La creciente inequidad de ingresos se percibe en países con sólido desempeño económico, como China, India o países desarrollados de Occidente. El rápido crecimiento que experimentó todo el continente asiático en los últimos 20 años sirvió solo para ampliar la brecha de riqueza.
Un informe publicado por el Banco de Desarrollo Asiático (ADB según siglas inglesas) analiza el efecto que el crecimiento tuvo en la reducción de la pobreza, la desigualdad y el bienestar social. Su conclusión es que los números crudos del crecimiento ya no alcanzan para evaluar el desempeño del país. Hacen falta mediciones más amplias que abarquen mejoras en el bienestar humano y nivel de vida derivadas de lo que llama “un patrón inclusivo de crecimiento”.
Lo idea, dice, es generar crecimiento que asegure las mayores oportunidades a la mayor cantidad de gente posible. Pero en los países más poblados de Asia – china, India, Indonesia, la desigualdad aumentó notablemente. En China esto se da por la brecha entre los que viven en ciudades y los que se quedaron en el campo. En India, la desigualdad aumentó entre los que habitan las ciudades.
Tampoco parecen haber hecho lo suficiente con el crecimiento que generaron. En casi la mitad de los países asiáticos el gasto en educación es menos de 4% del PBI, comparado con un promedio de 5,2% en países avanzados.
En India se está dando un interesante debate sobre si el gobierno debería priorizar crecimiento o concentrarse en mejorar las condiciones sociales en las cuales pueda florecer el crecimiento. Lo idea, dice el informe, es tener ambas cosas: generar el mayor crecimiento posible, luego asegurar que éste confiere la mayor oportunidad al mayor número de gente. Eso significa brindar servicios públicos – infraestructura física y social – puesto que los gobiernos son los que están en mejores condiciones para brindar. Significa crear una base impositiva justa y estable, eliminar corrupción y capitalismo de amigos y también redistribución de riqueza, aunque esto debe hacerse con cuidado.