Todos buscan un exilio para Muammar Ghadafi

<p>Dicho de otra forma, los ataques que sigue lanzando el r&eacute;gimen apenas disimulan su objeto real: apelar a sus amigos de la Uni&oacute;n Africana para negociar con Francia, Gran Breta&ntilde;a, Turqu&iacute;a y, por fin, el gobierno de Benghazi. Era un plan B atribuido a Angora. Para Washington, este proceso lleva a elegir un exilio apropiado. <br />
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Seg&uacute;n observadores de la Uni&oacute;n Europea y la Liga &Aacute;rabe, circula ya una lista tentativa. La componen Nicaragua, Venezuela, Mauritania, Mal&iacute;, Guinea Ecuatorial, N&iacute;ger, Chad, Uganda, Congo-Kinshasa, Zimbabwe, Bielorrusia y Sud&aacute;frica. Salvo las dos primeras y la &uacute;ltima, no se trata de democracias en serio.<br />
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Seg&uacute;n diversas fuentes, en el encuentro del coronel con la UA (Tr&iacute;poli) se trajo a colaci&oacute;n ese plan. Ser&iacute;a una soluci&oacute;n completamente opuesta a la que se contemplaba en la OTAN y el Consejo de Seguridad (ONU). Vale decir, acelerar el fin de la guerra civil mediante desembarcos de tropas terrestres sobre las costas occidental y central. Contactos entre el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, y Franco Frattini (canciller italiano) apuntaba d&iacute;as atr&aacute;s a ese plan.<br />
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Ambos y altos mandos brit&aacute;nicos (tambi&eacute;n EE.UU-Canad&aacute;) sostienen que las incursiones bajo el paraguas a&eacute;reo no alcanzan. En parte, porque los efectivos rebeldes no logran emular el poder de fuego ni la calidad de la conducci&oacute;n ejercida por el despiadado Jam&iacute;s. De ah&iacute; que el presidente del consejo de transici&oacute;n en Cirenaica (Mustaf&aacute; Abdel Dyalil) quiera ahora tambi&eacute;n aviones propios, tal vez italianos. <br />
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Estos planteos probablemente generen resistencia en parte de la Liga &Aacute;rabe y la propia coalici&oacute;n occidental. La historia est&aacute; llena de intervenciones militares tan controvertidas como la hoy en debate. En esta oportunidad, hay un agravante: el estancamiento de una guerra imposible en Afganist&aacute;n-Pakist&aacute;n. Es un legado de George Bush, v&iacute;a Robert Gates, &ldquo;jefe vitalicio&rdquo; del Pent&aacute;gono que Barack Obama insiste en conservar,<br />
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Las complicaciones para un eventual exilio no incluye un riego para los Ghadafi: el tribunal internacional de La Haya, empe&ntilde;ado en juzgar al coronel y otros por cr&iacute;menes contra civiles. A ello se a&ntilde;aden denuncias por violaci&oacute;n de una cien mujeres en Adyabiya, Ras Lanuf y Misurata.</p>
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