Ambas partes se preparan para las consecuencias de un Brexit sin regulación. Habrá aranceles que pagar, colas en las fronteras y muchas incertidumbres.
Apenas algunas semanas atrás parecía que se podía llegar a algún acuerdo que impidiera una salida desordenada de Gran Bretaña. Pero el último discurso que pronunció el Primer Ministro Boris Johnson durante la conferencia del partido conservados no cayó bien en Bruselas y abrió un camino más duro que nunca hacia el 31 de octubre.
Para la economía, de ambas partes, la ausencia de acuerdo significará que todo va a ser más lento y más caro. Habrá aranceles que pagar, inspecciones fronterizas y cadenas de suministro destruidas.
No se sabe cómo reaccionará la libra y los mercados de capitales, cuántos empleos se perderán ni cuál será el verdadero impacto. Lo que sí se sabe es que los europeos van a sentir el impacto.
Hoy le lleva 1 minuto y 30 segundos a un camión cargado de frutillas, tomates, lechuga y manzanas, pasar por el control . Una carga extremadamente frágil que necesita llegar a destino a tiempo. Sin acuerdo, le llevará entre 6 y 10 minutos hacer el mismo trámite.
Los camiones que traslada a un ferry que parte desde Holanda y llega a la costa sur de Inglaterra, puestos uno detrás de otro, necesitarían cinco kilómetros y medio. La demora en puertos se convertirá en un problema grande para las transportadoras y para el público.
