Original enfoque: la clase media alta sufre más la inflación

Sorprendentemente, los sectores asalariados de mayores ingresos son los que más se quejan del proceso inflacionario que atraviesa la Argentina durante los últimos años, según un informe del Instituto de Estudios de Consumo Masivo.

26 octubre, 2014

Miguel Calvete, presidente de INDECOM, explicó la importante contradicción que se advierte en la interpretación de la inflación, según sea la clase social a la que se pertenece, y según él “se debe a que las aspiraciones de satisfacción de las clases más altas son más elevadas y tienen hábitos de consumo diferentes que se ven más limitados por el crecimiento de precios que los de los sectores de menores recursos”.

 

El organismo de estadísticas de consumo informó que realizó el trabajo sobre un universo de 2823 casos, tomando testimonios de consumidores de los segmentos altos, medios y bajos en partes iguales, y habiendo filtrado las muestras sobre un total de encuestados que manifestaron no apoyar ni estar afiliados a ningún partido político.

 

Los datos se recabaron durante las primeras dos semanas de octubre entre consumidores residentes en barrios de bajos, medios y altos recursos de Capital Federal (Mataderos, Pompeya, Lugano, Devoto, Balvanera, Caballito, Núñez, Recoleta y Barrio Norte), Gran Bs As (La matanza, San Isidro, Lanús, Adrogué, Florencio Varela y Monte Grande) y en el Interior del país: Mar del Plata (barrios Luro, Constitución, Centro y Los Troncos), San Miguel del Tucumán (barrios Yerba Buena, Villa Mariano Moreno, Barrio San Felipe y Centro), en Córdoba (Centro, barrios Cerro de Las Rosas, Fincas del Sur y Barrio General Arenales) y en Rosario (barrios Fisherton, Mercedes de San Martín, Centro, General Las Heras y Alberdi).

 

Los grupos de consumidores analizados se dividen en tres partes, ubicando en primer lugar a aquéllos asalariados que perciben sueldos de hasta $ 8500, que constituyen el 62 % de la población, en segundo término a quienes ganan entre $8500 y $15000, que conforman el 26 % de la sociedad argentina y, finalmente, a los que tienen ingresos superiores a los $ 15000 mensuales, y que forman parte del 12 % restante.

 

Los resultados del muestreo arrojaron que, si bien todos reconocieron que el país atraviesa un proceso inflacionario muy elevado, el 88 % conformado por los dos primeros grupos de ingresos bajos y medios mostró un nivel de insatisfacción mucho menor como consecuencia del impacto del crecimiento de precios, y de acuerdo con su nivel aspiracional, que el que declararon los consumidores que integran el 12 % de mayores ingresos.

 

Puntualmente, la media de las expectativas inflacionarias arrojó un 41% anual para los sectores de mayores ingresos, y un 34% para los sectores bajos.

 

En ese sentido, Calvete detalló que “es el nivel de frustración ante el crecimiento de precios, motorizado por las diferentes aspiraciones adquisitivas, el que amplía notablemente la brecha de percepción entre los distintos segmentos de consumo”.

 

El directivo explicó que “los sectores de menores recursos manifestaron un amplio conocimiento de los programas estatales de “Precios Cuidados”, “Procrear” y “Ahora 12”, y un alto nivel de aprobación de los mismos, porque les ha permitido resolver más fácilmente sus aspiraciones y, si bien hay un impacto inflacionario, observan que pueden obtener más artículos que antes, alcanzando objetivos de consumo que les eran casi inaccesibles antes del lanzamiento de esos planes”.

 

En cambio, el relevamiento informó que los sectores de mayores ingresos “mostraron desconocimiento y desinterés en los programas de control de precios y accesibilidad lanzados por el Gobierno Nacional por no incluir en los listados artículos de su interés” y agregó que “a raíz de esa falta de compromiso, mostraron una percepción inflacionaria aún más agresiva para sus bolsillos que la que destacaron los que menos tienen”.

 

En ese sentido, INDECOM destaca que “esa percepción de los sectores más acomodados se debe claramente a que en ese nivel buscan productos de primeras marcas y muchos más bienes durables ( indumentaria, calzado, etc)” y detalla que “ese comportamiento no es habitual en los sectores que conforman la base de la pirámide de consumo, dado que allí el 60 % de los salarios está destinado a la adquisición de la canasta alimentaria y, desde su puesta en marcha, se direcciona a los Precios Cuidados, limitando notablemente las aspiraciones de acceder a otro tipo de productos”.

 

A su vez, el sondeo refleja que en el segmento C3D, que incluye a más del 75 % de los asalariados ha habido un cambio en los hábitos de consumo, que muestra que se han comenzado a adquirir una gran cantidad de artículos de segundas marcas, acrecentando una conducta de sustitución de productos y el posicionamiento de nuevos artículos, lo que ha favorecido que el impacto inflacionario también sea más bajo que entre quienes ostentan una mejor posición económica”.

 

Finalmente, Calvete reconoció que el proceso inflacionario sigue siendo muy elevado, con un 2,04 % en septiembre, pero destacó que el informe de INDECOM ha demostrado que los planes de control de precios están funcionando bien para bajar la expectativa inflacionaria, especialmente entre los que menos tienen.

 

 

 

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