El gobierno sólo intervendría en la canasta básica, Moreno incluido, y desdoblaría la economía restante

Por estas horas, se analiza descentralizar la gestión económica y el tipo de cambio para reservar el estricto control estatal a la incidencia interna de los alimentos y la energía y liberar lo demás, a fin de crear un ambiente de negocios.

30 abril, 2008

La experiencia de Hugo Chávez en Venezuela, de desdoblar el mercado
cambiario, hace rato que seduce a miembros del entorno presidencial. Es porque
el comercio exterior argentino genera unos US$ 70.000 millones este año,
contra casi US$ 60.000 de importaciones, lo cual asegura superávit de
balanza comercial que garantice una paridad sin tensiones.

Y de hecho, la intervención estatal en los registros de ventas de productos
agropecuarios y en las licencias y aranceles por el lado de las entradas de
mercaderías hace pasar buena parte de las operaciones por la órbita
pública.

Hay por otro lado un movimiento financiero de salida e ingreso de capitales
que se ejecuta mayoritariamente a través de los bancos (y por tanto pasible
de ser verificado en gran medida) que responde a factores especulativos de corto
plazo y que está globalizado dentro de la inestabilidad internacional
de los mercados.

La convivencia de ambos tipos de cambio en épocas de desequilibrio comercial
solía formar una brecha en las cotizaciones, que alentaba la sobrefacturación
y subfacturación en las transacciones con el exterior, lo cual creaba
bolsones de evasión de impuestos y de divisas.

El ex presidente Néstor Kirchner aprovechó la tribuna partidaria
para dar un doble mensaje: le dijo al pueblo que el gobierno le asegura que
coma primero para recién después exportar el resto, pero a los
productores, que saben que el consumo interno no absorbe más de 10 %
del total extraído de la tierra, les transmitió lo mismo al revés,
o sea que poner los alimentos al alcance de la gente implica destinar un porcentaje
marginal del pingüe negocio internacional que pueden concretar con las
exportaciones.

El único problema coyuntural está en la ganadería, tanto
en el rubro carne, cuanto en la lechería, donde la acción de la
Secretaría de Comercio aparece más incisiva para que el abastecimiento
interno se haga a los valores convenidos.

Nivel de subsistencia

Va así quedando delineada una canasta doméstica que integran
los alimentos y otras necesidades básicas, como los servicios públicos
y la vivienda, que definen el nivel mínimo de subsistencia que el gobierno
debe garantizar, sin depender de tomar parte en las carreras espiraladas entre
los precios y los salarios.

El compromiso de Hugo Moyano de que la CGT tenga una parte activa en el control
del bolsillo de sus afiliados, más que en la actualización de
los sueldos, se vincula al rol activista que el ex presidente imagina para el
PJ avenido a sostén callejero del gobierno de su esposa.

Los piqueteros, en cambio, serían corridos hacia la vereda de los planes
sociales, aunque con un ojo puesto en la canasta básica.

La definición de esta línea divisoria en el consumo, que Brasil
viene realizando para incorporar indigentes en la economía desde la gestión
de Lula, aunque prescindiendo de tasas espectaculares de crecimiento, ha sido
materia de ensayo y error desde la segunda mitad del gobierno de Kirchner. Y
su gladiador callejero, más profano que lego, Guillermo Moreno, es quien
aprendió a bucear en los intersticios de la economía nacional
donde se crían las más brutales ganancias, precisamente por la
acción monopólica, no sólo de las corporaciones formadoras
de precios, sino por los intermediarios que anidan en la comercialización
hasta la llegada de los productos a los hogares. Fundamentalmente, los frescos.

No significa que le haya tomado la mano al circuito, sino que reunió
la más completa información de campo que gobierno alguno haya
tenido desde que se tenga memoria.

Moreno rompió el termómetro de los precios que sigue el INdEC
con el propósito de trazar la línea que identifique las necesidades
básicas, con lo cual la etapa a encarar sería ir dejando fuera
de la tutela estatal el resto de las relaciones entre consumidores y fabricantes,
aunque a éstos se los seguirá cobijando en protecciones aduaneras
frente a la competencia importada.

La excepción continuarán siendo aquellos servicios con prestación
deficiente por parte del Estado, como la educación, la salud y la vivienda,
que deberán seguir siendo mixtos para cumplir con el derecho constitucional
de todos los habitantes a recibirlos.

