<p>Dieciocho años fueron demasiado, aun para la acendrada vocación balcánica por irredentismos –a menudo sangrientos- étnicos, políticos o religiosos. Según anuncio esloveno, “el gobierno propondrá inmediatamente al parlamento eliminar restricciones a la negociación con Croacia para entrar en la Unión Europea como miembro número 28”.<br />
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Junto con su colega croata Jadranka Kosor, el primer ministro Borut Pahor oficializó el deshielo en Ljubljana. El problema, como tantos otros en la región surgió al desmembrarse la Yugoslavia creada en 1919. En cierto modo escudada por su vecina al sur, Eslovenia pudo separarse de la ex federación sin sufrir las espantosas guerras y limpiezas étnicas desencadenadas en Croacia, Serbia, Kosovo y Bosnia (1991/8).<br />
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Católica romana como Italia, Austria, Hungría y Croacia, Eslovenia entró en 2004 a la UE y a la Eurozona en 2006. Por su parte, Croacia solicitó el ingreso a la UE en 2005.<br />
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Por el contrario, sigue siendo muy difícil que Serbia, al sudeste de Croacia, o Bosnia, al oeste de Serbia, puedan entrar a la UE en plazos previsibles. Belgrado no reconoce aún a Kosovo, enclave albanés creado por la OTAN y la propia UE en 1995. Tampoco están claras las relaciones con Montenegro, país escindido de Serbia en 2003 que adoptó el euro sin permiso de Bruselas ni del Banco Central europeo. Distinto es el caso de Bosnia: resulta de un armisticio entre bosnios musulmanes, serbios y croatas étnicos. El país tiene tres religiones (Islam, católica romana y ortodoxa), dos alfabetos –latino, cirílico- y un idioma, el serbocroata, con leves variantes.</p>
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Eslovenia no veta el ingreso croata en la Unión Europea
Se cierra un litigio fronterizo iniciado en 1991, al disolverse la Yugoslavia original. En realidad, lo que se elimina es la oposición de Ljubljana a que Zagreb entre en la Unión Europea. La disputa es por aguas territoriales.