Francia: primera vuelta para Sarkozy y papelón de encuestadores

Nicolas Sarkozy, candidato de derecha opuesto a inmigrantes no blancos, obtuvo 31,1%. Lo sigue Ségolène Royal con 25,9%. Los sondeos erraron con François Bayrou (18, no 22%) y Jean-Marie Le Pen (apenas 10,2%, contra augurios de 18%).

23 abril, 2007

El caso de Le Pen ilustra la escasa fiabilidad de encuestadores comerciales que, en cinco comicios sucesivos, jugaron para el centroderecha “presentable” asustando al público con porcentajes por demás altos para el ultraderechista. Ahora, el hombre del Languedoc anuncia el retiro, pero no es la primera vez que amaga.

De inmediato, los mismos sondeos que se equivocaron con Le Pen pronosticaron “una cómoda victoria de Sarkozy en segunda vuelta”. Tiene cierta lógica aritmética: si se añade el 10,2% de la ultraderecha a 31,1 del ganador, se obtiene 41,3% y, si se le suma la mitad del 17,8% logrado por Bayrou, el conjunto da 50,2%.

Pero el margen no es “cómodo”. Por el contrario, el centroizquierda cree que Royal absorberá los votos de Bayrou y reunirá 44,7% de ·base”. Como se ve, las posibilidades de Royal son débiles, a causa de la delantera que ya le lleva Sarkozy (31,1 contra 25,9%),

Un problema para el centroizquierda es que la concurrencia fue masiva (84,5% del padrón) y que los cuatro candidatos acumulan casi lo mismo (85%). El 15% restante se divide en una gama variopinta de boletas. Por otra parte, Sarkozy ha recogido apoyo en la clase media urbana, fuertemente xenófoba y racista.

Sea como fuere, Royal rescató al socialismo de la dura derrota sufrida en 2002 y es la primera mujer son posibilidades presidenciales. Esto puede constituir un inconveniente en Francia, donde la pequeña burguesía urbana suele ser tan antifeminista como el electorado de pueblo chicho (Le Pen). En París y otros grandes centros, las actitudes pendencieras de Sarkozy hacia negros y moros –más el rechazo al ingreso turco en la Unión Europea- le han rendido bien y pueden darle la victoria en segunda vuelta.

El caso de Le Pen ilustra la escasa fiabilidad de encuestadores comerciales que, en cinco comicios sucesivos, jugaron para el centroderecha “presentable” asustando al público con porcentajes por demás altos para el ultraderechista. Ahora, el hombre del Languedoc anuncia el retiro, pero no es la primera vez que amaga.

De inmediato, los mismos sondeos que se equivocaron con Le Pen pronosticaron “una cómoda victoria de Sarkozy en segunda vuelta”. Tiene cierta lógica aritmética: si se añade el 10,2% de la ultraderecha a 31,1 del ganador, se obtiene 41,3% y, si se le suma la mitad del 17,8% logrado por Bayrou, el conjunto da 50,2%.

Pero el margen no es “cómodo”. Por el contrario, el centroizquierda cree que Royal absorberá los votos de Bayrou y reunirá 44,7% de ·base”. Como se ve, las posibilidades de Royal son débiles, a causa de la delantera que ya le lleva Sarkozy (31,1 contra 25,9%),

Un problema para el centroizquierda es que la concurrencia fue masiva (84,5% del padrón) y que los cuatro candidatos acumulan casi lo mismo (85%). El 15% restante se divide en una gama variopinta de boletas. Por otra parte, Sarkozy ha recogido apoyo en la clase media urbana, fuertemente xenófoba y racista.

Sea como fuere, Royal rescató al socialismo de la dura derrota sufrida en 2002 y es la primera mujer son posibilidades presidenciales. Esto puede constituir un inconveniente en Francia, donde la pequeña burguesía urbana suele ser tan antifeminista como el electorado de pueblo chicho (Le Pen). En París y otros grandes centros, las actitudes pendencieras de Sarkozy hacia negros y moros –más el rechazo al ingreso turco en la Unión Europea- le han rendido bien y pueden darle la victoria en segunda vuelta.

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