que su monopolio Gazprom, una de las mayores compañías del mundo, sirve para presionar a economías en apariencia tan “globales” como las de Europa occidental.</p>
<p>Ese papel puede recaer, en las Américas, sobre Brasil y Venezuela. No hace falta barajar semejante hipótesis para verificar que la “globalización” ha puesto la suerte de grandes bancas norteamericanas y el propio dólar en manos de una economía centralmente planificada, China, y las autocracias musulmanas de la península arábiga, vía fondos soberanos de inversión. Algunos de ellos (Abú Dhabi, Dubai, Kuwait) inclusive compran participaciones en grandes bolsas occidentales.</p>
Globalización, entre el crac de 1907 y las turbulencias actuales
El descalabro bursátil de 1907 suele silenciarse. Pero, al promover las guerras balcánicas de 1912/13, llevó a la de 1914/8 y la crisis de una globalización. La siguiente, iniciada en 1945 -no en 1990-, se tambalea desde 2007.