En vísperas de recesión estadounidense, varios países buscan distribuirse cuotas de poder

El mercado descarta que la economía de EE.UU. entrará en recesión. Ya se anunció un crecimiento casi estanco durante el último cuatrimestre de 2007. Después del mayor período de crecimiento mundial desde 1974, ¿quién se asoma tras la crisis?

1 febrero, 2008

La Reserva Federal norteamericana bajó la tasa de interés de referencia,
este miércoles, por segunda vez consecutiva en ocho días. La Fed
decidió hacer un recorte de 0,5% y llevar el índice a 3%. El martes
22, el recorte había sido de 0,75 puntos porcentuales. Ahora, la posibilidad
de nuevos recortes quedó abierta. Al bajar la tasa, la Fed reconoce que
su principal temor es el estancamiento de su economía más que la
creciente inflación.
En efecto, el Departamento de Comercio de Estados Unidos difundió el miércoles
un informe en el que indica que la economía prácticamente se estancó
en el cuarto trimestre de 2007. La tasa de crecimiento para ese período
fue de 0,6%. Así, según informa la prensa de aquel país,
cerró su peor año desde 2002, y acrecienta los temores de una ya
muy posible recesión, al tiempo que se agravan los problemas en el mercado
de la vivienda y la restricción del crédito es más severa.

Pero, ¿hacia dónde se dirige esta crisis? ¿Arrastrará
a todos los países por igual? ¿Resistirán el “coletazo”
las economías latinoamericanas?

Historia de la última fase de crecimiento

El año pasado, el aumento del PBI mundial fue de 5%. Consiguió
así lograr el período de mayor crecimiento global de los últimos
30 años. Desde 2003, los registros positivos fueron de 4,1%, 5,3%, 4,9%,
5,1% y 5% este año. Desde 1970, se viene creciendo a un promedio de 3,8%.
Sólo en seis oportunidades, el crecimiento anual no superó 2,5%.
Pero ahora se avecina la reversión de la tasa de crecimiento. Los síntomas
de agotamiento del ciclo expansivo son evidentes, según los especialistas:
presiones inflacionarias generalizadas; sistemas financieros resquebrajado,
fundamentalmente a partir de haberse desatado la crisis inmobiliaria norteamericana,
con pérdidas reconocidas por US$ 100.000 millones, que podrían,
en realidad, cuadruplicarse; el dólar retrocediendo en el podio de las
divisas.

Según la consultora Abeceb, el escenario que se vislumbra es inédito:
el término en inglés es “grocession”, que implicaría
una mezcla de crecimiento y recesión. ¿Cómo es esto? Dice
el trabajo de la consultora: “una nueva fase económica sin precedentes
que involucraría un período de varios años de crecimiento
del PBI real entre 0 y 2 por ciento.”
El prolongado crecimiento actual, cuyo final se profesa cerca, se inició
luego de la recesión norteamericana en 2001, año de la caída
de las Torres Gemelas. La salida de la crisis fue promovida debido a políticas
monetarias y fiscales que, por ejemplo, llevaron la tasa de interés de
referencia de la Reserva Federal norteamericana a 1%, seguida por la baja de
las tasas que impulsaron el Banco Central Europeo y el Banco de Inglaterra.
Sin inconvenientes inflacionarios, la disminución generalizada de las
tasas de interés permitió que en 2004 se alcanzara el mayor ritmo
de crecimiento desde 1974.

Pero los mercados no esperaban que, en pocos años, los precios del petróleo,
minerales y alimentos se dispararan tan precipitadamente. Según datos
de Abeceb, el trigo se disparó en 2002 y 2003, al pasar de 104 a 141
dólares por tonelada. Aunque en 2004 cayó a 109 dólares,
el año pasado terminó en un pico de 334 dólares. El maíz,
la soja, el petróleo (que ya alcanzó registros superiores a US$
100), el aluminio y el cobre, entre otros, siguieron similares caminos ascendentes.

Los temores hacia una suba generalizada de precios, que parecía pesadilla
del pasado, volvieron a sentirse; y las autoridades monetarias nuevamente elevaron
las tasas de interés. El Banco de Inglaterra comenzó a subir el
precio de la libra en noviembre de 2003; y la tasa de interés del dólar,
luego de un año sin modificaciones, comenzó a subir en junio de
2004. El Banco Central Europeo recién comenzó la subida a fines
de 2005, a la par que el euro comenzaba a apreciarse frente al resto de las
monedas en el mundo.

