La primera tarea del canciller que reemplazó a Antonio Patriota es retomar la agenda de los temas pendientes, para lo que deberá hacer un delicado equilibrio entre los ásperos desencuentros por el comercio administrado y el fuerte interés que tiene Brasil en que se avance sin trabas con las negociaciones para un Acuerdo de Asociación Integral entre el Mercosur y la Unión Europea, según analiza Dante Sica, director de abeceb.com.
Las negociaciones por el nuevo acuerdo vienen retrasadas a pesar de que, durante la última visita de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff a la Argentina, a finales de abril, ambas mandatarias aseguraron que se nombrarían comisiones para avanzar sobre el tema. De hecho se dieron algunos pasos, pero sin duda que esta será una oportunidad para retomar la marcha.
A partir de 2011, cuando Argentina instaló fuertes restricciones comerciales, la relación bilateral con Brasil fue deteriorándose progresivamente hasta llegar en la actualidad a su nivel más bajo en la última década, reseña el economista.
La visita del nuevo ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Luiz Alberto Figueiredo, se inscribe dentro de esta realidad y seguramente tiene entre sus objetivos reencausar los vínculos comerciales y las condiciones para las inversiones de las empresas brasileñas, tanto de las ya instaladas como de las que proyectan venir.
La primera tarea del canciller en este sentido es retomar la agenda de los temas pendientes, para lo que deberá hacer un delicado equilibrio entre los ásperos desencuentros por el comercio administrado y el fuerte interés que tiene Brasil en que se avance sin trabas con las negociaciones para un Acuerdo de Asociación Integral entre el Mercosur y la Unión Europea.
La semana pasada se iniciaron en Argentina las consultas entre funcionarios y cámaras empresarias sobre la propuesta que llevará nuestro país y que debe ser consensuada con las del resto del bloque.
Para Brasil es fundamental que se avance lo más rápido posible en esta etapa individual de cada miembro, porque su intención es que el intercambio de ofertas se concrete antes de finalizar el presente año. Tanto los empresarios como los funcionarios brasileños tienen muchas expectativas puestas en este acuerdo, debido a las posibilidades que ven el mercado europeo para sus productos en momentos en los que la economía brasileña se torna lenta.
Por otro lado, uno de los temas más importantes que Figueiredo deberá encarar junto con su par argentino y con los funcionarios involucrados, es la negociación por un nuevo Acuerdo Automotriz Bilateral. Formalmente el acuerdo, que regía desde el 1º de julio de 2008, caducó a partir del pasado lunes 1º de julio de 2013. Esto es porque si bien en el artículo 3° del Protocolo se establece su vigencia hasta el 30 de junio de 2014, en el artículo 11 se explicita que partir del 1º de julio de 2013 el comercio de productos automotores entre las Partes no tendrá aranceles ni limitaciones cuantitativas.
Lo importante de la caducidad del acuerdo es la finalización de la aplicación del Coeficiente de Desvío sobre las Exportaciones en el Comercio Bilateral (mejor conocido en el sector como “Flex”). Se trata de un parámetro que define el nivel máximo de importaciones de vehículos y autopartes que se puede realizar desde el país socio por cada dólar exportado de dichos ítems. Para que el Flex se cumpla, los niveles reales de comercio según el ratio citado no deben sobrepasar el parámetro definido.
Replanteo de la relación
Los puntos ásperos de las trabas comerciales que Figueiredo deberá empezar a limar serían la parte más complicada del replanteo de la relación.
Las rispideces avanzaron en este aspecto desde el año pasado por la necesidad de Argentina de sostener el superávit comercial como única herramienta de generación genuina de divisas en la economía, lo que se llevó a cabo a través de una medida unilateral y de aplicación discrecional como las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importaciones (DJAI’s).
El objetivo fue reducir los déficit comerciales más significativos a nivel sectorial, alcanzando a varios rubros donde Brasil es uno de los principales proveedores. Las posiciones se endurecieron en especial porque las menores importaciones desde ese destino muchas veces no se vieron compensadas por una mayor producción local en Argentina, sino por un crecimiento simultáneo de productos de otros orígenes, en especial China.
A esta situación se sumó la desprolija suspensión del proyecto de la minera brasileña Vale en Mendoza, de la que aún se sienten las consecuencias en la relación bilateral, junto a la reciente situación de Petrobras.
La misión entonces de Figueiredo es tantear el terreno sobre el que se asienta una relación que se encuentra en el punto más bajo de los últimos 10 años.
Cabe esperar que la voluntad política y la vocación de integración en los dos países sean suficientes para resolver los frentes abiertos. Aunque es probable que asistamos en un futuro a un cambio de paradigma en la forma en que se relacionen ambos países, finaliza Sica.
Evolución del Saldo comercial con Brasil. Enero-Agosto de cada año. En millones de U$S mensual.
FUENTE: abeceb.com con base en datos oficiales de Brasil.