<p>El partido de Verdaderos Fineses (Timoteus Solmi) copó 19% de los votos en los comicios generales del domingo y quedó tercero en el parlamento. Duramente golpeada, la Coalición Nacional del primer ministro Jyrki Katainen retuvo a duras penas el liderazgo, con 20,4%. <br />
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Peor les fue a los socialdemócratas de Jutta Urpilainen, que arañaron el segundo lugar con 19,1%. Tampoco salió bien librado el que antes estaba segundo. En efecto, el partido de Centro, del ex primer ministro Mari Kiviniemi, cayó al cuarto sitio, con apenas 15,8%, y se quedó sin jefe.<br />
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Los ultraderechistas, triunfadores reales, habían montado una campaña estilo Jean-Marie Le Pen o el populista flamenco Bart de Wever. Su propaganda incluía tres temas claves en esta creciente onda chauvinista: hostigamiento al euro, a los rescates dentro o fuera de la Unión Europea y a inmigrantes de tez oscura. En el caso finés, la nueva estrella será indispensable para formar gobierno, si no se unen la Coalición y los socialdemócratas.<br />
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En cierto modo, el perfil electoral de 2011 se parece al francés de 2012. Ahí, Marine Le Pen –llama “húngaro étnico” a Nicolas Sarkozy- figura ya primera en los sondeos para la primera vuelta de los comicios presidenciales.<br />
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Existe otro factor inquietante: en Estados Unidos, el <em>Tea Party </em>incluye en su cartilla el salvataje de dos billones a “malos banqueros”, a costa de los contribuyentes. Sin duda, un incómodo legado conjunto de George W.Bush y Barak Obama vía la Reserva Federal (Benjamin Bernanke).</p>
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Finlandia se une al brote ultraderechista
Los votantes fineses han enviado un mensaje claro. Tras un año de crisis financiera y recetas tan austeras como contraproducentes, el hartazgo social Grecia, Irlanda, Portugal, España, Estonia, Islandia- se contagia a países en teoría prósperos.