Elecciones: diputados, una amenaza inesperada para Kerry

Más que los fraudes y maniobras en estados críticos, un empate Kerry-Bush sería fatal para el demócrata. ¿Por qué? Porque la elección quedaría en manos de la cámara baja, controlada por los republicanos.

28 octubre, 2004

Hasta el miércoles, 33 proyecciones preveían “absoluta paridad” entre George W,Bush y John F.Kerry en el colegio electoral. Cada cual obtendrá 269 votos. Así señala el “Washington Post”, tras analizar los números de una computadora que escrutó los once estados indecisos. “La situación trazada por la máquina es muy probable”, admiten otos medios.

Por su parte, los propios sondeos coinciden: 192 grandes electores para Kerry, 191 para Bush. De hecho, sospechan analistas en Estados Unidos y la Unión Europea, la “loca jira patriótica” del presidente por lugares generalmente no proclives a los republicanos indica que sus estrategas de campaña tratan de forzar un empate. Según la ley, la cámara de representantes (diputados) deberá entonces elegir presidente. Y ambas cámaras están dominadas por el actual oficialismo.

Dejando de lado demoras en el recuento de votos, por maniobras de diverso tipo, el empate literal sería una derrota para Kerry. Este factor ayudó a que, el miércoles, Wall Street tuviese un rapto eufórico. En efecto, el artículo 12 de la constitución deja en manos de los diputados la elección de candidato. Para colmo, al vicepresidente lo seleccionará el Senado, donde domina el ala republicana ultra.

“La reacción pública será mucho más dura que en 2000. Para demócratas e independientes –teme el diario metropolitano- un segundo mandato de Bush, en esas condiciones, será mucho menos legítimo que el primero. Se desplomaría la fe en el propio sistema”. Hace cuatro años, maniobras armadas en Florida por el gobernador Jeb Bush le dieron a su hermano el colegio estadual por mínima diferencia.

“Arriesgaríamos casi una guerra civil”, sostuvo por televisión el republicano John Dean, otrora asesor jefe de Richard Nixon e involucrado en el escándalo Watergate hace 30 años. La clave del problema es una constitución aferrada a mecanismos del siglo XIX, que no permite elegir presidente por voto directo. El colegio electoral, hoy en día, es un instrumento muy peligroso. Máxime si, como en 2000 y ahora, la Corte Suprema y el Senado favorecen al oficialismo de turno. ¿Qué haría Bush? “Simple, aceptaría –cree Dean-, porque se cree un elegido del cielo”.

Hasta el miércoles, 33 proyecciones preveían “absoluta paridad” entre George W,Bush y John F.Kerry en el colegio electoral. Cada cual obtendrá 269 votos. Así señala el “Washington Post”, tras analizar los números de una computadora que escrutó los once estados indecisos. “La situación trazada por la máquina es muy probable”, admiten otos medios.

Por su parte, los propios sondeos coinciden: 192 grandes electores para Kerry, 191 para Bush. De hecho, sospechan analistas en Estados Unidos y la Unión Europea, la “loca jira patriótica” del presidente por lugares generalmente no proclives a los republicanos indica que sus estrategas de campaña tratan de forzar un empate. Según la ley, la cámara de representantes (diputados) deberá entonces elegir presidente. Y ambas cámaras están dominadas por el actual oficialismo.

Dejando de lado demoras en el recuento de votos, por maniobras de diverso tipo, el empate literal sería una derrota para Kerry. Este factor ayudó a que, el miércoles, Wall Street tuviese un rapto eufórico. En efecto, el artículo 12 de la constitución deja en manos de los diputados la elección de candidato. Para colmo, al vicepresidente lo seleccionará el Senado, donde domina el ala republicana ultra.

“La reacción pública será mucho más dura que en 2000. Para demócratas e independientes –teme el diario metropolitano- un segundo mandato de Bush, en esas condiciones, será mucho menos legítimo que el primero. Se desplomaría la fe en el propio sistema”. Hace cuatro años, maniobras armadas en Florida por el gobernador Jeb Bush le dieron a su hermano el colegio estadual por mínima diferencia.

“Arriesgaríamos casi una guerra civil”, sostuvo por televisión el republicano John Dean, otrora asesor jefe de Richard Nixon e involucrado en el escándalo Watergate hace 30 años. La clave del problema es una constitución aferrada a mecanismos del siglo XIX, que no permite elegir presidente por voto directo. El colegio electoral, hoy en día, es un instrumento muy peligroso. Máxime si, como en 2000 y ahora, la Corte Suprema y el Senado favorecen al oficialismo de turno. ¿Qué haría Bush? “Simple, aceptaría –cree Dean-, porque se cree un elegido del cielo”.

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