La luz, el gas, el agua y el transporte de pasajeros, cuya tarifa está
congelada al tiempo que las empresas prestatarias reciben subsidios, también
serían pasibles de un corte en las facturas, que deje a los consumos
básicos y a las áreas residenciales de menor poder adquisitivo
dentro de los actuales valores, mientras a los demás se les aplicaría
una tabla progresiva; algo similar a lo que hizo la Ciudad de Buenos Aires con
el ABL.

Los combustibles y peajes es un tema del que hasta ahora no se conocen conclusiones
a priori, ya que el gobierno no terminó de asentar a YPF como reguladora
de las naftas y recién ahora se supo que Esso no se irá del país,
como tampoco lo hizo Shell, a pesar de los frontales enfrentamientos con Guillermo
Moreno.

En cuanto a la materia prima faltante, el gobierno ya asumió que deberá
asumir el costo fiscal de la importación puesta a valores afines a los
finales de la tabla tarifaria impuesta a las prestatarias.

Alimentos y energía

Lo que está claro en el esquema de los hombres que acompañan
más de cerca a los Kirchner es que la energía y los alimentos
no saldrán de las planillas oficiales, ni dejarán de ser bastiones
en el movimiento de las divisas y del fisco. Ergo: seguirán siendo materia
de intervención del Estado en general y de Moreno en particular.

¿Es necesario en este contexto continuar mezclando funciones entre los
Ministerios de Economía, de Planificación Federal y la Secretaría
de Comercio, cada vez más como ente autónomo?

La hipótesis de un desdoblamiento del Ministerio de Economía,
que en la práctica sería un “desguace” ha ganado adeptos
en las últimas horas, además de ser un caballito de batalla de
la Unión Industrial Argentina desde el año pasado.

No se sabe si en el marco de una reforma ministerial completa que acompañe
el relanzamiento del gobierno el 25 de mayo,

Las Finanzas y la Hacienda, con el actual titular de Economía, Carlos
Fernández, con perfil de “tesorero”, al frente, seguirían
ocupando el Palacio de Hipólito Irigoyen 250.

Todo lo que tiene que ver con los bienes transables iría a parar a un
organismo que reúna al comercio y la industria, mientras la energía,
los combustibles, transportes y servicios públicos quedarían,
quizá bajo otro nombre, en el radio de Planificación Federal.

Las inversiones, muchas de ellas concertadas con los empresarios afines al
gobierno en el marco del Acuerdo del Bicentenario, se repartirán entre
obras públicas y mixtas, las primeras concertadas con gobernadores e
intendentes y las segundas con hombres de negocios. ¿Implicará
un desdoblamiento del Ministerio de Planificación Federal en Energía
y Transporte, por un lado, y Planeamiento, por otro? ¿Sobrevivirá
De Vido a una partición de funciones como la inmanente a cualquiera de
esas variantes?

Como Moreno actúa por sí mismo como ministro y blande la ley
de abastecimiento como arma intimidatoria, no sería extraño que
quedara a cargo de una supersecretaría de Precios y Abastecimiento, que
como la de Medio Ambiente dependiera directamente de la Presidencia.

La gran incógnita reside en cómo funcionaría la Jefatura
de Gabinete en una descentralización del estilo de la que se discute
por estas horas en esferas del poder. Y más que el cómo, la pregunta
sería primero el quién.

Alberto Fernández ha oficiado hasta ahora de ejecutor administrativo
de las políticas de gobierno dictadas en la mesa chica de Olivos y Calafate,
mientras Julio de Vido gestiona en el área de los negocios.

La presencia del secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini, en las
reuniones con empresarios para delinear las inversiones que anunciará
la presidenta el 25 de mayo es indicativa, en principio, de que Alberto Fernández
no participa de los bosquejos que se preparan con vistas al 2011.

La creación de un ambiente de negocios en el contexto de una economía
con altas tasas de crecimiento es la apuesta de los Kirchner para fortalecerse
políticamente.

Flujo de capitales

El flujo de capitales en un concierto internacional disperso y pendiente de
la reacción que pueda tener la economía norteamericana desde los
umbrales de la recesión tiene arribos espasmódicos por estas playas,
sobre todo debido a que la moneda marcha a contramano de la revaluación
de los vecinos y abarata activos, con lo cual aparecen oportunidades puntuales
de inversión externa.