El temor generalizado estaba fundado. Las materias primas no iban a retroceder
en su ascenso y los índices inflacionarios locales fueron elevados, tanto
en las economías desarrolladas como en las denominadas “emergentes”.

Sin embargo, a diferencia de la crisis actual, en 2001, año de la última
recesión estadounidense, la inflación no era un inconveniente,
y eso permitió disminuir las tasas de interés de forma agresiva.
Hoy, el piso y la tendencia inflacionaria son muy diferentes. Sin embargo, ante
el descalabro del sistema financiero global e inmobiliario norteamericano, la
Fed decidió que la baja de las tasas era imprescindible para evitar el
ciclo recesivo. En paralelo, el presidente de Estados Unidos, George Bush, envío
al Congreso de su país un “paquete” de exenciones fiscales
generalizado, cuyo costo alcanza 1% del PBI.

Así, tras un año en la “montaña rusa” de la especulación,
que llevó desde el crack de la burbuja china de febrero de 2007, la crisis
hipotecaria norteamericana, las amenazas chinas de hacer caer el dólar
y los temores a la recesión norteamericana, en los mercados ya descuentan
lo peor, afirma un breve informe de Prefinex.
Según los especialistas de esta consultora, uno de los problemas principales,
de imposible resolución inmediata, es que Estados Unidos está
viviendo por encima de sus posibilidades desde hace por lo menos 10 años:
una consecución de burbujas que dispara un consumo a crédito no
solvente. El crédito de las familias norteamericanas alcanzó 85,9%
del PBI de aquel país. Durante la Administración Clinton, era
de 65%. Entonces, aseguran: “La corrección, tarde o temprano, tendrá
lugar. La misma será dolorosa, principalmente para la clase media norteamericana.
La pregunta, todavía sin respuesta, es cuándo. Actualmente, estamos
frente a un punto de inflexión, donde se tomará uno de dos caminos:
desaceleración pronunciada de los EEUU (¿recesión?) o el
inicio de una nueva burbuja financiera.”

¿Recesión, “grocession”, nueva burbuja? ¿Qué
alcance tendrá este fenómeno 2008, que encuentra a Estados Unidos
ante una eventual recesión y tasas de inflación mayores a las
esperadas; a Europa con moneda apreciada, inflación creciente y expansión
desacelerada; y Japón con baja tasa de crecimiento y su moneda apreciándose?
Según Abeceb, quienes sufrirán más serán los países
desarrollados; mientras que las pujantes economías de China e India apenas
se resentirán y seguirán encabezando el crecimiento mundial en
los próximos cuatrimestres. ¿Y América Latina?, “…se
encuentra hoy mucho menos expuesta a crisis financieras mundiales que en los
años 90. Los procesos de mejoras del último período de
auge redujeron los niveles de contagio considerablemente. Sin embargo, probablemente,
verificará tasas de crecimiento algo menores a las observadas en los
últimos años”, señala el informe.

La región sufrirá el impacto directo de la contracción
del comercio mundial, especialmente aquellos países cuyas políticas
comerciales están atadas a Estados Unidos, como México (cuyo comercio
exterior depende en 80% de su vecino del norte); y disminuirán las remesas
de trabajadores residentes en Estados Unidos. A su vez, indirectamente, si China
e India se ven afectados, sus compras en el exterior posiblemente disminuyan,
afectando a aquellos países que tienen grandes porciones de sus colocaciones
de bienes en estos países asiáticos, como la Argentina y su complejo
sojero. Aún así, los precios de los commodities continuarán
elevados en términos históricos, lo que repercutirá en
mayores ingresos para los exportadores e inflación importada para los
consumidores.

El temblor se siente, los resultados negativos se avecinan: ¿Qué
encontrarán los Estados Unidos cuando vuelvan a levantar su cabeza? Quizás,
observen que la relación de fuerzas global, tanto económica como
geopolítica, ha cambiado. ¿El fin del imperio de una megapotencia?
Sin dudas que no. Pero seguramente se deberá sentar a la mesa como un
primus inter pares. China, quien seguirá creciendo fuerte y será,
sin dudas, la locomotora de la región y, posiblemente, del mundo, junto
a India, Rusia y Brasil, aguardan su momento.

