Elecciones 2004: Bush parece vulnerable a Kerry

“George W.Bush pasa malos momentos adentro y afuera. A tal punto que varios analistas cuestionan sus propias predicciones de enero. Ahora, ya no ven tan segura la reelección en noviembre”. Asó señala un columnista británico.

4 febrero, 2004

Por ejemplo, según Gallup, el presidente muestra “el nivel más bajo de aprobación pública, 49%, en toda su gestión. El optimismo económico se esfuma –señala Michael Elsner-, junto con el apoyo a la posguerra en Irak”. A mediados de diciembre, tras el arresto de Saddam Huséin, 63% de la misma muestra adhería a Bush y su administración.

“En algunos sentidos, esto era de esperarse. Hoy han aparecido precandidatos demócratas que, día a día, atacan al presidente. A su vez, salvo el mensaje a la Unión (20 de enero), Bush aún no ha empezado a hacer campaña en gran escala”. Así subraya Dean Spiliotes, del New Hampshire Institute of Politics.

Por otra parte, la “confesión”de David Kay sobre que “todos nos dejamos engañar sobre la existencia de armas de destrucción masiva en Bagdad” no ayuda. Tampoco es positivo que el propio Bush haya manifestado por TV “ignorar la verdad” y, junto con Colin Powell y Condoleezza Rice, haya exigido una investigación independiente sobre los servicios de inteligencia. Mucho menos ayuda la sucesión de atentados en Irak, uno peor que el otro.

Entretanto, apunta Elsner, “la economía no logra generar empleo y el proyecto presupuestario, presentado el lunes, ha sido duramente criticado aun por la derecha republicana. Ahí, el gasto militar directo e indirecto suma más de US$ 450.000 millones”.

La propuesta de una comisión legislativa bipartidaria para indagar en los deficientes datos sobre AMD iraquíes tampoco parece beneficiar la imagen presidencial. En particular, porque el procedimiento elegido “patea” los resultados más allá de los comicios.

Los gastos fiscales por US$ 2,4 billones para el ejercicio 2005 –empieza el 1 de octubre próximo- y el déficit calculado para 2004 (US$ 521.000 millones) serán resistidos por ambos partidos. Pero, básicamente, son ya tema favorito de los precandidatos, como se vio en el ”pequeño supermartes” de internas locales.

Para peor “Irak se relaciona directamente con el déficit y la eliminación de partidas sociales. La gente –explica Arthur Miller, sociólogo en la universidad de Iowa- se pregunta por qué, si no había AMD en ese país, se gasta tanto allá. En tanto, no se promueve el empleo o se retacean partidas para educación y salud”.

Semanas atrás, el presidente parecía invencible. Hoy, algunos dirigentes opositores tiemblan pensando que, si le ganan, recibirán una herencia desastrosa en lo interior y exterior. Por supuesto, gran número de expertos todavía cree que Bush se impondrá, pero tal vez por márgenes y en condiciones similares a las de 2000. Inclusive hay resquemores sobre fraude en urnas electrónicas.

“Nunca fue seguro que su camino a la reelección sería miel sobre hojuelas. Es una buena apuesta, pero no invulnerable”, estima Andrew Kohout, encuestador de Pew Research Center.

En ese plano, la última compulsa de USA Today/CNN/Gallup apunta como contendor dominante a John Kerry, senador por Massachusetts. Si se impusiese pronto como candidato, le ganaría a Bush por 53 a 46% del voto válido. Otro encuestador, John Zogby, sostiene que el país sigue tan partido por la mitad como en el virtual empate de hace cuatro años.

Pero “sería erróneo subestimar a Bush”, afirma Elsner. “En cuanto los demócratas tengan fórmula, habrá una sostenida ofensiva oficialista, para la cual se dispone de US$ 140 millones, en gran parte aún por gastar”. Columnistas alemanes, canadienses e italianos vislumbra otro tipo de riesgo para el presidente: que nuevos escándalos tipo Halliburton acaben con el vice Richard Cheney, neurona y compañero de fórmula de Bush. “Este Dick se parece mucho al otro Dick”, decía un comentarista de TV, aludiendo a Richard Nixon.

