Este humanitario general comanda las tropas británicas en un país que Londres intentó ocupar tres veces en cien años y Moscú por lo menos dos. En realidad, lo que Carleton-Smith propone es un “modus vivendi” con los talibán, en cierto modo similar al existente entre los ingleses y los iraquíes shi’itas en Basora.
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Hablando desde su base en la provincia meridional de Helmand (Baluchistán afgano), donde tiene apenas ocho mil efectivos, sostiene que “en este país no podemos esperar victorias militares claras ni decisivas y debemos tener objetivos realistas”.</p>
<p> Su análisis en campo dista del pacifismo. “Hemos de llevar este conflicto a un nivel de rebelión administrada, que deje de ser riesgo estratégico y pueda ser manejada con fuerzas regulares afganas”. El militar, en realidad, busca eliminar de antemano la presencia de guerrillas al momento de marcharse la Otán, en pocos años.</p>
<p> Al soslayar factores como al-Qa’eda, su control en el extremo noroeste de Pakistán y los irregulares tribales en esa zona y el lado afgano, Carleton-Smith peca de demasiado optimismo. Su clave es “actuar en lo político, pues los talibán tienen apoyo entre la población y eso plantea la necesidad de negociar”. Es lo único sensato que promueve en general.</p>
En Afganistán nunca venceremos sostiene un general inglés
Sin ambages, Mark Carleton-Smith, afirma que, como viene sucediendo desde el siglo XIX, no se puede con Afganistán. A lo sumo debiéramos gestionar una especie de resistencia sostenible. O sea, una guerra civil sin final.