La nivelación de estos movimientos de fondos, según se consideraba
en el contexto de un desdoblamiento cambiario, podría canalizarse a través
de un eventual tipo de cambio financiero que vaya por cuerda separada a la del
comercio exterior.

En estos momentos conviven múltiples tipos de cambio en un solo mercado
e interactúan sobre la base de las liquidaciones de divisas de las exportaciones,
que con su estacionalidad obligan a la permanente intervención del Banco
Central para sostener la competitividad cambiaria.

En el primer trimestre, se registraron señales aparentemente contradictorias
en lo que respecta al flujo de divisas. Crecieron tanto la inversión
extranjera directa como la formación de activos en el exterior, debajo
de la corriente comercial que nutre la plaza.

Entre enero y marzo de 2008, el sector privado no financiero registró
por tercer trimestre consecutivo ingresos netos récord por inversiones
directas de no residentes, con un total de US$ 1.229 millones. Pero al mismo
tiempo se detectó la salida neta de US$ 2.273 millones, principalmente
a través de la compra de dólares.

La información la aportó el Banco Central en su informe trimestral
sobre el balance cambiario, el cual anticipa los datos que en pocas semanas
más difundirá el INDEC en la balanza de pagos del país
con el resto del mundo.

Dentro de las primeras operaciones, destacó la autoridad monetaria que
“sobresalió la oferta pública de adquisición (OPA)
de una empresa del sector siderúrgico, que implicó ingresos en
el mercado único y libre de cambios por unos US$ 550 millones. Asimismo,
se observaron aportes de fondos frescos en los sectores petróleo US$
75 millones; agricultura y ganadería US$ 60 millones; comercio US$ 55
millones; automotriz US$ 50 millones y minería US$ 50 millones”.
En este rubro, la estadística del Central da cuenta de una marcada tendencia
ascendente, con subas interanuales del orden de 80 %.

Mientras que en el segundo caso, la demanda neta de activos externos, “se
originó principalmente en la compra de billetes en moneda extranjera
por parte de residentes, que fue el componente que mostró una mayor sensibilidad
frente a la inestabilidad de los mercados internacionales registrada a partir
de julio del año pasado”.

La experiencia de Hugo Chávez en Venezuela, de desdoblar el mercado
cambiario, hace rato que seduce a miembros del entorno presidencial. Es porque
el comercio exterior argentino genera unos US$ 70.000 millones este año,
contra casi US$ 60.000 de importaciones, lo cual asegura superávit de
balanza comercial que garantice una paridad sin tensiones.

Y de hecho, la intervención estatal en los registros de ventas de productos
agropecuarios y en las licencias y aranceles por el lado de las entradas de
mercaderías hace pasar buena parte de las operaciones por la órbita
pública.

Hay por otro lado un movimiento financiero de salida e ingreso de capitales
que se ejecuta mayoritariamente a través de los bancos (y por tanto pasible
de ser verificado en gran medida) que responde a factores especulativos de corto
plazo y que está globalizado dentro de la inestabilidad internacional
de los mercados.

La convivencia de ambos tipos de cambio en épocas de desequilibrio comercial
solía formar una brecha en las cotizaciones, que alentaba la sobrefacturación
y subfacturación en las transacciones con el exterior, lo cual creaba
bolsones de evasión de impuestos y de divisas.

El ex presidente Néstor Kirchner aprovechó la tribuna partidaria
para dar un doble mensaje: le dijo al pueblo que el gobierno le asegura que
coma primero para recién después exportar el resto, pero a los
productores, que saben que el consumo interno no absorbe más de 10 %
del total extraído de la tierra, les transmitió lo mismo al revés,
o sea que poner los alimentos al alcance de la gente implica destinar un porcentaje
marginal del pingüe negocio internacional que pueden concretar con las
exportaciones.

El único problema coyuntural está en la ganadería, tanto
en el rubro carne, cuanto en la lechería, donde la acción de la
Secretaría de Comercio aparece más incisiva para que el abastecimiento
interno se haga a los valores convenidos.