Por ejemplo, según Gallup, el presidente muestra “el nivel más bajo de aprobación pública, 49%, en toda su gestión. El optimismo económico se esfuma –señala Michael Elsner-, junto con el apoyo a la posguerra en Irak”. A mediados de diciembre, tras el arresto de Saddam Huséin, 63% de la misma muestra adhería a Bush y su administración.

“En algunos sentidos, esto era de esperarse. Hoy han aparecido precandidatos demócratas que, día a día, atacan al presidente. A su vez, salvo el mensaje a la Unión (20 de enero), Bush aún no ha empezado a hacer campaña en gran escala”. Así subraya Dean Spiliotes, del New Hampshire Institute of Politics.

Por otra parte, la “confesión”de David Kay sobre que “todos nos dejamos engañar sobre la existencia de armas de destrucción masiva en Bagdad” no ayuda. Tampoco es positivo que el propio Bush haya manifestado por TV “ignorar la verdad” y, junto con Colin Powell y Condoleezza Rice, haya exigido una investigación independiente sobre los servicios de inteligencia. Mucho menos ayuda la sucesión de atentados en Irak, uno peor que el otro.

Entretanto, apunta Elsner, “la economía no logra generar empleo y el proyecto presupuestario, presentado el lunes, ha sido duramente criticado aun por la derecha republicana. Ahí, el gasto militar directo e indirecto suma más de US$ 450.000 millones”.

La propuesta de una comisión legislativa bipartidaria para indagar en los deficientes datos sobre AMD iraquíes tampoco parece beneficiar la imagen presidencial. En particular, porque el procedimiento elegido “patea” los resultados más allá de los comicios.

Los gastos fiscales por US$ 2,4 billones para el ejercicio 2005 –empieza el 1 de octubre próximo- y el déficit calculado para 2004 (US$ 521.000 millones) serán resistidos por ambos partidos. Pero, básicamente, son ya tema favorito de los precandidatos, como se vio en el ”pequeño supermartes” de internas locales.

Para peor “Irak se relaciona directamente con el déficit y la eliminación de partidas sociales. La gente –explica Arthur Miller, sociólogo en la universidad de Iowa- se pregunta por qué, si no había AMD en ese país, se gasta tanto allá. En tanto, no se promueve el empleo o se retacean partidas para educación y salud”.

Semanas atrás, el presidente parecía invencible. Hoy, algunos dirigentes opositores tiemblan pensando que, si le ganan, recibirán una herencia desastrosa en lo interior y exterior. Por supuesto, gran número de expertos todavía cree que Bush se impondrá, pero tal vez por márgenes y en condiciones similares a las de 2000. Inclusive hay resquemores sobre fraude en urnas electrónicas.

“Nunca fue seguro que su camino a la reelección sería miel sobre hojuelas. Es una buena apuesta, pero no invulnerable”, estima Andrew Kohout, encuestador de Pew Research Center.

En ese plano, la última compulsa de USA Today/CNN/Gallup apunta como contendor dominante a John Kerry, senador por Massachusetts. Si se impusiese pronto como candidato, le ganaría a Bush por 53 a 46% del voto válido. Otro encuestador, John Zogby, sostiene que el país sigue tan partido por la mitad como en el virtual empate de hace cuatro años.

Pero “sería erróneo subestimar a Bush”, afirma Elsner. “En cuanto los demócratas tengan fórmula, habrá una sostenida ofensiva oficialista, para la cual se dispone de US$ 140 millones, en gran parte aún por gastar”. Columnistas alemanes, canadienses e italianos vislumbra otro tipo de riesgo para el presidente: que nuevos escándalos tipo Halliburton acaben con el vice Richard Cheney, neurona y compañero de fórmula de Bush. “Este Dick se parece mucho al otro Dick”, decía un comentarista de TV, aludiendo a Richard Nixon.

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