Gas:principio de acuerdo con empresas, mientras Chile y Uruguay sobreactúan
Como era de prever, se ha iniciado un aumento paulatino de GNC, que acumulará 26% y alcanzará $ 0,63 la unidad. Mientras tanto, Chile y Uruguay convirtien problemas comerciales en cuestiones de estado y hay principio de acuerdo con empresas locales.
Desde este fin de semana, la unidad de gas comprimido (GNC) cuesta 55 centavos, pero pasará después a 63. Sea como fuere, seguirá lejos del gasoil ($ 1,34 el litro) y las naftas. Pero ya se detectan alzas oportunistas de gas licuado: en ciertas áreas suburbanas, la garrafa se vende a $ 25 ó 26.
En el frente externo y en un gesto totalmente sorpresivo, el presidente chileno Ricardo Lagos salió a calificar duramente el recorte en las exportaciones argentinas de gas natural. Llegó inclusive a hablar de “quiebra en la confianza mutua”.
Al respecto, observadores a ambos lados de la cordillera sospechan que la sobreactuación chilena tiene un espinoso costado geopolítico: la merma de gas argentino afecta al norte y su única opción sería apelar a gas proveniente de Bolivia. Dada la obstinación chilena en no restituir al vecino siquiera un corredor al Pacífico –postura que data de 1883-, recurrir al altiplano sería humillante.
También es llamativo que Santiago de Chile adopte estas actitudes a poco de fracasar negociaciones por la nonata Área de Libre Comercio Americana (ALCA). Justo mientras se llegaba a un acuerdo entre el Mercosur y parte de la Comunidad Andina (Colombia, Ecuador y Venezuela). Chile apuesta a una “relación especial” con Estados Unidos –como la que tiene desde el siglo XIX con Gran Bretaña- y eso lo aleja del Mercosur.
En lo tocante a Uruguay, el gobierno de Jorge Batlle –proclive a denuestos contra los argentinos- ordenó a Usinas y Teléfonos del Estados (UTE, que ya no maneja comunicaciones) demandar a la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Camdesa). En su caso, arguye la suspensión de exportaciones eléctricas. Resulta llamativo que, mientras Chile y Uruguay se ponen tan duros, Argentina no haga lo mismo con Brasil, cuya entrega de energía hidroeléctrica cesó a los tres o cuatro días de iniciada.
Desde este fin de semana, la unidad de gas comprimido (GNC) cuesta 55 centavos, pero pasará después a 63. Sea como fuere, seguirá lejos del gasoil ($ 1,34 el litro) y las naftas. Pero ya se detectan alzas oportunistas de gas licuado: en ciertas áreas suburbanas, la garrafa se vende a $ 25 ó 26.
En el frente externo y en un gesto totalmente sorpresivo, el presidente chileno Ricardo Lagos salió a calificar duramente el recorte en las exportaciones argentinas de gas natural. Llegó inclusive a hablar de “quiebra en la confianza mutua”.
Al respecto, observadores a ambos lados de la cordillera sospechan que la sobreactuación chilena tiene un espinoso costado geopolítico: la merma de gas argentino afecta al norte y su única opción sería apelar a gas proveniente de Bolivia. Dada la obstinación chilena en no restituir al vecino siquiera un corredor al Pacífico –postura que data de 1883-, recurrir al altiplano sería humillante.
También es llamativo que Santiago de Chile adopte estas actitudes a poco de fracasar negociaciones por la nonata Área de Libre Comercio Americana (ALCA). Justo mientras se llegaba a un acuerdo entre el Mercosur y parte de la Comunidad Andina (Colombia, Ecuador y Venezuela). Chile apuesta a una “relación especial” con Estados Unidos –como la que tiene desde el siglo XIX con Gran Bretaña- y eso lo aleja del Mercosur.
En lo tocante a Uruguay, el gobierno de Jorge Batlle –proclive a denuestos contra los argentinos- ordenó a Usinas y Teléfonos del Estados (UTE, que ya no maneja comunicaciones) demandar a la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (Camdesa). En su caso, arguye la suspensión de exportaciones eléctricas. Resulta llamativo que, mientras Chile y Uruguay se ponen tan duros, Argentina no haga lo mismo con Brasil, cuya entrega de energía hidroeléctrica cesó a los tres o cuatro días de iniciada.