Nivel de subsistencia

Va así quedando delineada una canasta doméstica que integran
los alimentos y otras necesidades básicas, como los servicios públicos
y la vivienda, que definen el nivel mínimo de subsistencia que el gobierno
debe garantizar, sin depender de tomar parte en las carreras espiraladas entre
los precios y los salarios.

El compromiso de Hugo Moyano de que la CGT tenga una parte activa en el control
del bolsillo de sus afiliados, más que en la actualización de
los sueldos, se vincula al rol activista que el ex presidente imagina para el
PJ avenido a sostén callejero del gobierno de su esposa.

Los piqueteros, en cambio, serían corridos hacia la vereda de los planes
sociales, aunque con un ojo puesto en la canasta básica.

La definición de esta línea divisoria en el consumo, que Brasil
viene realizando para incorporar indigentes en la economía desde la gestión
de Lula, aunque prescindiendo de tasas espectaculares de crecimiento, ha sido
materia de ensayo y error desde la segunda mitad del gobierno de Kirchner. Y
su gladiador callejero, más profano que lego, Guillermo Moreno, es quien
aprendió a bucear en los intersticios de la economía nacional
donde se crían las más brutales ganancias, precisamente por la
acción monopólica, no sólo de las corporaciones formadoras
de precios, sino por los intermediarios que anidan en la comercialización
hasta la llegada de los productos a los hogares. Fundamentalmente, los frescos.

No significa que le haya tomado la mano al circuito, sino que reunió
la más completa información de campo que gobierno alguno haya
tenido desde que se tenga memoria.

Moreno rompió el termómetro de los precios que sigue el INdEC
con el propósito de trazar la línea que identifique las necesidades
básicas, con lo cual la etapa a encarar sería ir dejando fuera
de la tutela estatal el resto de las relaciones entre consumidores y fabricantes,
aunque a éstos se los seguirá cobijando en protecciones aduaneras
frente a la competencia importada.

La excepción continuarán siendo aquellos servicios con prestación
deficiente por parte del Estado, como la educación, la salud y la vivienda,
que deberán seguir siendo mixtos para cumplir con el derecho constitucional
de todos los habitantes a recibirlos.

La luz, el gas, el agua y el transporte de pasajeros, cuya tarifa está
congelada al tiempo que las empresas prestatarias reciben subsidios, también
serían pasibles de un corte en las facturas, que deje a los consumos
básicos y a las áreas residenciales de menor poder adquisitivo
dentro de los actuales valores, mientras a los demás se les aplicaría
una tabla progresiva; algo similar a lo que hizo la Ciudad de Buenos Aires con
el ABL.

Los combustibles y peajes es un tema del que hasta ahora no se conocen conclusiones
a priori, ya que el gobierno no terminó de asentar a YPF como reguladora
de las naftas y recién ahora se supo que Esso no se irá del país,
como tampoco lo hizo Shell, a pesar de los frontales enfrentamientos con Guillermo
Moreno.

En cuanto a la materia prima faltante, el gobierno ya asumió que deberá
asumir el costo fiscal de la importación puesta a valores afines a los
finales de la tabla tarifaria impuesta a las prestatarias.

Alimentos y energía

Lo que está claro en el esquema de los hombres que acompañan
más de cerca a los Kirchner es que la energía y los alimentos
no saldrán de las planillas oficiales, ni dejarán de ser bastiones
en el movimiento de las divisas y del fisco. Ergo: seguirán siendo materia
de intervención del Estado en general y de Moreno en particular.

¿Es necesario en este contexto continuar mezclando funciones entre los
Ministerios de Economía, de Planificación Federal y la Secretaría
de Comercio, cada vez más como ente autónomo?

La hipótesis de un desdoblamiento del Ministerio de Economía,
que en la práctica sería un “desguace” ha ganado adeptos
en las últimas horas, además de ser un caballito de batalla de
la Unión Industrial Argentina desde el año pasado.

No se sabe si en el marco de una reforma ministerial completa que acompañe
el relanzamiento del gobierno el 25 de mayo,

Las Finanzas y la Hacienda, con el actual titular de Economía, Carlos
Fernández, con perfil de “tesorero”, al frente, seguirían
ocupando el Palacio de Hipólito Irigoyen 250.

Todo lo que tiene que ver con los bienes transables iría a parar a un
organismo que reúna al comercio y la industria, mientras la energía,
los combustibles, transportes y servicios públicos quedarían,
quizá bajo otro nombre, en el radio de Planificación Federal.

