Enojo empresario y Reforma Tributaria

El empresariado argentino mostró su enojo con relación a la Reforma Tributaria. Por el contrario, apoyaron la Reforma Laboral y la posibilidad de reducción de la alícuota.

11 mayo, 2000

La suba en el primer anticipo del impuesto a las ganancias para las compañías, provocó que se levantaran algunas voces del empresariado. Esta fue –tal vez– la noticia del día, que los medios se encargaron de teñir con matices más o menos alarmistas.

Los empresarios aprovecharon la clausura del XVII Congreso Anual del Instituto Argentino de Finanzas, para hacer notar su malestar con los cambios en materia tributaria, aunque se mostraron comprensivos en relación la necesidad de ingresos extraordinarios que permitan cerrar las metas fiscales acordadas con el FMI pata el segundo trimestre del año.

Los ejecutivos insistieron en la necesidad de una política tributaria que no quede tan atada a la coyuntura y que sea previsible, para poder planificar con certeza las políticas empresariales.

Pero no todo fue descontento, el sector mostró entusiasmo con la iniciativa oficial de gravar con ganancias los intereses que las empresas perciben por sus depósitos en plazo fijo para reducir la alícuota que alcanza al financiamiento de las compañías.

También aprobaron la Reforma Laboral. La mayoría de los ejecutivos –alrededor de 70%– ve a la reforma como una medida positiva que permitirá reducir el índice de desocupación, mejorar la productividad y facilitar el desarrollo de las Pymes. No consideran que esta medida afecte al salario de los trabajadores.

La suba en el primer anticipo del impuesto a las ganancias para las compañías, provocó que se levantaran algunas voces del empresariado. Esta fue –tal vez– la noticia del día, que los medios se encargaron de teñir con matices más o menos alarmistas.

Los empresarios aprovecharon la clausura del XVII Congreso Anual del Instituto Argentino de Finanzas, para hacer notar su malestar con los cambios en materia tributaria, aunque se mostraron comprensivos en relación la necesidad de ingresos extraordinarios que permitan cerrar las metas fiscales acordadas con el FMI pata el segundo trimestre del año.

Los ejecutivos insistieron en la necesidad de una política tributaria que no quede tan atada a la coyuntura y que sea previsible, para poder planificar con certeza las políticas empresariales.

Pero no todo fue descontento, el sector mostró entusiasmo con la iniciativa oficial de gravar con ganancias los intereses que las empresas perciben por sus depósitos en plazo fijo para reducir la alícuota que alcanza al financiamiento de las compañías.

También aprobaron la Reforma Laboral. La mayoría de los ejecutivos –alrededor de 70%– ve a la reforma como una medida positiva que permitirá reducir el índice de desocupación, mejorar la productividad y facilitar el desarrollo de las Pymes. No consideran que esta medida afecte al salario de los trabajadores.

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