(EFE).- La cumbre presidencial del Mercosur que concluyó hoy (viernes 15) permitió zanjar algunos asuntos, como la polémica con Chile, el acuerdo automotor del bloque y un asomo de consenso en torno al Area de Libre Comercio de las Américas (Alca).
Los presidentes de la Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, miembros plenos de la unión aduanera, y de sus socios Bolivia y Chile, clausuraron en un ambiente distendido su decimonovena cumbre semestral, en la que el paraguayo Luis González Macchi asumió la presidencia rotativa del bloque.
Las polémicas sobre la decisión de Chile de postergar su ingreso al Mercosur para negociar un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos y el posible adelanto de 2005 a 2003 del calendario del Alca se convirtieron en los hilos conductores de la cumbre, a pesar de no estar incluidos en la agenda oficial.
El presidente chileno, Ricardo Lagos, y su ministra de Relaciones Exteriores, Soledad Alvear, explicaron de la forma más pormenorizada los motivos que tiene Chile para encarar dicha negociación con Estados Unidos, aunque ella signifique diferir el deseo de Santiago de ingresar al Mercosur como miembro de pleno derecho.
Lagos insistió en que Chile está unido al Mercosur por lazos históricos, culturales y también de tipo económico y comercial, pero puso énfasis en que la unión aduanera es, ante todo, una plataforma política desde la que los países de la región deciden cómo “hablan con el mundo”.
El gobernante chileno, además, se ocupó de poner el dedo en la llaga de las diferencias de tipo arancelario y macroeconómico que separan a su país del Mercosur.
En el alegato con que justificó el retraso del ingreso de su país al Mercosur, Lagos explicó que las metas macroeconómicas que los miembros plenos del bloque acordaron en Florianópolis para los próximos años son ya una realidad en Chile.
Además, indicó que su país tiene aranceles externos inferiores a los del Mercosur y que no tendría sentido que Chile aumente los suyos para armonizarlos con la unión aduanera, para acompañar a los otros países del bloque en una futura reducción que aún no termina de definirse.
El presidente brasileño, Fernando Henrique Cardoso, cuyo Gobierno tuvo las reacciones más airadas ante al inicio de la negociación entre Chile y Estados Unidos, admitió que el asunto había provocado un “ruido que podía evitarse” y que el proceso en que se ha embarcado Santiago puede ser beneficioso para el Mercosur.
“Ojalá que (las negociaciones entre Chile y Estados Unidos) abran las puertas (de Washington) para el Mercosur”, dijo Cardoso en la rueda de prensa conjunta que puso punto final a la cumbre.
Sin embargo, el presidente brasileño matizó que si eso no fuera así, los países del Mercosur “volveremos a unirnos para abrirlas”
Con respecto al Alca y a los nuevos plazos que podrían fijarse a instancias de Estados Unidos para su entrada en vigor, los seis presidentes coincidieron en que “cuanto antes” ocurra, mejor.
Sí coincidieron en que las negociaciones para esa zona de libre comercio continental deben ser adelantadas por el Mercosur como un bloque unido, ya que, como sintetizó Cardoso, “así habrá más posibilidades de ganar” en la mesa de negociaciones.
Antes de clausurar la cumbre, los presidentes también firmaron siete convenios de tipo económico y político y un acuerdo que sienta las bases para negociar un tratado de libre comercio con Sudáfrica, cuyo presidente, Thabo Mbeke, asistió a la cumbre como invitado.
De esos documentos, el acuerdo sobre política automotriz del bloque fue considerado el más importante, ya que zanjó una polémica que se arrastró durante los últimos meses.
El acuerdo, que finalmente fue firmado por Paraguay y Uruguay, tras haber sido consensuado por Argentina y Brasil, establece que estos dos últimos países cobrarán un arancel de 35% por las importaciones de vehículos de naciones ajenas al bloque.
En el caso de Uruguay esa tarifa será de 23%, en tanto que Paraguay firmó por pura formalidad, con el compromiso de definir dentro de seis meses su posición al respecto.