Las inversiones, muchas de ellas concertadas con los empresarios afines al
gobierno en el marco del Acuerdo del Bicentenario, se repartirán entre
obras públicas y mixtas, las primeras concertadas con gobernadores e
intendentes y las segundas con hombres de negocios. ¿Implicará
un desdoblamiento del Ministerio de Planificación Federal en Energía
y Transporte, por un lado, y Planeamiento, por otro? ¿Sobrevivirá
De Vido a una partición de funciones como la inmanente a cualquiera de
esas variantes?

Como Moreno actúa por sí mismo como ministro y blande la ley
de abastecimiento como arma intimidatoria, no sería extraño que
quedara a cargo de una supersecretaría de Precios y Abastecimiento, que
como la de Medio Ambiente dependiera directamente de la Presidencia.

La gran incógnita reside en cómo funcionaría la Jefatura
de Gabinete en una descentralización del estilo de la que se discute
por estas horas en esferas del poder. Y más que el cómo, la pregunta
sería primero el quién.

Alberto Fernández ha oficiado hasta ahora de ejecutor administrativo
de las políticas de gobierno dictadas en la mesa chica de Olivos y Calafate,
mientras Julio de Vido gestiona en el área de los negocios.

La presencia del secretario Legal y Técnico, Carlos Zannini, en las
reuniones con empresarios para delinear las inversiones que anunciará
la presidenta el 25 de mayo es indicativa, en principio, de que Alberto Fernández
no participa de los bosquejos que se preparan con vistas al 2011.

La creación de un ambiente de negocios en el contexto de una economía
con altas tasas de crecimiento es la apuesta de los Kirchner para fortalecerse
políticamente.

Flujo de capitales

El flujo de capitales en un concierto internacional disperso y pendiente de
la reacción que pueda tener la economía norteamericana desde los
umbrales de la recesión tiene arribos espasmódicos por estas playas,
sobre todo debido a que la moneda marcha a contramano de la revaluación
de los vecinos y abarata activos, con lo cual aparecen oportunidades puntuales
de inversión externa.

La nivelación de estos movimientos de fondos, según se consideraba
en el contexto de un desdoblamiento cambiario, podría canalizarse a través
de un eventual tipo de cambio financiero que vaya por cuerda separada a la del
comercio exterior.

En estos momentos conviven múltiples tipos de cambio en un solo mercado
e interactúan sobre la base de las liquidaciones de divisas de las exportaciones,
que con su estacionalidad obligan a la permanente intervención del Banco
Central para sostener la competitividad cambiaria.

En el primer trimestre, se registraron señales aparentemente contradictorias
en lo que respecta al flujo de divisas. Crecieron tanto la inversión
extranjera directa como la formación de activos en el exterior, debajo
de la corriente comercial que nutre la plaza.

Entre enero y marzo de 2008, el sector privado no financiero registró
por tercer trimestre consecutivo ingresos netos récord por inversiones
directas de no residentes, con un total de US$ 1.229 millones. Pero al mismo
tiempo se detectó la salida neta de US$ 2.273 millones, principalmente
a través de la compra de dólares.

La información la aportó el Banco Central en su informe trimestral
sobre el balance cambiario, el cual anticipa los datos que en pocas semanas
más difundirá el INDEC en la balanza de pagos del país
con el resto del mundo.

Dentro de las primeras operaciones, destacó la autoridad monetaria que
“sobresalió la oferta pública de adquisición (OPA)
de una empresa del sector siderúrgico, que implicó ingresos en
el mercado único y libre de cambios por unos US$ 550 millones. Asimismo,
se observaron aportes de fondos frescos en los sectores petróleo US$
75 millones; agricultura y ganadería US$ 60 millones; comercio US$ 55
millones; automotriz US$ 50 millones y minería US$ 50 millones”.
En este rubro, la estadística del Central da cuenta de una marcada tendencia
ascendente, con subas interanuales del orden de 80 %.

Mientras que en el segundo caso, la demanda neta de activos externos, “se
originó principalmente en la compra de billetes en moneda extranjera
por parte de residentes, que fue el componente que mostró una mayor sensibilidad
frente a la inestabilidad de los mercados internacionales registrada a partir
de julio del año pasado”.

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