En un gesto que tal vez sea tardío, un baqueteado “G-7 menos uno” sacó un plan de acción que coordina a Estados Unidos, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Canadá e Italia. Japón figura en los papeles, pero prepara su propio salvataje bancario. En un plano muy discreto, allegados al Banco de Ajustes Internacionales (BAI, “banco central de bancos centrales”) barajan una intervención concertada de los fondos jubilatorios, para cortar la realimentación de derivados tóxicos vía fondos de cobertura.
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<p>A criterio de varios economistas serios –ninguno trabaja en el Fondo Monetario ni el Banco Mundial-, ahora el problema es resolver si esto en una recesión o se acerca una recesión como la iniciada en 1932/3. El novísimo plan del G-7 todavía busca “estabilizar los mercados, reiniciar el flujo de liquidez y, por fin, eludir una recesión generalizada. Pero ésta ya se ha desencadenado (lo acepta hasta el FMI). </p>
<p>La enésima cumbre, sin embargo, sólo ha difundido un comunicado con buenas intenciones pero sin detalles. Curiosa reticencia para cerrar una historia cuyo villano máximo no es el patético George W. Bush sino su secretario de hacienda, Henry Paulson, que nunca ha dejado de operar para Goldman Sachs, como lo muestran dos “errores” garrafales: dejar caer a Lehman Brothers –con ella, la figura “banca de inversión”- y otorgar US$ 85.000 millones en dineros públicos a la aseguradora American Internacional Group. </p>
<p>Con las consecuencias de ambos pecados a la vista, los gobiernos de EE.UU. y Gran Bretaña (atado éste inextricablemente al otro) tardaron un mes en reaccionar. Hasta ahora, empero, las respuestas de EE.UU. y la Eurozona se han quedado cortas. Por ejemplo, nadie se animó a decretar feriado bursátil por algunos días o, como Rusia, Ucrania Indonesia y Brasil, suspender operaciones cuando los índices caían más de 10% (lección que también debiera aprender la pequeña bolsa porteña). </p>
<p>Cabe consignar que el esquema de Paulson, modificado por el congreso, sigue en pie y puede costar unos US$ 843.000 millones, como adelantaba este sitio el sábado 27. Igualmente, el “rescate II” (canjear papeles comerciales no titulizados por acciones en bancos empresas afectadas) siguen dando vueltas y puede salir más de US$ 1,2 billón. No es casual que Paulson haya desechado una salida tan lógica como inyectar liquidez directamente en las entidades financieras para mantenerlas activas. Eso –señalan Robert Rubin y Paul Krugman, entre otros- habría frenado la crisis. La versión del plan aprobada por el congreso incluye esa posibilidad (Gran Bretaña puso en práctica algo similar). </p>
<p>Probablemente, la adicción a reuniones y cumbres cada vez menos substanciales tenga que ver con esa llamativa ceguera de Washington. </p>
G-7: otro plan o parche- para una crisis que ya supera la de 1929/32
Japón prepara un rescate propio. Silvio Berlusconi, en un rapto de sensatez, sugiere un feriado bursátil global, como en septiembre de 2001. Entretanto, la sobredosis de reuniones G-7, G-8, G-11, G-20, FMI-BIRF- les resta credibilidad.