El dilema europeo es cómo regular pero con crecimiento
Wall Street inició la crisis sistémica en 2006, pero todo Occidente sufrió una recidiva en forma de recesión (2007/9). Por consiguiente, varios países de ultramar seguirán este año con desequilibrios financieros y problemas de crecimiento.
22 enero, 2010
<p>Así sostienen expertos en la escuela de negocios Wharton. Por ejemplo, “el fenómeno iniciado en 2008 sigue preocupando allende el Atlántico, si bien afecta a unos países más que a otros”, afirma Mauro Guillén. “Todos esperan que las cosas mejoren, pero no queda claro cómo lo harán”.<br />
Aparte de economías anémicas, la Unión Europea afronta una serie de problemas claves. Entre ellos, dificultades para integrarse política o económicamente, ceses de pagos soberanos, reformas regulatorias y el lugar de la organización en el globo.<br />
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La comisión europea no es muy optimista. Por ejemplo, pronostica apenas 0,75 y 1,5% de avance en el producto bruto regional este año y el próximo En 2008 la cifra fue negativa, pero había alcanzado 2,6% en 2007. A fin de 2009, por cierto, el clima era más alentador, pero debido en mucho a fuertes estímulos fiscales y monetarios que impulsan el gasto del público.<br />
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Eso se nota esencialmente en la Eurozona, vale decir los diecisiete adherentes a la moneda común y al banco central del área. Pero el crecimiento se ve trabado a causa de persistente desempleo, masivo desapalancamiento financiero, baja demanda, utilidades insuficientes y modesta expansión del crédito. <br />
John Kimberly, otro analista de Wharton, subraya que –según estimaciones de la propia CE-, el sector privado regional habrá dejado en la calle a 7.500.000 personas en 2009/10. Pese a semejantes trabas, la UE tiene potencial para consolidar su posición global, aunque ello dependa de las tendencias centrípetas del conjunto.<br />
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Por hoy, sin embargo, la UE sigue actuando como un “jugador fragmentario”, coinciden Guillén y Kimberly. Ambos subrayan que “los países no trabajan mucho por la unificación. Un caso es la creciente competencia internacional por China, donde la UE ha sido dejada atrás por Estados Unidos. A punto tal que está surgiendo un G-2 transpacífico”.<br />
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Alemania y Francia –menos atadas a la crisis del modelo anglosajón- atraviesan una reconversión menos dolorosa, este año, que otros países. Por el contrario, Grecia, Portugal, España, Irlanda e Italia andan en problemas. La primera arriesga un cese de pagos soberano, originado por especulaciones inmobiliarias. Como ocurrió hace cuatro años en EE.UU. y Gran Bretaña Por su parte, Italia amenaza convertirse en volátil por tres factores: alto desempleo, un brote agudo de racismo y un contexto político inestable, mal timoneado por Silvio Berlusconi. <br />
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Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo, no ayuda, Aferrado a una rígida obsesión inflacionaria, actúa según la receta del Bundesbank, cuyos tecnócratas operan en el propio BCE: combatir la inflación a cualquier precio, inclusive una recesión vía tasas que ni el ortodoxo banco de Inglaterra se atrevería a fomentar.<br />
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