La Reserva Federal norteamericana bajó la tasa de interés de referencia,
este miércoles, por segunda vez consecutiva en ocho días. La Fed
decidió hacer un recorte de 0,5% y llevar el índice a 3%. El martes
22, el recorte había sido de 0,75 puntos porcentuales. Ahora, la posibilidad
de nuevos recortes quedó abierta. Al bajar la tasa, la Fed reconoce que
su principal temor es el estancamiento de su economía más que la
creciente inflación.
En efecto, el Departamento de Comercio de Estados Unidos difundió el miércoles
un informe en el que indica que la economía prácticamente se estancó
en el cuarto trimestre de 2007. La tasa de crecimiento para ese período
fue de 0,6%. Así, según informa la prensa de aquel país,
cerró su peor año desde 2002, y acrecienta los temores de una ya
muy posible recesión, al tiempo que se agravan los problemas en el mercado
de la vivienda y la restricción del crédito es más severa.

Pero, ¿hacia dónde se dirige esta crisis? ¿Arrastrará
a todos los países por igual? ¿Resistirán el “coletazo”
las economías latinoamericanas?

Historia de la última fase de crecimiento

El año pasado, el aumento del PBI mundial fue de 5%. Consiguió
así lograr el período de mayor crecimiento global de los últimos
30 años. Desde 2003, los registros positivos fueron de 4,1%, 5,3%, 4,9%,
5,1% y 5% este año. Desde 1970, se viene creciendo a un promedio de 3,8%.
Sólo en seis oportunidades, el crecimiento anual no superó 2,5%.
Pero ahora se avecina la reversión de la tasa de crecimiento. Los síntomas
de agotamiento del ciclo expansivo son evidentes, según los especialistas:
presiones inflacionarias generalizadas; sistemas financieros resquebrajado,
fundamentalmente a partir de haberse desatado la crisis inmobiliaria norteamericana,
con pérdidas reconocidas por US$ 100.000 millones, que podrían,
en realidad, cuadruplicarse; el dólar retrocediendo en el podio de las
divisas.

Según la consultora Abeceb, el escenario que se vislumbra es inédito:
el término en inglés es “grocession”, que implicaría
una mezcla de crecimiento y recesión. ¿Cómo es esto? Dice
el trabajo de la consultora: “una nueva fase económica sin precedentes
que involucraría un período de varios años de crecimiento
del PBI real entre 0 y 2 por ciento.”
El prolongado crecimiento actual, cuyo final se profesa cerca, se inició
luego de la recesión norteamericana en 2001, año de la caída
de las Torres Gemelas. La salida de la crisis fue promovida debido a políticas
monetarias y fiscales que, por ejemplo, llevaron la tasa de interés de
referencia de la Reserva Federal norteamericana a 1%, seguida por la baja de
las tasas que impulsaron el Banco Central Europeo y el Banco de Inglaterra.
Sin inconvenientes inflacionarios, la disminución generalizada de las
tasas de interés permitió que en 2004 se alcanzara el mayor ritmo
de crecimiento desde 1974.

Pero los mercados no esperaban que, en pocos años, los precios del petróleo,
minerales y alimentos se dispararan tan precipitadamente. Según datos
de Abeceb, el trigo se disparó en 2002 y 2003, al pasar de 104 a 141
dólares por tonelada. Aunque en 2004 cayó a 109 dólares,
el año pasado terminó en un pico de 334 dólares. El maíz,
la soja, el petróleo (que ya alcanzó registros superiores a US$
100), el aluminio y el cobre, entre otros, siguieron similares caminos ascendentes.

Los temores hacia una suba generalizada de precios, que parecía pesadilla
del pasado, volvieron a sentirse; y las autoridades monetarias nuevamente elevaron
las tasas de interés. El Banco de Inglaterra comenzó a subir el
precio de la libra en noviembre de 2003; y la tasa de interés del dólar,
luego de un año sin modificaciones, comenzó a subir en junio de
2004. El Banco Central Europeo recién comenzó la subida a fines
de 2005, a la par que el euro comenzaba a apreciarse frente al resto de las
monedas en el mundo.

