sábado, 28 de diciembre de 2024

El G-7 estudia impuestos a los bancos por la eurocrisis

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La emergencia griega y su probable secuencia española reavivan al grupo de los 7. Además, “los bancos privados deberán compartir los costos de estas crisis”, se afirmó en la reunión celebrada en Iqalut, al norte de Canadá, justo al sur del círculo ártico.

<p>&nbsp;Estados Unidos, Jap&oacute;n, Alemania, Francia, Gran Breta&ntilde;a, Italia y Canad&aacute; &ndash;a su ministro de hacienda, James Flaherty, pertenece la frase excluyente del Fondo- han sacado del segundo plano el grupo de los 7. Quiz&aacute; porque su virtual sustituto, el G-8, abarca la heterodoxa Rusia y el G-20 tiene demasiados emergentes dentro.<br />
Si bien el c&oacute;nclave repite una idea de moda, &ldquo;la econom&iacute;a se recobra pausadamente&rdquo;, los titulares de econom&iacute;a o hacienda son claros: &ldquo;los programas de est&iacute;mulos deben mantenerse&rdquo;. M&aacute;xime con varios pa&iacute;ses agobiados por d&eacute;ficit fiscal o endeudamiento soberano.<br />
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La gran novedad es que en este encuentro comenz&oacute; a ganar terreno la posibilidad de imponer importantes impuestos a los bancos, para que con lo recaudado se integre un fondo que ayude a superar situaciones de crisis (bien a trav&eacute;s de un tributo sobre cada operaci&oacute;n bancaria, bien una carga seg&uacute;n el nivel de dep&oacute;sitos de cada entidad). <br />
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Los cuatro casos que centraban las preocupaciones del G-7 son Grecia (rojo en 12,7% del producto bruto interno), Espa&ntilde;a (19% del PBI, o sea &euro; 1,74 billones, 18,9% de desempleo), Portugal (9,5% de d&eacute;ficit en cuenta corriente) e Irlanda (un rescate estatal de &euro; 50.000 millones). Resulta algo irrisorio que, en este cuadro, se nombre a un portugu&eacute;s como vicepresidente del Banco Central Europeo, con el objeto de mantener a Jean-Claude Trichet en el tim&oacute;n hasta fin de 2011.<br />
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Sea como fuere, el Fondo Monetario Internacional se mantendr&aacute; al margen &ndash;su tecnocracia ortodoxa inspira desconfianza, no s&oacute;lo a Nicolas Sarkozy- y los diecis&eacute;is miembros de la Eurozona seguir&aacute;n adelante con los actuales problemas. El cambio de clima queda patente en la nueva actitud de Jean-Claude Juncker, presidente del Eurogrupo (los veintisiete ministros financieros de la Uni&oacute;n Europea). Este representante de Luxemburgo y defensor de los para&iacute;sos fiscales &ndash;su ducado es el mayor de la UE- adhiri&oacute; a Flaherty y al alem&aacute;n Wolfgang Sch&auml;uble, enemigo de los &ldquo;offshore&rdquo;. <br />
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Llam&oacute; la atenci&oacute;n que el secretario de hacienda norteamericano, Timothy Geithner hablase de &ldquo;una reacci&oacute;n global m&aacute;s firme que la prevista&rdquo;. Primero, como dijeron los franceses, &ldquo;se trataba de una crisis occidental, no mundial&rdquo;. Segundo, la recuperaci&oacute;n por ahora se limita al PBI (+5,7% en el cuarto trimestre) y al empleo en Estados Unidos (ced&iacute;a a 9,7% en enero). <br />
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