Sin fondos para investigar ni combatir plagas, cundirá el hambre

Muchos daños causados por plagas agrícolas, mientras la escasez eleva precios, pudieron haberse paliado. Verbigracia, el Instituto Internacional del Arroz (Filipinas) puede crear variedades resistentes a diversos azotes, pero no tiene fondos.

26 agosto, 2008

<p>&Eacute;ste es un ejemplo claro de los problemas que castigan a la agricultura mundial. Seg&uacute;n varios expertos, durante los lapsos de sobreproducci&oacute;n en decenios recientes, gobiernos y agencias multilaterales desde&ntilde;aban la relevancia de ayudar a que los pa&iacute;ses pobres mejorasen el agro. Los gastos de organismos que hab&iacute;an combatido las hambrunas en los a&ntilde;os 70 se estancaron o cayeron.</p>
<p>&ldquo;La gente cre&iacute;a resuelta la crisis alimentaria mundial. Pero s&oacute;lo hab&iacute;a pasado a segundo plano en las prioridades, mientras se reduc&iacute;an programas vitales&rdquo;, observa Robert Zeiger, director del IIA. En la entidad, mientras tanto, los cient&iacute;ficos identificaban catorce marcas gen&eacute;ticas adversas a los saltamontes, que les chupan savia a plantas j&oacute;venes de arroz y las infectan de virus. Pero no hab&iacute;a dinero para insertar esas caracter&iacute;sticas a las variedades m&aacute;s usadas.</p>
<p>Este instituto es el mayor repositorio mundial de semillas de arroz, ejemplares gen&eacute;ticamente alterados y datos sobre un cereal que alimenta a casi la mitad del planeta. Hoy sus invernaderos est&aacute;n en malas condiciones y sus oficinas, desiertas. En los 80, la entidad manten&iacute;a cinco entom&oacute;logos y doscientas personas. A mediados de 2008, quedaba uno solo con diez asistentes.</p>
<p>Similares deterioros padecen instituciones en Asia, &Aacute;frica y Latinoam&eacute;rica, todas dedicadas a la productividad agr&iacute;cola en pa&iacute;ses pobres. &ldquo;Hemos estado reclamando m&aacute;s esfuerzos durante a&ntilde;os y advertimos los riesgos venideros. Nadie escuchaba&rdquo;, se&ntilde;ala Tom&aacute;s Lumpkin, del centro pro mejora del trigo y el ma&iacute;z (M&eacute;xico). Ahora, las consecuencias son inescapables: la oferta alimentaria global se contrae, pero la poblaci&oacute;n sigue aumentado y, en parte del mundo subdesarrollado, la gente puede hoy comprar m&aacute;s granos y oleaginosas.</p>
<p>Con la demanda empezando a desbordar la oferta, los precios van a las nubes o se mantienen inestables, aun en lapsos de baja, y estalla la violencia social en varios pa&iacute;ses, en desmedro de la estabilidad pol&iacute;tica. No obstante, los dirigentes de econom&iacute;as centrales no reaccionan como debieran. Reci&eacute;n hace dos meses, George W. Bush pidi&oacute; al congreso una suma insignificante, US$ 700 millones, para a&ntilde;adir al presupuesto de asistencia alimentaria y desarrollo agr&iacute;cola en el exterior.</p>
<p>Pero nadie detiene los recortes en materia de investigaciones. Estados Unidos ha eliminado casi 75% de una partida ya modesta (US$ 59.500.000 anuales) para mejorar la calidad de cereales claves en pa&iacute;ses pobres. Tambi&eacute;n en el resto del mundo rico, los aportes disminuyen. Verbigracia, el centro mexicano ha desarrollado ma&iacute;z resistente a la sequ&iacute;a para &Aacute;frica y trigo de mayor rinde, resistente a plagas, destinado al sudeste asi&aacute;tico. Pero carece de fondos para llevar semillas o plantas a cultivadores pobres y remotos.</p>
<p>Ajust&aacute;ndolos por inflaci&oacute;n y paridades cambiarias, los aportes de las econom&iacute;as centrales se redujeron 53% entre 1980 y 2007, o sea de US$ 6.000 a 2.800 millones. EE.UU. solo rebaj&oacute; partidas de US$ 2.300 a 624 millones (73%) en ese mismo per&iacute;odo. Pero los recortes fueron francamente crueles en el Banco Mundial, un costoso aparato &ndash;manejado desde Washington- que debiera dar cr&eacute;ditos blandos a pa&iacute;ses pobres para desarrollo agr&iacute;cola. En cambio mantiene un ej&eacute;rcito de funcionarios cuyos sueldos pasan de US$ 140.000 anuales: suficientes para alimentar a&ntilde;os a la familia tipo africana. Ese banco redujo sus pr&eacute;stamos agr&iacute;colas de US$ 7.700 a 2.000 millones (71,4%) entre 1980 y 2006.</p>

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