Elecciones en la UE: duro castigo a los ocupantes de Irak

Con poca afluencia de votantes, las elecciones para el parlamento europeo les resultaron desastrosas a Tony Blair, Silvio Berlusconi y otros aliados de George W.Bush en Irak. Por razones distintas, cayeron Jacques Chirac y Gerhard Schröder.

14 junio, 2004

El grave revés del oficialismo británico era esperable, pues su ala derecha –la de Blair- se involucró en la aventura iraquí sin contar con la opinión pública. El de Berlusconi fue un poco sorpresivo, dada la serie de “operaciones mediáticas” lanzada por la coalición derechista en el poder. Inclusive una que tergiversó, días atrás, detalles del recate de tres rehenes italianos.

En el plano parlamentario, la alianza que encabeza Romano Prodi (todavía presidente de la Comisión Europea) obtuvo algo más de 30%, contra 22,3% de Forza Italia, la coalición derechista que sostiene al empresario de medios y fútbol. Pero, psicológicamente, fueron peores los comicios municipales: el gobierno perdió Milán (42 a 39%), Bolonia (54 a 39%), Florencia (47 a 29%) y otras urbes importantes.

El caso alemán también es diferente. Allá, la gente reaccionó contra los recortes de planes sociales, pensiones y jubilaciones, impuestos desde el Banco Central Europeo y su matriz ideológica, el Bundesbank. Al transgredir el modelo histórico germano (definido en 1866), en un contexto de desempleo alto, la socialdemocracia de Gerhard Schröder retrocedió diez puntos en votos.

Por último, mientras en los diez nuevos miembros la apatía favorecía a los “euroescépticos”, el empecinamiento de Jacques Chirad lo llevó a una amplia derrota. En efecto, el ex degolista mantuvo como primer ministro al impopular Jean-Pierre Raffarin, que había perdido las elecciones regionales hace algunas semanas.

El grave revés del oficialismo británico era esperable, pues su ala derecha –la de Blair- se involucró en la aventura iraquí sin contar con la opinión pública. El de Berlusconi fue un poco sorpresivo, dada la serie de “operaciones mediáticas” lanzada por la coalición derechista en el poder. Inclusive una que tergiversó, días atrás, detalles del recate de tres rehenes italianos.

En el plano parlamentario, la alianza que encabeza Romano Prodi (todavía presidente de la Comisión Europea) obtuvo algo más de 30%, contra 22,3% de Forza Italia, la coalición derechista que sostiene al empresario de medios y fútbol. Pero, psicológicamente, fueron peores los comicios municipales: el gobierno perdió Milán (42 a 39%), Bolonia (54 a 39%), Florencia (47 a 29%) y otras urbes importantes.

El caso alemán también es diferente. Allá, la gente reaccionó contra los recortes de planes sociales, pensiones y jubilaciones, impuestos desde el Banco Central Europeo y su matriz ideológica, el Bundesbank. Al transgredir el modelo histórico germano (definido en 1866), en un contexto de desempleo alto, la socialdemocracia de Gerhard Schröder retrocedió diez puntos en votos.

Por último, mientras en los diez nuevos miembros la apatía favorecía a los “euroescépticos”, el empecinamiento de Jacques Chirad lo llevó a una amplia derrota. En efecto, el ex degolista mantuvo como primer ministro al impopular Jean-Pierre Raffarin, que había perdido las elecciones regionales hace algunas semanas.

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