(EFE).- La cumbre presidencial del Mercosur que concluyó hoy (viernes 15) permitió zanjar algunos asuntos, como la polémica con Chile, el acuerdo automotor del bloque y un asomo de consenso en torno al Area de Libre Comercio de las Américas (Alca).
Los presidentes de la Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, miembros plenos de la unión aduanera, y de sus socios Bolivia y Chile, clausuraron en un ambiente distendido su decimonovena cumbre semestral, en la que el paraguayo Luis González Macchi asumió la presidencia rotativa del bloque.
Las polémicas sobre la decisión de Chile de postergar su ingreso al Mercosur para negociar un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos y el posible adelanto de 2005 a 2003 del calendario del Alca se convirtieron en los hilos conductores de la cumbre, a pesar de no estar incluidos en la agenda oficial.
El presidente chileno, Ricardo Lagos, y su ministra de Relaciones Exteriores, Soledad Alvear, explicaron de la forma más pormenorizada los motivos que tiene Chile para encarar dicha negociación con Estados Unidos, aunque ella signifique diferir el deseo de Santiago de ingresar al Mercosur como miembro de pleno derecho.
Lagos insistió en que Chile está unido al Mercosur por lazos históricos, culturales y también de tipo económico y comercial, pero puso énfasis en que la unión aduanera es, ante todo, una plataforma política desde la que los países de la región deciden cómo “hablan con el mundo”.
El gobernante chileno, además, se ocupó de poner el dedo en la llaga de las diferencias de tipo arancelario y macroeconómico que separan a su país del Mercosur.
En el alegato con que justificó el retraso del ingreso de su país al Mercosur, Lagos explicó que las metas macroeconómicas que los miembros plenos del bloque acordaron en Florianópolis para los próximos años son ya una realidad en Chile.
Además, indicó que su país tiene aranceles externos inferiores a los del Mercosur y que no tendría sentido que Chile aumente los suyos para armonizarlos con la unión aduanera, para acompañar a los otros países del bloque en una futura reducción que aún no termina de definirse.
El presidente brasileño, Fernando Henrique Cardoso, cuyo Gobierno tuvo las reacciones más airadas ante al inicio de la negociación entre Chile y Estados Unidos, admitió que el asunto había provocado un “ruido que podía evitarse” y que el proceso en que se ha embarcado Santiago puede ser beneficioso para el Mercosur.
“Ojalá que (las negociaciones entre Chile y Estados Unidos) abran las puertas (de Washington) para el Mercosur”, dijo Cardoso en la rueda de prensa conjunta que puso punto final a la cumbre.
Sin embargo, el presidente brasileño matizó que si eso no fuera así, los países del Mercosur “volveremos a unirnos para abrirlas”
Con respecto al Alca y a los nuevos plazos que podrían fijarse a instancias de Estados Unidos para su entrada en vigor, los seis presidentes coincidieron en que “cuanto antes” ocurra, mejor.
Sí coincidieron en que las negociaciones para esa zona de libre comercio continental deben ser adelantadas por el Mercosur como un bloque unido, ya que, como sintetizó Cardoso, “así habrá más posibilidades de ganar” en la mesa de negociaciones.
Antes de clausurar la cumbre, los presidentes también firmaron siete convenios de tipo económico y político y un acuerdo que sienta las bases para negociar un tratado de libre comercio con Sudáfrica, cuyo presidente, Thabo Mbeke, asistió a la cumbre como invitado.
De esos documentos, el acuerdo sobre política automotriz del bloque fue considerado el más importante, ya que zanjó una polémica que se arrastró durante los últimos meses.
El acuerdo, que finalmente fue firmado por Paraguay y Uruguay, tras haber sido consensuado por Argentina y Brasil, establece que estos dos últimos países cobrarán un arancel de 35% por las importaciones de vehículos de naciones ajenas al bloque.
En el caso de Uruguay esa tarifa será de 23%, en tanto que Paraguay firmó por pura formalidad, con el compromiso de definir dentro de seis meses su posición al respecto.