Si bien las empresas tienden a pensar que para aumentar la productividad se requieren grandes inversiones o transformaciones, el desafío es tomar conciencia de los costos reales involucrados y las mejoras que pueden lograr con mayor eficiencia en los procesos.
La industria argentina consume en su conjunto alrededor del 25% del total de la energía en nuestro país. En tal sentido, es de vital importancia definir estrategias que apunten a reducir su consumo, principalmente en el funcionamiento de motores en sus diversos usos. La tecnología colabora en la reducción significativa de los gastos energéticos y operativos, el logro de las metas de sustentabilidad y competitividad, la transformación del estilo y los procesos de negocio y la creación de ambientes de trabajo seguros. El desafío es evidente: producir más consumiendo menos.
Sin importar el sector, se estima que aproximadamente el 90% de la industria utiliza aire comprimido, y más del 20% de la energía consumida proviene de su utilización. Ya sea en la producción de alimentos y bebidas, productos farmacéuticos, químicos, en la industria automotriz, textil, electrónica y de semiconductores; al igual que en otros procesos, el aire comprimido juega un papel fundamental. Su principal objetivo es aprovechar la capacidad de compresión que tiene el aire atmosférico por sí mismo y utilizarlo para realizar trabajos mecánicos.
Su aplicación puede ser costosa ya que representa más del 70 % del costo total de propiedad en importes de electricidad. Por ello, los compresores de velocidad variable, también conocidos como VSD, son una excelente opción para las instalaciones que tienen fluctuaciones en su demanda de aire, como las plantas que funcionan con varios turnos durante el día y aquellas en las que la demanda varía a lo largo de la jornada. La velocidad del motor se ajusta automáticamente según la demanda y ayuda a conseguir un ahorro de energía del 35-50 %, eliminando todo gasto innecesario.
La clave de la innovación de los VSD+ reside en el tren de transmisión, la combinación del motor y el elemento compresor. El motor interior de imanes permanentes (iPM) ha sido diseñado con especial atención a las necesidades de refrigeración y eficiencia, y permite tener una protección IP65 -100 % libre de contaminación del polvo. No hay acoplamiento o engranajes entre el motor y el elemento; es un compresor de transmisión directa, excepcionalmente silencioso y muy eficiente. El tren de transmisión del VSD+ es un circuito cerrado y, tanto el motor como el elemento, están refrigerados con aceite.
Esta última generación de compresores es especialmente adecuada para la industria minera y la del cemento, ya que protegen completamente ante el polvo y la humedad del ambiente, lo que garantiza un funcionamiento confiable, incluso en las condiciones ambientales más exigentes. Esta confiabilidad también ofrece una larga vida útil, libre de problemas, en aplicaciones en la industria general a temperaturas ambiente de hasta 55° C.
Estas máquinas son capaces de realizar operaciones start/stop ilimitadas y puestas en marcha incluso a baja carga todas las veces que la ituación lo requiera. Esto contribuye a mantener una presión continua y estable en toda la instalación así como todas las ventajas derivadas de un funcionamiento intuitivo y de elevado rendimiento. Durante el proceso de compresión se genera calor que puede llegar a utilizarse en posteriores procesos industriales, reduciendo las emisiones de CO2.
Invertir en eficiencia energética conlleva beneficios tanto económicos como ambientales, que despiertan el interés de inversión de empresas y gobierno. Maximizar el uso eficiente de los recursos, optimizar el rendimiento y reducir la demanda de energía son desafíos constantes que solo se pueden alcanzar con liderazgo.
* Gerente de Línea de Negocios, área de negocios Compressor Technique en Atlas Copco Argentina