El temor generalizado estaba fundado. Las materias primas no iban a retroceder
en su ascenso y los índices inflacionarios locales fueron elevados, tanto
en las economías desarrolladas como en las denominadas “emergentes”.

Sin embargo, a diferencia de la crisis actual, en 2001, año de la última
recesión estadounidense, la inflación no era un inconveniente,
y eso permitió disminuir las tasas de interés de forma agresiva.
Hoy, el piso y la tendencia inflacionaria son muy diferentes. Sin embargo, ante
el descalabro del sistema financiero global e inmobiliario norteamericano, la
Fed decidió que la baja de las tasas era imprescindible para evitar el
ciclo recesivo. En paralelo, el presidente de Estados Unidos, George Bush, envío
al Congreso de su país un “paquete” de exenciones fiscales
generalizado, cuyo costo alcanza 1% del PBI.

Así, tras un año en la “montaña rusa” de la especulación,
que llevó desde el crack de la burbuja china de febrero de 2007, la crisis
hipotecaria norteamericana, las amenazas chinas de hacer caer el dólar
y los temores a la recesión norteamericana, en los mercados ya descuentan
lo peor, afirma un breve informe de Prefinex.
Según los especialistas de esta consultora, uno de los problemas principales,
de imposible resolución inmediata, es que Estados Unidos está
viviendo por encima de sus posibilidades desde hace por lo menos 10 años:
una consecución de burbujas que dispara un consumo a crédito no
solvente. El crédito de las familias norteamericanas alcanzó 85,9%
del PBI de aquel país. Durante la Administración Clinton, era
de 65%. Entonces, aseguran: “La corrección, tarde o temprano, tendrá
lugar. La misma será dolorosa, principalmente para la clase media norteamericana.
La pregunta, todavía sin respuesta, es cuándo. Actualmente, estamos
frente a un punto de inflexión, donde se tomará uno de dos caminos:
desaceleración pronunciada de los EEUU (¿recesión?) o el
inicio de una nueva burbuja financiera.”

¿Recesión, “grocession”, nueva burbuja? ¿Qué
alcance tendrá este fenómeno 2008, que encuentra a Estados Unidos
ante una eventual recesión y tasas de inflación mayores a las
esperadas; a Europa con moneda apreciada, inflación creciente y expansión
desacelerada; y Japón con baja tasa de crecimiento y su moneda apreciándose?
Según Abeceb, quienes sufrirán más serán los países
desarrollados; mientras que las pujantes economías de China e India apenas
se resentirán y seguirán encabezando el crecimiento mundial en
los próximos cuatrimestres. ¿Y América Latina?, “…se
encuentra hoy mucho menos expuesta a crisis financieras mundiales que en los
años 90. Los procesos de mejoras del último período de
auge redujeron los niveles de contagio considerablemente. Sin embargo, probablemente,
verificará tasas de crecimiento algo menores a las observadas en los
últimos años”, señala el informe.

La región sufrirá el impacto directo de la contracción
del comercio mundial, especialmente aquellos países cuyas políticas
comerciales están atadas a Estados Unidos, como México (cuyo comercio
exterior depende en 80% de su vecino del norte); y disminuirán las remesas
de trabajadores residentes en Estados Unidos. A su vez, indirectamente, si China
e India se ven afectados, sus compras en el exterior posiblemente disminuyan,
afectando a aquellos países que tienen grandes porciones de sus colocaciones
de bienes en estos países asiáticos, como la Argentina y su complejo
sojero. Aún así, los precios de los commodities continuarán
elevados en términos históricos, lo que repercutirá en
mayores ingresos para los exportadores e inflación importada para los
consumidores.

El temblor se siente, los resultados negativos se avecinan: ¿Qué
encontrarán los Estados Unidos cuando vuelvan a levantar su cabeza? Quizás,
observen que la relación de fuerzas global, tanto económica como
geopolítica, ha cambiado. ¿El fin del imperio de una megapotencia?
Sin dudas que no. Pero seguramente se deberá sentar a la mesa como un
primus inter pares. China, quien seguirá creciendo fuerte y será,
sin dudas, la locomotora de la región y, posiblemente, del mundo, junto
a India, Rusia y Brasil, aguardan su momento.

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